Celebración del I Encuentro de Hogar de Oportunidades de Mensajeros de la Paz Padre Ángel: “Estos hogares de oportunidades son una demostración de lo que significa querer y dejarse querer”
El fundador de Mensajeros también resaltó que los "acompañantes dedican gran parte de su vida a querer a aquellos que otros no quieren"
El gerente de Mensajeros, Sergio Mella, reivindica la figura de los 'acompañantes', “auténticos héroes”
En el salón de actos del Centro social de Mensajeros de la Paz de la calle Ercilla se celebró ayer el I Encuentro de Hogar de Oportunidades y la inauguración del Hogar de Oportunidades 3-Acogida. Un eslabón más en la cadena de atención a los descartados de la ONG del Padre Ángel, que no sólo acoge a los sintecho en la iglesia de San Antón, sino que pone en marcha programas como éste de integración social.
Tres hogares, que rompen la dinámica de los albergues oficiales y que se convierten en otras tantas oportunidades para unos 25 jóvenes, ángeles caídos que terminaron en la calle y, ahora, ayudados por el programa de Mensajeros y por sus 'acompañantes', comienzan una nueva vida.
Y es que cada chica/o tiene asignado un acompañante, un adulto que no sólo comparte la vida con él o ella, sino que le ayuda a encauzarla de nuevo. “Me ofrecí, sin saber cómo iba a resultar. Hoy, pasados unos meses, estoy encantado. Es una experiencia que nos enriquece mutuamente y, cada vez, nos vamos conociendo más. Hoy, por ejemplo, hemos quedado para hacer la comida juntos para todos lo de la casa y nos hemos abierto nuestros corazones”, cuenta Nicolás, uno de los 'acompañantes' del programa.
Ayudarles en las tareas de la casa, a arreglar papeles, a aprender las rutinas normales de la vida diaria que han perdido por su estancia en la calle o, simplemente, a convivir. Son algunas de las tareas de estos 'ángeles de la guarda', que aquí llaman 'acompañantes'. Hombres y mujeres de toda condición que entregan parte de sus vidas a los demás a fondo perdido. A cambio, reciben mucho amor.
A estas piezas fundamentales del programa les dio las gracias el Padre Ángel, que presidió el encuentro y se mostró “feliz y orgulloso de todos vosotros, especialmente de los acompañantes” y aseguró que “estos hogares son una demostración de lo que significa querer y dejarse querer”.
El fundador de Mensajeros también resaltó que los "acompañantes dedican gran parte de su vida a querer aquellos que otros no quieren". Y, por eso, en nombre de la institución, les dió las gracias "por seguir construyendo oportunidades para otros".
Por su parte, el gerente de Mensajeros de la Paz, Sergio Mella, que calificó a estos últimos de “auténticos héroes, que lo dan todo por los acompañados”.
O Álvaro Suárez, el director del programa, que decía de los acompañantes: “Son un regalo de Dios en las vidas de estos chicos/as en situación de vulnerabilidad, para que no se sientan prisioneros de los errores del pasado y vuelvan a ser protagonistas de su historia”.
Alvaro agradeció especialmente "la colaboración de las estudiantes de trabajo social que hoy de manera oficial despedimos después de su periodo de prácticas. Les agradecemos su empeño, esfuerzo, dedicación y les animamos a seguir amando y sirviendo a los últimos que para nosotros serán siempre 'nuestros primeros'.
Tras las intervenciones, el acto concluyó con un ágape fraterno compartido y con una exhibición de baile de Álvaro y de sus muchachos/as a ritmo de salsa, tango o música disco.
El programa del Hogar de Oportunidades de Mensajeros de la Paz se basa en la conocida metodología del 'Housing First' (Primero la casa), pasado por la turmix de Álvaro Suárez, el director del programa, que lleva a sus espaldas muchas horas de vuelo en los cuidados sociales y es consagrado del movimiento Adsis de la Iglesia católica.
El proyecto, en el que los chavales pueden permanecer un año “ajustable a cada caso”, cuenta con un equipo educativo de voluntarios de San Antón y con asesores judiciales o terapeutas, que les ofrecen gratuitamente sus servicios. Todo ello, dirigido por 'Excel', que es como llaman los chavales a Álvaro, el director. “Quizás porque tengo que enseñarles disciplina y los hábitos alimenticios o de higiene que han perdido. Pero siempre como un padre con corazón amplio, porque lo fundamental es el proceso de acompañamiento”.
El hogar no cuenta, por ahora, con ningún tipo de subvención pública. Se financia por completo desde Mensajeros de la Paz y con ayudas puntuales de personas que quieren colaborar con el proyecto, una vez que lo conocen. Porque sólo entonces, la gente empatiza con él y se da cuenta de que "feliz quien ama y se deja amar”, como reza uno de los eslóganes del programa del hogar de oportunidades.
