Este miércoles, los líderes del mundo cenaron en el Museo del Prado. Los jefes de Gobierno de la OTAN se encontraron en un escenario de lujo: el claustro de Los Jerónimos, una ampliación de la mayor pinacoteca del mundo, donde disfrutaron de una cena de lujo servida por el chef José Andrés después de una visita privada al Museo, disfrutando de Velázquez, Goya, Rubens... y la música de la orquesta nacional de Kiev. Sin embargo, los poderosos no fueron los primeros en hacerlo.
Hace cuatro años, en la Nochebuena de 2018, los pasillos del claustro de los Jerónimos se abrieron para los más pobres de entre los pobres, los sin techo. Más de doscientas personas pudieron disfrutar de una cena de lujo, servida por Martín Berasategui, gracias a la iniciativa de Mensajeros de la Paz. El padre Ángel, que ya ha llevado a sus 'feligreses' de San Antón a cenar al Ayuntamiento o al Senado, quiso que también pudieran disfrutar, el día del nacimiento de Jesús, de los mismos lujos que, cuatro años después, se le dieran a los poderosos.
No fue el único guiño de la cumbre de la OTAN a Mensajeros de la Paz. Anoche, antes de la cena, algunos miembros de las comitivas oficiales quisieron acercarse a la parroquia '24 horas' de San Antón para rezar y visitar el templo, justo a la hora del reparto de comidas para los sin techo.
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