El Vaticano busca la promoción de los más de 50 millones de refugiados internos del mundo Czerny: "El coronavirus no distingue entre los asentados y los desplazados, todos somos vulnerables"
"Queremos que sean reconocidos y apoyados, promovidos y eventualmente reintegrados, para que puedan desempeñar un papel activo y constructivo en su país, incluso si causas poderosas, tanto naturales como humanas injustas, los han obligado a huir de sus hogares y a refugiarse en otro lugar"
Amaya Valcárcel denuncia la "invisibilidad" de estas personas y pide una acción coordinada
| Jesús Bastante Agencias
“En esta época de pandemia, el virus no distingue entre los que son importantes y los que son invisibles, entre los asentados y los desplazados: todos son vulnerables y cada infección es un peligro para todos”. El cardenal Michael Czerny, Subsecretario de la Sección de Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, presentó este mediodía las 'Orientaciones sobre los desplazados internos', un documento largamente estudiado y que responde al deseo del Papa de ofrecer respuestas a más de 50 millones de refugiados internos.
“Queremos que sean reconocidos y apoyados, promovidos y eventualmente reintegrados, para que puedan desempeñar un papel activo y constructivo en su país, incluso si causas poderosas, tanto naturales como humanas injustas, los han obligado a huir de sus hogares y a refugiarse en otro lugar. Ya que, en el mundo post-COVID-19 que está surgiendo, su contribución será muy necesaria”, concluyó Czerny. “Queremos acompañar a todas las personas que de una manera u otra se ven obligadas a huir”.
Acoger, proteger, promover e integrar
Por su parte, el Padre Fabio Baggio, C.S., Subsecretario del Dicasterio alertó de la “invisibilidad y vulnerabilidad” que sufren estas personas, y abogó por hacer uso de los cuatro verbos que el Papa Francisco utiliza para sintetizar la pastoral con migrantes: acoger, proteger, promover e integrar.
Para Baggio, es fundamental la cooperación entre todos los implicados, el fomento de la labor conjunta entre todas las realidades católicas, la colaboración interconfesional e interreligiosa, y la voluntad de coordinar los esfuerzos con las instituciones pertinentes, los organismos internacionales y otras entidades de la sociedad civil.
Amaya Valcárcel y la invisibilidad
Finalmente, Amaya Valcárcel, del Servicio de los Jesuitas para los Refugiados (JRS), lamentó que a menudo "el mayor problema de los desplazados internos es su invisibilidad".
Opinó que "la crisis económica producida por el COVID-19 puede resultar en una mayor invisibilidad y una mayor restricción a los desplazados internos", y pidió mayor cooperación internacional "especialmente en tiempos de pandemia".
Así, la experta citó el caso de Colombia, donde dijo que hay más de 5 millones y medio de desplazados internos, "cada más se invisibilizan más debido a dos factores: el acuerdo de paz con las FARC y la subsiguiente conclusión para muchos de que 'ya no hay conflicto armado' y, por tanto, ya no hay desplazados víctimas del conflicto armado; y el crecimiento exponencial de los refugiados venezolanos en Colombia, con más de 1,8 millones actualmente en el país".
"La realidad es que el desplazamiento interno continúa y muchos son los desplazados interurbanos", añadió.
El JRS, clave para este colectivo
El Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) está presente en 56 países, trabaja con poblaciones desplazadas internas en 14 países, y realiza una estrategia integrada que combina integración política y económica a través de proyectos de acceso a pequeños empleos; empoderamiento social y reconciliación.
Valcárcel mencionó cómo promociona este servicio la educación, la paz y la reconciliación en países como Sudán del Sur o Afganistán.
Y recordó a los supervivientes yazidíes en la zona de Dohuk del Kurdistán iraquí, "donde mujeres y niños se enfrentan a significativas necesidades de protección y atención psicosocial debido al desplazamiento crónico y al trauma del cautiverio de sus seres queridos a manos" del yihadista grupo Estado Islámico (EI).
En esta zona, el JRS "proporciona asistencia psiquiátrica a los adultos y apoyo educativo a los más pequeños".