Yo estoy seguro que la persona a la que amas piensa lo mismo. Y creo que, si de verdad está enamorado, quisiera seguir siendo sacerdote y esposo. Lo cual no está reñido con el dogma de ninguna manera. Pero...
¡Cuándo estas personas que rigen la Iglesia se darán cuenta! Pero todavía se han dado muy pocos pasos para la abolición del celibato. Porque pienso que de un plumazo no se puede suprimir; ha de ser poco a poco. Tengo setenta y cinco años. He luchado durante toda mi vida de casado (treinta y nueve), por conseguir la abolición de esta ley. Pero estamos casi igual que en tiempos de Pío XII: dejan vivir casados a los del rito Oriental y a los sacerdotes anglicanos que pasan al catolicismo.
Tienen muy poco en cuenta a las mujeres que se han enamorado de un sacerdote y esto también me parece muy serio. Se limitan con frecuencia, si el sacerdote quiere seguir ejerciendo y ha tenido descendencia, a una ayuda económica por el hijo.
En resumen, que la única vía de solución racional, dentro de nuestra fe, es pedir la secularización. Para ello antes es preciso buscar un modo de vida para defenderse económicamente.
Por otra parte, si el sacerdote es creyente y vocacionado, va sentir una frustración. Algunos han conseguido seguir de colaboradores en algunas iglesias de criterio abierto. Otros no hemos conseguido nada de esto, sino incomprensión e incluso cierto desprecio. Cada uno luego se las arregla como puede con su vocación. Yo afortunadamente cada vez me siento más sacerdote a pesar de que de lo oficial, nada de nada.
Durante mi vida mi profesión docente he podido enfocarla del todo como sacerdote, y aunque he tenido dificultades que me venían de fuera, lo he conseguido. Ahora, ya jubilado, a través de la página web y de este blog; te lo digo para que te des cuenta de toda problemática que lleva consigo la secularización.
Vivir una doble vida, lo comprendes muy bien, a la larga tiene que perjudicar la salud psíquica. ¡Y el alma, la gracia santificante! Por otra parte lleva consigo el peligro continuo de escándalo y al violentar la conciencia. Puede uno llegar a querer justificar su postura, pero realmente ¿no será vivir en connivencia disimulada con el pecado? Da miedo eso de llegar a deformar la conciencia moral.
*** Otro caso
¿Qué pienso del caso de sacerdote que me cuentas? Que él tiene verdadera vocación. Que si desapareciera la ley del celibato estaba todo solucionado, pero ni tú que eres más joven, ni mucho menos yo, lo vamos a conocer. El asunto va tan lento que calculo no será antes de mitades de este siglo; por lo menos en lo concerniente a que puedan casarse los sacerdotes que están en el ministerio. Antes llegará lo de ordenar a hombres casados. Después vendrá lo otro. Los pasos que se han dado son demasiado tímidos. Tan sólo se les permite vivir en matrimonio a sacerdotes anglicanos, ya casados, que se han convertido a la religión católica. Queda, pues, mucho terreno.
Me pongo en la piel de él. Tiene que sufrir mucho. Es un sacerdote de los pocos que conozco. Con un espíritu grande, sacerdotal, gran fe y esperanza y que lo está pasando mal. Él quiere seguir, pero ve la dificultad, ve que su corazón está dividido, pero quiere seguir adelante y no se decide ni a dejarlo todo, ni a romper con este amor que tiene.
Por otra parte tú me dices que necesitas casarte. Ahí radica el problema. Lo que recomiendan los que tratan de estos temas es la ruptura total. Yo no lo veo tan claro. Creo que si tenéis fuerza de voluntad y no os veis y tú no te pones dramática con la necesidad de matrimonio, os podéis incluso ayudar. Sublimar este amor humano hacia lo espiritual.
Saber que Dios es amor y que está por encima de todo. Fundamentar este amor en Él y excluir de ese amor todo cuanto pueda derivar en concupiscencia. Es muy difícil. Hace falta mucha oración. Tenéis una ventaja para ello: el no estar en la misma ciudad. Vuestra relación sería sólo por correspondencia. El internet para ello es muy bueno, pero ¿ya sabe él?
Tú le puedes ayudar y él a ti. Con el compromiso de no veros. Porque tú eres libre, pero él no. Y tú ayudarle con tus cartas a que viva su consagración a Dios. Sé que es mucho pedirte. Sé qué es una mujer y qué es un hombre. Y sé también qué es una vocación.
Este es mi parecer. Pido al Señor que me ilumine al decirte esto. Y pido al Señor por vosotros. Sigue escribiéndome cuando quieras. Yo voy a estar ausente ahora diez días.
José María Lorenzo Amelibia
Si quieres escribirme hazlo a: josemarilorenzo092@gmail.com
Mi blog: http://blogs.periodistadigital.com/secularizados.php
Puedes solicitar mi amistad en Facebook pidiendo mi nombre Josemari Lorenzo Amelibia
Mi cuenta en Twitter: @JosemariLorenz2