Yrian, Nur, Texia y Anitalia son las protagonistas de la campaña que lanza Entreculturas Cuatro mujeres que construyen su futuro y el de sus comunidades
Los datos de desigualdad de oportunidades entre mujeres y hombres siguen siendo escalofriantes pero detrás de cada dato, hay mujeres que no se rinden y siguen trabajando para transformar esa realidad desde distintas partes del mundo
Yrian es una de esas miles de mujeres venezolanas que logró atravesar la frontera de Venezuela, con los peligros que eso representa. Su travesía comenzó en Boa Vista, una ciudad afectada por la violencia y la pobreza
"Mujeres que Construyen Futuro" es la campaña de Entreculturas para este 8 de marzo
"Mujeres que Construyen Futuro" es la campaña de Entreculturas para este 8 de marzo
| Entreculturas
Entreculturas está comprometida con la visibilización y el desarrollo de las mujeres, especialmente de las que viven en los contextos más complejos y en circunstancias por las que se ven obligadas a dejar la escuela, a migrar o a casarse a una edad muy temprana, sin posibilidad de formarse y de tener una vida digna. Pero también está comprometida en visibilizar las historias que reflejan la fuerza que une a todas esas mujeres: más allá de sus fronteras, sus culturas o sus creencias, son mujeres con ganas de construir su propio futuro y que actúan como agentes catalizadoras de cambio y protectoras de otros grupos más vulnerables. Mujeres que, con talento, esfuerzo y dedicación, construyen un mejor futuro para ellas y para quienes las rodean. Mujeres que no se rinden y siguen trabajando para transformar esa realidad desde distintas partes del mundo. Mujeres como Yrian, Nur, Texia y Anitalia, protagonistas de la campaña que lanza Entreculturas para este 8 de marzo “Mujeres Que Construyen Futuro”.
Anitalia Pijachi es lideresa del pueblo indígena Okaina, en Colombia. Lucha cada día para defender los derechos de su pueblo, su tierra y su libertad. En América Latina y Caribe existen más de 23 millones de mujeres indígenas que, además de la desigualdad que viven por ser indígenas, sufren en mayor medida abandono escolar, explotación laboral, desplazamiento forzoso o criminalización. Anitalia es el perfecto ejemplo de que la mujer está íntimamente ligada a la preservación de la naturaleza y sus recursos, aunque durante años muchas de ellas han sido obligadas a extraer estos recursos para el beneficio de otros, poniendo en riesgo su bienestar, el de su entorno y el de sus familias; causas por las que se refuerzan y tienen su origen movimientos y corrientes como el ecofeminismo. “En los principios originarios las mujeres ocupamos un lugar fundamental en la vida del pueblo”, afirma. “Ni la mujer es menos, ni el hombre es más. Hay trabajos que compartimos juntos, hay trabajos individuales, pero todos para un fin común que es la construcción de esa familia, la construcción de ese hogar”.
Las protagonistas de esta campaña son que no se rinden y siguen trabajando para transformar esa realidad desde distintas partes del mundo
En las urbes no es muy distinto, aunque el contexto cambia radicalmente: la voz de las mujeres sigue sin ser escuchada por muchos y, especialmente en los espacios de toma de decisiones, aún está lejos de ser paritaria. Ejemplo de ello es la constante desigualdad en los puestos de trabajo desmedidamente estereotipados y que frenan los conocimientos, el ímpetu y la oportunidad de desarrollar talentos en las mujeres. La decisión de Texia Zambrano de apuntarse al curso de soldadura de Fe y Alegría Ecuador rompió estos esquemas y se mantuvo firme pese a las dificultades que tenía en casa y a ser la única mujer en su clase. Texia quiere ser soldadora de barcos y está convencida de que la educación le abrirá las puertas para poder elegir la vida que desea: “Si yo me creo capaz, yo lo voy a poder lograr. El hecho de ser mujer u hombre no tiene nada que ver; simplemente importa la capacidad”. (ver vídeo)
Nur vive en un campo de personas refugiadas de Amnabak, en Chad, con su hijo pequeño que cría sola en unas condiciones de vida muy duras. “Me quedé embarazada y esto me creó un problema para mí, porque no estoy casada. No podía estar delante de la comunidad o de mis amigos”, explica. Según el último informe de UNICEF, 12 millones de niñas son obligadas a casarse para poder aportar alimentos o dinero en su hogar, siendo madres desde muy jóvenes y viéndose obligadas a abandonar sus estudios. En muchos países los esposos pueden impedir legalmente que trabajen, haciendo que la mayoría de las niñas se vean obligadas, aparte de a abandonar su escolarización, a realizar tareas del hogar como cocinar, ir a buscar leña, agua o estar a cargo de sus hermanos pequeños.
Las mujeres y niñas desplazadas o refugiadas, como Nur, sufren por partida doble: a esa condición se une la discriminación de género y la amenaza de sufrir abusos sexuales o maltrato, que aumenta en contextos de conflictos armados y desplazamientos forzados. Éste es el caso de Yrian. La situación de Venezuela la obligó a separarse de sus cinco hijos en busca de una vida mejor en Brasil, una vida que le permitiera brindarles un futuro mejor. “Mi sueño es establecerme aquí en Sao Paulo con mis hijos, ayudarles en lo posible hasta que puedan depender de ellos mismos”, afirma a poco más de seis meses de su llegada a Brasil.Yrian es una de esas miles de mujeres venezolanas que logró atravesar la frontera de Venezuela, con los peligros que eso representa. Su travesía comenzó en Boa Vista, una ciudad afectada por la violencia y la pobreza; al sentirse tan insegura y desprotegida se enfocó en que su destino final debía de ser Sao Paulo. Es así como logra tocar las puertas del Servicio Jesuitas a Migrantes y Refugiados (SJMR), con quien Entreculturas lleva a cabo un programa de ayuda humanitaria e integración para las personas migrantes forzosas venezolanas.
El escenario internacional es fundamental para promover la construcción de futuro igualitario para mujeres y niñas; por eso, la próxima semana (del 9 al 20 de marzo) se celebra la 64 Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW por sus siglas en inglés) y una delegación de Entreculturas participará en este foro internacional; este es el más importante del año en el ámbito de Naciones Unidas y revisa los compromisos adoptados hace ahora 25 años mediante la Declaración de Acción de Beijing para hacer cumplir los derechos de las niñas y mujeres en el mundo.
En las sesiones, Entreculturas reivindica los derechos de niñas y jóvenes, entre otras, a las que acompañamos en el programa La Luz de las Niñas y, en este sentido, ha hecho llegar a la Comisión una Declaración. En ella, denunciamos la urgente necesidad de impulsar de manera eficaz las medidas recogidas concernientes a la protección de las niñas, tal como señala el capítulo III, L) de la Declaración y Plataforma de Acción en su revisión 25 años tras su aprobación. Desde Entreculturas reivindicamos que los Estados, la sociedad civil y demás agentes concernidos en la condición jurídica y social de las niñas y jóvenes, sumemos esfuerzos para reivindicar urgentemente la protección del derecho a la educación de las niñas y jóvenes, para lo cual apremia contar con instrumentos, políticas y planes inclusivos y adecuados a las necesidades específicas de niñas y jóvenes para protegerlas y empoderarse de manera que ejerzan sus derechos plenamente.