Comprender, antes que ayudar al invidente
Quien puede (o desea, o debe,) ayudar a una persona invidente, antes necesita saber y comprender su situación “por dentro”. Porque quien trata a los que carecen de la visión, escucha, sí, sus comentarios positivos o negativos; contempla cómo se comportan con mayor o menor agilidad. Todo desde fuera. ¿Y por dentro? ¿Y el “todo” de su persona? ¿Cómo son en su personalidad total “por dentro” quienes carecen de la visión corporal?
“Desde fuera”, y con todo respeto, intentaré como vidente exponer los aspectos que integran la persona que no ve: las metas de su vida, las exigencias para su conducta, las dificultades que encuentra en sus relaciones, las motivaciones que fluyen de su amor y las ayudas posibles que más necesita.
La persona invidente
Como adulto, es como cualquier otra persona: posee la misma dignidad, con sus valores y defectos “normales”. Pero con una grave deficiencia: la ceguera o no visión que condiciona su personalidad y su vida. La falta de vista puede provenir desde el nacimiento, posteriormente por enfermedad o por algún accidente. Y en los últimos años, por razón de su edad avanzada.
Por una causa o por otra, la persona se siente muy limitada o imposibilitada en las tareas personales y en las relaciones sociales. Ella no puede realizar lo que otros ejecutan con facilidad y rapidez. Así se explica que, en ocasiones, el discapacitado visual esté marginado en la sociedad y en la misma familia. Pero no faltan excepciones de invidentes con gran actividad en la vida familiar, social y artística.
¿Y como cristiano? Necesita una formación especial para su fe pero puede gozar de una espiritualidad profunda y hasta mística. Cierto que su vida espiritual quedará limitada al oído y con una petición constante: “Señor que vea”.
Metas a las que puede aspirar
Sus esperanzas e ilusiones están condicionadas. Mucho, y muy limitadas…Pero la historia nos habla de ciegos que con esfuerzo destacaron en la vida social y artística. Ellos, los invidentes, ejercitaron una profesión con creatividad; llevaron una vida familiar lo más “normal” posible.
Como cristianos, los invidentes aspiran a las metas comunes para todo seguidor de Jesús pero con un matiz peculiar. Especialmente, quien no ve en esta tierra, esperará ver a Dios cara a cara y para siempre.
Exigencias por su condición de invidente
Aceptar con paz, la carencia del bien-valor del que disfrutan las personas con quienes conviven.
La humildad y la paciencia para aceptar limitaciones y humillaciones.
Especial esfuerzo, gran voluntad, para superar dificultades y no tirar la toalla por su falta de vista.
Suplir la falta de visión con otros valores y virtudes.
Tratar a los demás con normalidad, no pidiendo lo que él puede realizar con algún esfuerzo
El cristiano, corporalmente invidente, practicará, de manera especial la fe para seguir a Cristo luz del mundo, presente en la Palabra y en la Eucaristía, guía y alimento espiritual; la caridad para amar a todos, ciegos y videntes, y la esperanza para caminar hacia Dios, Luz suprema en quien verá todas la Creación. Por ello, una oración preferida puede ser el salmo 42: “mi alma tiene sed de Dios, del Dios viviente: ¿cuándo iré a contemplar el rostro de Dios?
Especiales obstáculos y dificultades.
Por carecer de la vista, son muy comprensibles estas dificultades y obstáculos:
-no poder disfrutar (tratar, ver y tocar) a personas y cosas queridas;
-especial soledad e incomunicación por no poder leer libros básicos, la Palabra de Dios, la televisión, prensa, mensajes del móvil y de las redes sociales…;.
-carecer de medios normales y legítimos para su realización personal y familiar;
-encontrarse doblemente solo y aislado;
-tener que pedir ayudas…..e incomodar a otras personas;
En ocasiones, el rechazo de la ceguera, la crítica a Dios por su limitación y el desánimo ante las especiales dificultades
Sus motivacionesQuien no ve, siente y ama. Y quizás con mayor intensidad, su amor y sensibilidad sean mayores. Le motivará, por lo tanto, cuanto atrae a los videntes. Las motivaciones de toda persona como es el amor por su realización personal, el amor a su familia y a otras personas.
El objetivo legítimo de alguna afición, profesión o diversión…
El testimonio de otras personas ciegas que supieran compensar su deficiencia con otros valores.
Jesús, de manera especial en los pasajes de curaciones de ciego. Y cuando reprocha a los ciegos por el orgullo.
Siempre le motivará la certeza de ver a Dios cara a cara y de tener una relación completa con los seres queridos en el cielo.
Ayudas propias y externasPara las personas invidentes, las ayudas más decisivas surgirán de sí mismas para conseguir las metas que se proponen. Con su esfuerzo, suplirán las carencias visuales sin tener que pedir lo que pueden conseguir aunque con más tiempo y paciencia.
De la familia, recibirán continuas ayudas, especialmente la presencia, compañía y afecto que compensarán su problema visual.
De la sociedad no faltan, hoy día, ayudas de todo tipo como sucede con la Organización Nacional de Ciegos Españoles (La ONCE).
De la Iglesia también reciben auxilios espirituales en las parroquias y mediante instituciones como ofrece CECO, asociación católica de ciegos españoles
De cualquier persona, con servicios ocasionales y siguiendo determinadas normas como: ni lástima ni sobreprotección; actuar naturalmente como si se ayudara a cualquier persona; facilitarle lo que necesita o desea; no suplantarlo en lo que puede hacer; identifícate y hacerle notar que estás hablando con ella, ofrecerle la ayuda preguntándole ante cómo prestar el servicio….
“Desde fuera”, y con todo respeto, intentaré como vidente exponer los aspectos que integran la persona que no ve: las metas de su vida, las exigencias para su conducta, las dificultades que encuentra en sus relaciones, las motivaciones que fluyen de su amor y las ayudas posibles que más necesita.
La persona invidente
Como adulto, es como cualquier otra persona: posee la misma dignidad, con sus valores y defectos “normales”. Pero con una grave deficiencia: la ceguera o no visión que condiciona su personalidad y su vida. La falta de vista puede provenir desde el nacimiento, posteriormente por enfermedad o por algún accidente. Y en los últimos años, por razón de su edad avanzada.
Por una causa o por otra, la persona se siente muy limitada o imposibilitada en las tareas personales y en las relaciones sociales. Ella no puede realizar lo que otros ejecutan con facilidad y rapidez. Así se explica que, en ocasiones, el discapacitado visual esté marginado en la sociedad y en la misma familia. Pero no faltan excepciones de invidentes con gran actividad en la vida familiar, social y artística.
¿Y como cristiano? Necesita una formación especial para su fe pero puede gozar de una espiritualidad profunda y hasta mística. Cierto que su vida espiritual quedará limitada al oído y con una petición constante: “Señor que vea”.
Metas a las que puede aspirar
Sus esperanzas e ilusiones están condicionadas. Mucho, y muy limitadas…Pero la historia nos habla de ciegos que con esfuerzo destacaron en la vida social y artística. Ellos, los invidentes, ejercitaron una profesión con creatividad; llevaron una vida familiar lo más “normal” posible.
Como cristianos, los invidentes aspiran a las metas comunes para todo seguidor de Jesús pero con un matiz peculiar. Especialmente, quien no ve en esta tierra, esperará ver a Dios cara a cara y para siempre.
Exigencias por su condición de invidente
Aceptar con paz, la carencia del bien-valor del que disfrutan las personas con quienes conviven.
La humildad y la paciencia para aceptar limitaciones y humillaciones.
Especial esfuerzo, gran voluntad, para superar dificultades y no tirar la toalla por su falta de vista.
Suplir la falta de visión con otros valores y virtudes.
Tratar a los demás con normalidad, no pidiendo lo que él puede realizar con algún esfuerzo
El cristiano, corporalmente invidente, practicará, de manera especial la fe para seguir a Cristo luz del mundo, presente en la Palabra y en la Eucaristía, guía y alimento espiritual; la caridad para amar a todos, ciegos y videntes, y la esperanza para caminar hacia Dios, Luz suprema en quien verá todas la Creación. Por ello, una oración preferida puede ser el salmo 42: “mi alma tiene sed de Dios, del Dios viviente: ¿cuándo iré a contemplar el rostro de Dios?
Especiales obstáculos y dificultades.
Por carecer de la vista, son muy comprensibles estas dificultades y obstáculos:
-no poder disfrutar (tratar, ver y tocar) a personas y cosas queridas;
-especial soledad e incomunicación por no poder leer libros básicos, la Palabra de Dios, la televisión, prensa, mensajes del móvil y de las redes sociales…;.
-carecer de medios normales y legítimos para su realización personal y familiar;
-encontrarse doblemente solo y aislado;
-tener que pedir ayudas…..e incomodar a otras personas;
En ocasiones, el rechazo de la ceguera, la crítica a Dios por su limitación y el desánimo ante las especiales dificultades
Sus motivacionesQuien no ve, siente y ama. Y quizás con mayor intensidad, su amor y sensibilidad sean mayores. Le motivará, por lo tanto, cuanto atrae a los videntes. Las motivaciones de toda persona como es el amor por su realización personal, el amor a su familia y a otras personas.
El objetivo legítimo de alguna afición, profesión o diversión…
El testimonio de otras personas ciegas que supieran compensar su deficiencia con otros valores.
Jesús, de manera especial en los pasajes de curaciones de ciego. Y cuando reprocha a los ciegos por el orgullo.
Siempre le motivará la certeza de ver a Dios cara a cara y de tener una relación completa con los seres queridos en el cielo.
Ayudas propias y externasPara las personas invidentes, las ayudas más decisivas surgirán de sí mismas para conseguir las metas que se proponen. Con su esfuerzo, suplirán las carencias visuales sin tener que pedir lo que pueden conseguir aunque con más tiempo y paciencia.
De la familia, recibirán continuas ayudas, especialmente la presencia, compañía y afecto que compensarán su problema visual.
De la sociedad no faltan, hoy día, ayudas de todo tipo como sucede con la Organización Nacional de Ciegos Españoles (La ONCE).
De la Iglesia también reciben auxilios espirituales en las parroquias y mediante instituciones como ofrece CECO, asociación católica de ciegos españoles
De cualquier persona, con servicios ocasionales y siguiendo determinadas normas como: ni lástima ni sobreprotección; actuar naturalmente como si se ayudara a cualquier persona; facilitarle lo que necesita o desea; no suplantarlo en lo que puede hacer; identifícate y hacerle notar que estás hablando con ella, ofrecerle la ayuda preguntándole ante cómo prestar el servicio….