"Ahora nos damos cuenta de que no tenemos suficientes mascarillas, mientras que abundan las balas. No tenemos suficientes respiradores, pero tenemos millones de dólares para gastar en un avión que puede atacar a las personas". El nuevo prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, Luis Antonio Tagle, clamó este domingo desde Roma contra la injusticia que ha puesto de manifiesto la crisis del coronavirus.
Una injusticia que, paradójicamente, podría revertirse durante la pandemia. Esa es la propuestas del 'Papa Rojo': Un Jubileo especial por el coronavirus, durante el cual los países ricos supriman las deudas a los fuertemente endeudados. ¿Será capaz el mal llamado Primer Mundo o los líderes del G-20, de aceptar el reto de Tagle?
Durante su homilía, retransmitida por streaming, el cardenal filipino lamentó que la falta de recursos podría suponer la "tumba" de las poblaciones más empobrecidas. De ahí su llamamiento a la condonación de los "exorbitantes intereses" de los préstamos internacionales, para que las naciones menos desarrolladas puedan estar en condiciones para hacer frente a la pandemia.
"La condonación permitiría a los que se encuentran en la tumba de la deuda volver a encontrar la vida". Pero no es suficiente. Según Tagle, es preciso "reorientar el gasto militar de los gobiernos hacia otros objetivos: educación, vivienda y alimentación"
La iniciativa de Tagle surge cuando se cumplen veinte años del Gran Jubileo de 2000, a la cual la Santa Sede y toda la Iglesia Católica se habían adherido activamente, junto con numerosas ONG, donde ya se instaba al perdón de la deuda. Dos décadas después, la cancelación de la deuda externa de los países altamente endeudados sigue siendo una cuestión pendiente.