George Gaenswein, el "defensor del Papa"
Junto al secretario papal se ordenaron obispos otros tres sacerdotes, pero el que acaparó focos y parabienes fue, sin duda, monseñor Gaenswein. Tras el Papa y el cardenal Bertone, larguísima procesión de cardenales y prelados desfilaron ante él para imponerle las manos en el rito de la consagración.
Sobre la cabeza del secretario papal, algunos apoyaban las manos con fuerza y alegría. Otros, como el cardenal Sodano, ex Secretario de Estado, apenas le rozaban. Entre los consagrantes, dos españoles: el cardenal Rouco, arzobispo de Madrid, y monseñor Carlos Osoro, arzobispo de Valencia, ambos amigos personales del nuevo obispo. Entre los fieles, el embajador español ante la Santa Sede, Eduardo Gutiérrez Sáenz de Buruaga.
El secretario personal del Papa se convierte en arzobispo, pero en un arzobispo especial y con un objetivo claro y definido: convertirse en el defensor del Papa Ratzinger y de la verdad. Así lo proclama su escudo heráldico y su lema episcopal.
Monseñor Gaenswein no sólo copia el escudo de su amado Papa, sino que, además, en la otra parte del escudo colocó al dragón con una estrella. Los expertos en heráldica explican que el dragón es utilizado para representar la fidelidad, la vigilancia y el valor. Además, en la heráldica católica recuerda el dragón infernal contra el que luchó y al que derrotó San Jorge.
El Maligno (por medio de cuervos, filtraciones y Vatileaks) escupe llamaradas de fuego y odio contra la casa del Papa, pero, al menos en el escudo de monseñor Gaenswein, es neutralizado por la espada que procede de la estrella de Belén.
Toda una declaración solemne y pública de entrega total y absoluta al Papa. Una entrega subrayada con otro gesto simbólico. Y es que, el secretario de Benedicto XVI eligió como lema episcopal uno muy parecido al del propio Papa.
"Testimonium perhibere veritati", "Dar testimonio de la verdad" es el lema episcopal del nuevo prelado, mientras el del Papa reza así: "Cooperatores Veritatis", "Cooperadores de la verdad". Gaenswein ha querido dejar claro también en su lema el profundo vínculo que le une a Benedicto XVI en la defensa de la verdad, frente a las asechanzas de los enemigos de la fe. Algunos de ellos, los sufrió a su lado, en el propio Palacio Pontificio. Y otros siguen maquinando en la sombra.