"No habrá Navidad para mí, si en ella no entra el otro, los otros, los pobres" Agrelo: "Aquel a quien esperamos, viene para ser evangelio de los pobres"
"Se nos ha hecho apremiante la recuperación de la verdad: la verdad de nuestro Adviento, la verdad de nuestra Navidad, la verdad de nuestra fe, la verdad de nuestra vida"
"Ir, escuchar, y no dar por simple o por sabida o por desechable la palabra del profeta"
"Todos somos invitados a fijarnos en el otro, en el pobre, en el que no tiene una túnica con que vestirse, en el que no tiene comida con que alimentarse, en el que no tiene lo que necesita para vivir con dignidad"
"Preparemos una Navidad que sea evangelio para los pobres: para los excluidos del trabajo, para los condenados a la precariedad, para los que valen menos que una juerga o treinta monedas"
"Todos somos invitados a fijarnos en el otro, en el pobre, en el que no tiene una túnica con que vestirse, en el que no tiene comida con que alimentarse, en el que no tiene lo que necesita para vivir con dignidad"
"Preparemos una Navidad que sea evangelio para los pobres: para los excluidos del trabajo, para los condenados a la precariedad, para los que valen menos que una juerga o treinta monedas"
Se nos ha hecho apremiante la recuperación de la verdad: la verdad de nuestro Adviento, la verdad de nuestra Navidad, la verdad de nuestra fe, la verdad de nuestra vida. Se nos ha hecho apremiante que a todo devolvamos el sabor de la autenticidad.
Para allanar el camino por el que volver a lo verdadero, a lo que no engaña, se nos ha hecho necesario y apremiante escuchar al Precursor de la Verdad, ir a Juan, y preguntarle, como hacía la gente de la que habla el evangelio: “Entonces, ¿qué hacemos?”; como si fuésemos aquellos publicanos: “Maestro, ¿qué hacemos nosotros?”; lo mismo que aquellos militares: ¿qué hacemos nosotros?”
Ir, escuchar, y no dar por simple o por sabida o por desechable la palabra del profeta.
Si escucho y creo, la palabra me indica el camino que lleva al encuentro de la Verdad. Ese camino son los otros: los pobres.
A mí, que voy preguntando por mi vida, la palabra del profeta me señala la necesidad en que se encuentra mi hermano, el derecho que asiste a mi hermano, la vida de mi hermano.
Aquella gente, aquellos publicanos, aquellos soldados de entonces, en su Adviento, en su deseo de prepararse para recibir al Mesías del Señor, y nosotros en este tiempo de preparación para la Navidad, todos somos invitados a fijarnos en el otro, en el pobre, en el que no tiene una túnica con que vestirse, en el que no tiene comida con que alimentarse, en el que no tiene lo que necesita para vivir con dignidad.
Y si me pregunto por qué han de ser los otros el camino por el que Cristo Jesús venga a mi encuentro, el camino por el que yo vaya al encuentro de Cristo Jesús, algo dentro de mí, a voces, sugiere que él se despojó de su rango para que yo tuviese un vestido de gracia y santidad, él bajó del cielo para ser el pan de mi peregrinación en el mundo, él tomó la condición de esclavo para liberarme de mis esclavitudes.
No habrá Navidad para mí, no entrará en mi vida Cristo Jesús, si en ella no entra el otro, los otros, los pobres.
Aquel a quien esperamos, viene para ser evangelio de los pobres: evangelio para ti, Iglesia en Adviento, comunidad creyente, comunidad de pobres evangelizados.
Tu corazón desborda de gozo porque presientes la cercanía del que es tu evangelio: “El Señor está cerca”.
Grita de júbilo, alégrate y goza de todo corazón: “¡Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel!”.
Preparemos una Navidad que sea evangelio para los pobres: para los excluidos del trabajo, para los condenados a la precariedad, para los que valen menos que una juerga o treinta monedas.
Preparemos una Navidad de verdad, una Navidad-esperanza, para los obligados a emigrar, para los abandonados en los caminos, para los innumerables vejados en nombre de los supuestos derechos de unos pocos.
Preparemos una Navidad de verdad haciendo que nazca un mundo de hermanos.
Feliz domingo. Feliz Adviento. Feliz preparación para una Navidad de verdad.
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