Bruno Musaró, el actual nuncio en Egipto, podría suceder a Renzo Fratini El Papa se debate entre la continuidad y la ruptura para cubrir el puesto de Nuncio en Madrid
El próximo Nuncio en España será “un amigo personal del Papa”
Burno Musaró, a sus 71 años y curtido en mil batallas, conoce perfectamente el ámbito musulmán y el hispano
Francisco podría optar por un laico, como Andrea Riccardi, o incluso por una mujer, como Sor Lucía Caram o la teóloga Isabel Gómez Acebo
El relevo podría producirse este veranoEel Papa sabe que al episcopado español lo tiene “controlado” a través de sus tres cardenales de máxima confianza: Osoro, Omella y Blázquez
Francisco podría optar por un laico, como Andrea Riccardi, o incluso por una mujer, como Sor Lucía Caram o la teóloga Isabel Gómez Acebo
El relevo podría producirse este veranoEel Papa sabe que al episcopado español lo tiene “controlado” a través de sus tres cardenales de máxima confianza: Osoro, Omella y Blázquez
“El nuevo Nuncio en Madrid es amigo personal del Papa”. El anciano cardenal de la Curia, con muchos años de vuelo y conexiones contrastadas en el universo diplomático, tiene claro el perfil que ha buscado el Papa Francisco para nombrar a su delegado apostólico en España. Y, posiblemente, sepa ya el nombre del elegido, pero no suelta prenda nominal, para no romper el 'sub secreto pontificio'.
Lo que sí explicita es que “el cambio se hará en un plazo relativamente corto de tiempo” y, presumiblemente, antes del mes de agosto haya ya un nuevo inquilino en el palacio de la Avenida Pío XII de Madrid. El Papa quiere acelerar el cambio y no concederá casi prórroga a Renzo Fratini, claro exponente de la vieja guardia eclesiástica, estrechamente vinculado al cardenal Rouco Varela, durante sus casi 10 años de estancia madrileña.
Una década que transcurrió en Madrid sin pena ni gloria, pasando totalmente desapercibido para el gran público. A su predecesor, el monseñor Monteiro, se le conoció como 'el Nuncio del caldito', por invitar al entonces presidente Zapatero a un encuentro (con caldo incluido) en Nunciatura, cuando las espadas entre al Gobierno socialista y la Iglesia estaban en todo lo alto. Fratini ni siquiera tuvo mucha repercusión en el seno de la institución, entre otras cosas porque su principal labor (la elaboración de las ternas episcopales) estaban teledirigidas por el cardenal Rouco, que entonces fungía como el 'vicepapa' español.
Para cubrir la vacante de Fratini en Madrid, al Papa se le presentan fundamentalmente dos vías: la continuista o la rupturista. La continuista: nombrar a otro diplomático de carrera. Eso sí, con sintonía personal con él y alineado a favor de la dinámica de reformas que Francisco está imprimiendo a la Iglesia y que, en España, cuenta con las renuencias de un amplio, aunque no mayoritario, sector de obispos.
Es probable que Francisco opte por esta vía. Entre otras cosas, porque el Papa sabe que al episcopado español lo tiene “controlado” a través de sus tres cardenales de máxima confianza: Osoro, Omella y Blázquez.
En la actualidad, son 85 los obispos con derecho a voto en la Conferencia episcopal: 68 arzobispos y obispos titulares (que regentan diócesis) y 17 obispos auxiliares. Pues, bien, la mayoría, aunque tibiamente, está alineada con Francisco. Según las votaciones de las últimas elecciones a secretario general del episcopado, son sólo (o todavía) 30 los obispos que, siguiendo las directrices del cardenal Rouco (su padrino en la sombra), votaron a favor de su candidato, Jorge Juan Fernández Sangrador, vicario general de Oviedo y mano derecha de monseñor Sanz Montes.
En definitiva, 55 obispos pro Francisco y 30 anti, pero estos últimos son poco combativos, al menos públicamente, no dan la cara y no se alinean abierta y descaradamente con el frente antipapal, que comandan el cardenal alemán Müller y el africano Sarah.
“Son mediocres hasta para eso”, dice, en otra de sus plásticas frases, el anciano curial vaticano, al referirse a los 30 prelados españoles a los que se les atraganta el Papa Bergoglio. Y añade: “Al Papa le preocupa la potente oposición de los episcopados de Estados Unidos, Alemania o Polonia, pero no la de España, que tiene controlada, y que, además, ha perdido muchas ínfulas en la geoestrategia eclesial”.
Ante esta situación española 'controlada', Francisco podría optar por el continuismo de un Nuncio con experiencia, francisquista y del que pueda fiarse. En este esquema, el que más papeletas tiene para alzarse con la Nunciatura de Madrid es el italiano Bruno Musaró.
Nacido en Andrano (Italia) en 1948, monseñor Musaró es un peso pesado de la diplomacia vaticana y lleva en su mochila una enorme experiencia diplomática, no en vano su primera nunciatura fue en Madagascar, para pasar después y sucesivamente a la de Guatemala, Perú, Cuba y Egipto, donde está en estos momentos y donde ejerce, además, de delegado apostólico ante la Liga Árabe.
A sus 71 años y curtido en mil batallas, conoce perfectamente el ámbito musulmán y el hispano, dos coordenadas vitales que podrían ayudarle mucho a desempeñar su labor en Madrid, una nunciatura que, por vocación, mira hacia Latinoamérica y hacia el Magreb. Además, conoce bien España, en cuya nunciatura estuvo ya de consejero en los años 80.
Si llega Musaró a Madrid, traerá tres encargos del Papa Francisco: estrechar relaciones con el trío cardenalicio francisquista, acercarse al Gobierno socialista y volver a tender puentes con él, y renovar las anquilosadas ternas episcopables, para posibilitar un cambio en la élite episcopal española en consonancia con la primavera de Francisco.
Pero, atrevido como es, Francisco podría optar también por la postura rupturista y, en ese caso, podría apostar por un no diplomático de carrera o, incluso, por un laico o una laica. Para ser Nuncio no hace falta ser clérigo ni estar ordenado y, por lo tanto, el Papa podría empezar por Madrid la revolución diplomática con la que sueña para la Iglesia y que tantas resistencias estás encontrando sobre todo en la Curia romana y, más especialmente, en el cuerpo diplomático, auténtico corazón del poder vaticano.
Éstos son algunos nombres de laicos 'amigos' del Papa y de reconocido prestigio: el italiano ex ministro y líder de la Comunidad San Egidio, Andrea Riccardi; el uruguayo y actual presidente de la Comisión para América Latina, Guzman Carriquiry; el argentino y actual presidente de Scholas Ocurrentes, José María del Corral; el pastor protestante y director de la edición argentina de L'Osservatore, Marcelo Figueroa, o el también argentino y rabino Abraham Skorka.
Si el Papa quisiese ir incluso más allá y nombrar a una mujer para la Nunciatura de Madrid, podría elegir entre la teóloga Isabel Gómez Acebo, emparentada con la familia real, la conocida religiosa Sor Lucía Caram, la canonista Carmen Peña, le jesuitina María Luisa Berzosa o las teólogas feministas Mercedes Navarro y Pilar de Miguel.
Con cualquiera de ellas en la sede de la nunciatura, el Papa Francisco no sólo daría un golpe de efecto, sino que, además, demostraría con hechos y con signos eso que suele decir tan a menudo: “La mujer es la imagen de la Iglesia, que es mujer, es esposa, es madre. Un estilo. Sin este estilo, hablaríamos del pueblo de Dios, pero como una organización, quizás un sindicato, pero no como una familia nacida de la Iglesia Madre”.