Iglesia, ¿por qué tantos alejados de la Iglesia?

Nos encontramos ante uno de los problemas más graves que afronta la Iglesia de nuestros días: el porcentaje mayor de los bautizados adultos es el de los católicos apartados de la práctica religiosa. No exagero al afirmar que de los niños que hicieron su primera comunión, un 20% o menos, seguirá, pasados los 18 años, como creyentes y practicantes. El 80% o más de los bautizados mayores de edad, asegura que es católico pero alejado de la práctica religiosa. Y muchos de ellos también viven al margen de la fe como indiferentes, agnósticos o ateos. ¿Por qué tanta huída de la Iglesia? ¿Por qué tantos creyentes cristianos no son practicantes?

Cuál es la situación
Muchos padres siguen fieles a la Iglesia pero los hijos pasan al grupo de los alejados de la práctica religiosa. En mi labor pastoral he contactado con personas mayores de 55 años que se mantienen en la Iglesia y con la práctica religiosa. Muchas de ellas me confesaban su fracaso: educaron cristianamente a sus hijos y con ellos participaban en la misa dominical, pero, después de los 15-20 años, se fueron apartando de la Iglesia. Los hijos son “buenas personas” y siguen con la fe cristiana pero no admiten que sus padres les recuerden la práctica religiosa, ni que les hablen de la fe cristiana. Quizás no sean conscientes de pertenecer a la religión “light”, inmersos en la mentalidad pagana, atraídos por la comodidad, influenciados por los medios de comunicación social y celosos de una libertad plena para su vida en la que nadie tiene que meterse.

Perfil del creyente de la religión "light"
El cristiano no-practicante dista mucho del secularista porque acepta a Dios y a su poder soberano. También se distancia del indiferente porque Dios y las relaciones con El son importantes en su vida. ¿Dónde está su ruptura e indiferencia? Con la Iglesia y la práctica religiosa institucional.
Al creyente que no practica se le puede definir como la persona que tiene fe y se comunica individualmente con Dios pero sin prácticas religiosas institucionales. Más en concreto, esta persona creyente se tiene por católica, asiste alguna que otra vez a los actos religiosos, pero queda definida como los que "no van a Misa ni se confiesan". Y cuando lo hace, normalmente, es para aprovecharse de los beneficios de la religión o de lo que Dios pueda otorgarle. Como católico mantiene la fe recibida pero vive apartado de la Iglesia y de su culto. En ocasiones selecciona determinados actos religiosos de índole social-cultural que le convienen, y cultiva lo que podríamos denominar una religión natural un tanto devaluada. Es el creyente de la religión "light" que reduce la fe, la moral y el culto con criterio personalista.

La identidad. Concretamos la identidad del creyente no-practicante con estos rasgos: mentalidad subjetivista o de relativismo en la conciencia y en la libertad, escasa formación religiosa o pérdida de la que recibió, situación conflictiva con la Iglesia institución o con la doctrina cristiana; carencia de comunión eclesial por la mentalidad o por cambio de vida; y alejamiento del culto que puede ser ocasional, parcial o total

Factores y causas externas
Además de los rasgos y de la mentalidad descrita encontramos otros factores que explican el paso de la práctica religiosa a la situación de creyente pero no practicantes. Enumeramos como principales:

-el respaldo de algunas mentalidades. Por una parte el subjetivismo de la ética de situación con los criterios relativistas y la plena autonomía para la conciencia y la libertad. Y por otra, el secularismo que contempla desfasada, no actualizada, la fe católica con sus ritos y con su moral. También respalda la posmodernidad que desplaza a Dios a un segundo lugar y prescinde de las prácticas religiosas "oficiales", y el laicismo que aunque no sea beligerante presiona para relegar la fe al ámbito individual;

-las fuertes presiones contra la moral cristiana que continuamente vienen del ambiente, las lecturas, los medios de comunicación social, los centros universitarios, amistades.... Todo confluye en una cultura permisiva sobre lo religioso: “como todo el mundo no va a misa,” “ como la doctrina de la Iglesia está atrasada”,”como no se lleva lo de ser católico....”

-la sociedad del bienestar que propicia una mentalidad materialista y una conducta cómoda. Hoy día, con tantas preocupaciones familiares y económicas, se quiere una vida sin complicaciones. Pero las exigencias de la moral cristiana y de los mandamientos de la Iglesia “complican todavía más la vida”;

-las ideologías aceptadas y que no son compatibles con las enseñanzas de la Iglesia. En muchas ocasiones es incompatible el compromiso entre la fe y una ideología, social o política. Para muchos es primero su partido o su criterio nacionalista antes que la doctrina de la Iglesia y la práctica religiosa;

-los malos ejemplos de algunos que “van a misa”, y también de algunos sacerdotes. En ocasiones con fundamento, pero muchas veces estos malos ejemplos son generalizados, exaltados y hasta inventados. Sin embargo influyen negativamente en los no practicantes;

-no hay tiempo por las muchas tareas y preocupaciones. El domingo es para descansar de todo. No hay tiempo para rezar, para leer la Biblia o para asistir a la misa dominical.

Factores personales A las causas externas se unen varios factores que inciden directamente en la conducta religiosa no practicante. Enumeramos algunos de ellos:

-la conciencia, juez supremo que decide sobre lo que está bien o mal y que no necesita intermediarios ni oposición como sería el magisterio de la Iglesia;

-una libertad sin límites y sin obligaciones religiosas. Los mandamientos y prohibiciones de la Iglesia católica son obstáculos. “Como soy libre puedo elegir cuándo y cómo quiera lo que tengo que hacer sin imposiciones externas”;

-una fe débil y poco profunda en las convicciones religiosas. Es como una casa construida sobre arena o como el traje que se quita y se pone. Faltan raíces sólidas y fuertes motivaciones en las creencias cristianas;

-la formación deficiente. Bien porque no se tiene, bien porque no se actualizó la fe del joven o bien porque forma parte de una experiencia religiosa negativa: "ya escuché de niño y en el colegio misas para toda la vida", “basta con una misa cada año”, “mis devociones suplen las obligaciones cristianas”;

-el pragmatismo. La persona pragmática o utilitarista admite a Dios y a la religión en tanto en cuanto le ayudan a resolver sus problemas humanos. Para muchos, lo que cuenta a la hora de relacionarse con la Iglesia es la experiencia agradable o desagradable;

-la conducta ética. Muchos se apartan de la Iglesia por una vida contraria a la moral cristiana en materia de matrimonio, sexualidad, procreación, vida (aborto y eutanasia), odio, injusticia, robo, corrupción, droga, alcohol, juego ...etc.

-los conflictos con la Iglesia. Así sucede con el que se casó solamente por lo civil, el de la unión homosexual, el divorciado vuelto a casar que se siente excomulgado por la Iglesia” En todas estas situaciones permaneció la fe en Dios pero no en la Iglesia que “no me permite comulgar”.
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