Silencio y tiempo de oración

Ocho días he estado fuera, y mi silencio en el blog se debe precisamente a que me fui al silencio: La vida de Jesús discurría entre sus momentos de predicación y cercanía con la gente, y sus escapadas en las noches o al amanecer para orar a su Padre.

Acompañada por un grupo de hermanas dominicas, intentamos juntas hacer el mismo camino de Jesús, y haciendo un alto en el camino, en un clima de oración, buscamos agudizar nuestro oído interior para auscultar mejor el corazón de Dios, y ver qué nos pide en esta hora, qué quiere de cada una para seguirle con mayor entrega, y sobre todo, para disfrutar de su fidelidad que hace posible la nuestra y que nos hace amar la vida mientras le seguimos.

Continuaremos con nuestra cita y perdonad mi silencio, pero nadie da lo que no tiene, y si no dedico tiempos especiales a “conectar” con “El” que me da vida, poca vida podré transmitir.

Así pues, seguiremos en sintonía cordial, y en unos días me pondré al día.

Gracias

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