Celebra su fuerza, resiliencia y talento en el Día Mundial del Refugiado El Servicio Jesuita a Refugiados honra a los migrantes que forjan su futuro "con sus propias manos"
La ONG insiste en que las personas desplazadas merecen confianza, junto con su derecho a trabajar, a compartir su talento y a ganarse la vida
Reitera su compromiso de ofrecerles oportunidades que les permitan desarrollar su potencial y contribuir a la sociedad
Cada año, con motivo en el Día Mundial del Refugiado, las estadísticas nos siguen mostrando la gravedad de las crisis prolongadas y los conflictos causantes de que la cifra de personas desplazadas siga en aumento. Es un día en el que el desplazamiento global puede parecernos un desafío que supera nuestra capacidad de respuesta.
Sin embargo, también es un día en el que podemos conmemorar a nuestros hermanos y hermanas desplazados. Un día en el que podemos reconocer su fuerza, resiliencia y talento, y hacerles saber que podrán reconstruir sus vidas.
El JRS cree que los refugiados y las personas desplazadas merecen esta confianza, junto con su derecho a trabajar, a compartir su talento y a ganarse la vida. Mediante nuestra labor de acompañamiento a los refugiados de todo el mundo, queremos ofrecerles oportunidades que les permitan desarrollar su potencial y contribuir a la sociedad.
En este Día Mundial del Refugiado, conmemoramos a los refugiados que forjan su camino con sus propias manos.
Etiopía: Ayudándose mutuamente
Para las mujeres refugiadas, tener su ciclo menstrual cada mes puede llegar a resultar algo vergonzoso y peligroso. Ngisti Zeleke es una mujer etíope que ha dedicado parte de su vida laboral a ayudar a las mujeres desplazadas. Actualmente, trabaja como docente de higiene y enseña a otras mujeres a hacer toallas sanitarias de algodón suaves, reutilizables y fáciles de limpiar.
La intención inicial de Ngisti era enseñar durante un mes a solucionar algunos de los problemas higiénicos que enfrentan las mujeres en el campamento de refugiados; sin embargo, como le pidieron que se quedara siguió trabajando en el campamento un año más. Después de trabajar con las mujeres de la comunidad, se dio cuenta rápidamente de que era necesario ampliar los productos a pañales, ropa para niños y mochilas escolares, ya que había una gran demanda de este tipo de artículos.
El otro objetivo de Ngisti era conseguir aceptación y comprensión en el debate sobre materiales higiénicos. «Las toallas sanitarias no son algo malo,» dice ella.
Las toallitas reutilizables son una respuesta a problemas como la falta de agua, lo que puede dificultar que las mujeres en el campamento se mantengan limpias. Muchas mujeres también tienen una menstruación irregular que hace que las toallitas sanitarias desechables no sean prácticas para su entorno.
Las mujeres a las que enseña Ngisti se han beneficiado enormemente de sus cursos. Pueden generar ingresos para mantener a sus familias, mejorar sus condiciones de vida y ser autosuficientes. Ngisti se ha dado cuenta de que las mujeres a las que forma también se han vuelto más seguras. “Cuando empezaron el curso, no me hablaban y rara vez se hablaban entre ellas. Ahora hacen preguntas, traen a sus hijos semanalmente y se reúnen para tomar el café. Nos conocemos. Se ayudan mutuamente.»
Ngisti ve que hay posibilidades de mejorar y espera ampliar el negocio. Actualmente, si bien se puede capacitar a las mujeres, no hay un espacio designado para la producción de los artículos. De cara al futuro, espera contar con un lugar donde vender sus productos en el campamento. El negocio de toallitas sanitarias de Ngisiti ha transformado la comunidad. Las mujeres que usan estos materiales y a las que se les enseña a elaborarlos, siempre expresan su gratitud a Ngisti. Va más allá de una mera forma de generar ingresos. Brinda apoyo y comunidad a las mujeres refugiadas y les permite que, con sus propias manos, construyan un camino hacia un mundo más inclusivo.
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