"Homo belicus frente al Homo sapiens: EEUU ha vuelto a apoyar incondicionalmente a Israel" Desconfío que las guerras actuales las eliminen las más altas instituciones
"Ni los Derechos Humanos, ni la ONU, ni el Consejo de Seguridad, ni los continuos llamamientos a la paz del papa Francisco, han conseguido que merezcamos ser considerados pertenecientes a la especie del Homo sapiens"
"Desconfío que las guerras actuales las eliminen las más altas instituciones, que se presentan hipócritamente como garantes de la paz, como la ONU, el Consejo de Seguridad o el Tribunal penal de la Haya"
"Deben darse medidas que duelan como retirar embajadores de los países bélicos -agresores, o romper relaciones comerciales y de todo tipo con ellos. En una sola palabra, aislarlos como enemigos de la humanidad, genocidas e indeseables"
"Deben darse medidas que duelan como retirar embajadores de los países bélicos -agresores, o romper relaciones comerciales y de todo tipo con ellos. En una sola palabra, aislarlos como enemigos de la humanidad, genocidas e indeseables"
Ni los Derechos Humanos, ni la ONU, ni el Consejo de Seguridad, ni los continuos llamamientos a la paz del papa Francisco, han conseguido que merezcamos ser considerados pertenecientes a la especie del Homo sapiens. Más bien hacemos gala de pertenecer a la especie del Homo belicus.
Las continuas guerras sitúan a la humanidad en un callejón sin salida porque no se deslumbra un horizonte en el que todos los países asuman como una exigencia moral dar credibilidad a la ONU, aunque sus resoluciones no sean vinculantes. Aunque sí lo son las del Consejo de Seguridad de la ONU. Pero este Consejo adolece de carecer una estructura democrática, ya que cinco países ( China, Rusia, Francia, Reino Unido y EEUU) tienen concedido el derecho al veto, por el que solo uno de esos países puede anular una resolución aprobada por los catorce países restantes.
De ese modo, el Consejo de Seguridad no es un buen garante de la paz, al resultar muy difícil hacer cumplir una resolución que pretenda frenar un conflicto bélico o una situación que afecte gravemente a los derechos humanos del colectivo de un país. Es lo que está pasando en Israel, que mantiene la guerra contra Gaza gracias a los tres vetos de EEUU contra el resto de los miembros para dar fin a esa guerra. En la última votación, EEUU se abstuvo, por lo que la resolución del alto el fuego fue aprobada. Pero sin ningún efecto, ya que EEUU ha continuado armando a Israel, y Netanyahu ha afirmado que nadie va a conseguir que pare el fuego.
"EEUU ha vuelto a apoyar incondicionalmente a Israel, al vetar que Palestina sea considerada miembro de la ONU, como también a la creación del Estado de Palestina"
En la última reunión del Consejo de Seguridad, EEUU ha vuelto a apoyar incondicionalmente a Israel, al vetar que Palestina sea considerada miembro de la ONU, como también a la creación del Estado de Palestina. Hay que estar ciego para creer en esa posibilidad, a la luz de los acontecimientos del pasado y del presente. Del 44% del territorio concedido por la ONU en 1947 al futuro Estado de Palestina, solo le queda el 15% por la imparable invasión de Cisjordania por los colonos judíos, impulsada por Netanyahu, siguiendo el mensaje sionista de Ben Gurion, el primer ministro de Israel entre 1948 y 1953, de llegar a conquistar toda Palestina, incluso recurriendo al terrorismo del brazo armado de Haganah, en contra de la creación de dos Estados.
"Del 44% del territorio concedido por la ONU en 1947 al futuro Estado de Palestina, solo le queda el 15% por la imparable invasión de Cisjordania por los colonos judíos, impulsada por Netanyahu, siguiendo el mensaje sionista de Ben Gurion, el primer ministro de Israel entre 1948 y 1953, de llegar a conquistar toda Palestina"
Discurso de Ben Gurion
“El sionismo ha alcanzado su meta el 14 de mayo de 1948 con la creación del Estado judío, y mucho más de lo que esperaba, gracias a las fuerzas del brazo armado de la Haganah. Este, sin embargo, no es el fin de nuestra lucha, sino que empezamos hoy y tenemos que seguir hasta crear un Estado desde el Éufrates hasta el Nilo. Tenemos intención de conquistar más y más”.
Ese discurso sumió a los palestinos en una situación de vecinos rechazables a los que había que expulsar o hacerles la vida imposible, en contra de la resolución de la ONU de pretender que israelíes y palestinos compartieran Palestina y se estableciera una buena relación de vecindad. El trasfondo religioso de esa postura intransigente por parte de Israel ya la comenté: Israel se considera el pueblo elegido de Dios que le concedió la Tierra Prometida de Canaán, donde se encuentra la Palestina actual, sin compartirla con los cananeos, a los que liquidó sin dejar ningún ser vivo. Por tanto, el sionismo conquistador es inherente al ADN del judío en su gran mayoría, y jamás consentirá, como ya adelantó Netanyahu, que los palestinos creen su propio Estado. Así es y así será en nombre de su dios Yahvé y en el de EEUU.
Los acuerdos fallidos de Oslo
Los Acuerdos de Oslo fueron la última tentativa de la creación de un Estado soberano palestino junto a Israel. La conclusión de esos Acuerdos fue la siguiente:
“Ha llegado el momento de poner fin a decenios de enfrentamientos y conflictos, de reconocer sus legítimos derechos políticos mutuos, de tratar de vivir en un régimen de coexistencia pacífica y de dignidad y seguridad mutuas, y de llegar a una solución de paz justa, duradera y global y a una reconciliación histórica por conducto de un proceso político convenido”.
La OLP reconocía por primera vez la existencia de Israel e Israel reconocía a la OLP como representante legítimo del pueblo palestino. La base del acuerdo se centraba en la creación de “un gobierno autónomo provisional palestino” para Cisjordania y Gaza durante un periodo de transición “de no más de cinco años”, que debía desembocar en “una solución permanente” basada en la resolución 242 del Consejo de Seguridad de la ONU, la cual exigía la retirada “de las fuerzas israelíes de territorios que ocuparon durante la guerra de 1967” y la creación de un Estado soberano palestino junto a Israel. La Autoridad Palestina, creada gracias a los Acuerdos de Oslo, era el primer paso en el camino.
"Atrapados en una solución que ya no es posible"
Sin embargo, un investigador de PRIO señala que “desde 1993 todas las acciones de Israel han ido en contra de la solución de los dos Estados” que, según él, ya es imposible de alcanzar. “La paradoja es que los palestinos y la comunidad internacional están atrapados en una solución que ya no es posible y lo trágico es que no hay una alternativa sobre la mesa”
Reflexión final
La guerra como solución a los conflictos humanos, en vez de cerrar heridas las abre aún más. Un mundo que no haya asumido la concordia, la convivencia respetuosa con otros países y las negociaciones en caso de conflicto, dejando atrás los enfrentamientos bélicos, es un mundo que ha perdido el norte, y que por tanto va camino de la autodestrucción.
"Un mundo que no haya asumido la concordia es un mundo que ha perdido el norte, que va camino de la autodestrucción"
Lo que está ocurriendo en Gaza es una infamia de grandes proporciones, por la espantosa masacre de 33.000 gazatíes, siendo el 70% mujeres y niños, y sin que se deslumbre el final de la agresión genocida de Israel, que ya dura seis meses. Desconfío que las guerras actuales las eliminen las más altas instituciones, que se presentan hipócritamente como garantes de la paz, como la ONU, el Consejo de Seguridad o el Tribunal penal de la Haya. Deben darse medidas que duelan como retirar embajadores de los países bélicos -agresores, o romper relaciones comerciales y de todo tipo con ellos. En una sola palabra, aislarlos como enemigos de la humanidad, genocidas e indeseables.
Comerciar con ellos, comprándoles sus productos o vendiéndoles los nuestros, es convertirse en cómplice. Pero, por desgracia nada de eso está sucediendo, ni en Rusia ni en Israel, por lo que esos países se sienten impunes e inmunes. Un panorama muy triste en pleno siglo XXI que se ha iniciado como en el siglo XX, con la Gran Guerra del año 1914 y que posteriormente se la llamó la Primera Guerra Mundial al seguirla otra, aún más cruenta, a la que se la llamó la Segunda Guerra Mundial.