El caso de Inmaculada, ¿eutanasia o buena muerte?

No opinan lo mismo los cardenales Antonio Cañizares (Toledo) y Carlos Amigo (Sevilla), ni el portavoz de la Conferencia Episcopal, Juan Antonio Martínez Camino. El primado de Toledo expresó su oposición relacionando el caso con la práctica de la eutanasia, ilegal en España. Dijo: "La eutanasia es siempre ilegítima y un atentado contra la dignidad y la vida humana. Desconectar a una persona de un aparato que entra dentro de las medidas normales es sencillamente que el hombre puede quitarse la vida".
El cardenal Amigo llegó incluso a hablar de la pena capital, al declararse "abiertamente en contra de todo tipo de pena de muerte, tanto la legal como la autoadministrada". Y el portavoz de los obispos, el jesuita Martínez Camino, sostuvo que la vida humana "nunca puede ser eliminada ni por acción ni por omisión".
No todos los eclesiásticos comparten esas opiniones, muchos incluso las rebaten con energía. Es el caso del teólogo jesuita Juan Masía, uno de los más prestigiosos especialistas en Bioética, emérito profesor de Ética en la Universidad Sophia (Tokio) y ex director de la Cátedra de Bioética de la Pontificia Comillas (Madrid). Ayer sostuvo que la petición de Inmaculada Echevarría de que se le retire el respirador que la mantiene con vida, y la decisión de hacerlo, están "totalmente de acuerdo con la más tradicional moral católica y con la ley de Autonomía del Paciente".
Añadió: "Cuando un cardenal como Cañizares confunde este tema con la eutanasia, un cardenal como Amigo lo confunde con la pena de muerte, y el portavoz de los obispos lo confunde con el homicidio por omisión, hay que decirles a los tres, con el respeto debido, que repasen su teología moral, quizás un poco olvidada. Lo que mata es la enfermedad, no la retirada del soporte que prolonga artificialmente la agonía. Como escribía Juan Pablo II, 'la vida del cuerpo en su condición terrena no es un valor absoluto' (encíclica Evangelium vitae, n. 47)".
La contundente opinión de los prelados Cañizares, Amigo y Martínez Camino, miembros los tres del Comité Ejecutivo de la Conferencia Episcopal, contrasta incluso con documentos de ese organismo, redactados por sus antecesores a finales del siglo pasado. En ellos la Conferencia Episcopal acepta abiertamente "mecanismos" para evitar el llamado ensañamiento terapéutico en enfermos "irrecuperables".