Cáritas constata un gran deterioro de las condiciones de vida en los hogares durante la Covid-19 Los otros efectos de la pandemia: once millones de españoles viven en situación de exclusión social
Sólo cuatro de cada diez hogares españoles viven en una situación de normalidad. "Hay una fuga imparable hacia una sociedad más desigual, donde el grupo que más crece es el de los desfavorecidos", clamó Thomas Ubrich, del Equipo de Estudios de Cáritas
Natalia Peiro sostiene la "urgencia de seguir avanzando y ampliar el alcance de estas medidas iniciales para que el objetivo de construir ese ´escudo social´ se logre y que proteja realmente a la ciudadanía y las familias más desprotegidas"
La Confederación Cáritas en España invirtió en 2020 más de 386 millones de euros en sus distintos programas sociales (unos 50 millones más que en 2019) para apoyar a 2,8 millones de personas en todo el mundo (1,77 millones en nuestro país) con problemas crecientes de precariedad y exclusión social.
La Confederación Cáritas en España invirtió en 2020 más de 386 millones de euros en sus distintos programas sociales (unos 50 millones más que en 2019) para apoyar a 2,8 millones de personas en todo el mundo (1,77 millones en nuestro país) con problemas crecientes de precariedad y exclusión social.
"La pandemia ha golpeado con fuerza a los que ya eran perdedores, los más frágiles, a los que no han llegado los mecanismos de protección social". El diagnóstico de Cáritas es brutal, sonrojante. Seis millones de personas viven en exclusión severa, dos millones más que antes del inicio del confinamiento, según el informe 'Análisis y Perspectivas 2021' presentado por la organización esta mañana.
Y es que los efectos de la pandemia se ven mucho más allá del drama de muertos y hospitalizados, ya de por sí brutal. Once millones de ciudadanos de nuestro país viven en situación de exclusión social, 2,5 más que en 2018. Sólo cuatro de cada diez hogares españoles viven en una situación de normalidad. "Hay una fuga imparable hacia una sociedad más desigual, donde el grupo que más crece es el de los desfavorecidos", clamó Thomas Ubrich, del Equipo de Estudios de Cáritas.
.@ThomasUbrich: “Por primera vez desde 2007 las personas en exclusión severa superan los 6 millones de personas, convirtiéndose en uno de los grandes damnificados por la COVID-19, con un incremento de casi 2 millones respecto a 2018”. pic.twitter.com/fRUgjLoW7F
— Fundación FOESSA (@_FOESSA) October 6, 2021
El doble de hogares, sin empleo
Como todas las crisis globales, la pandemia se ha cebado, en lo laboral, familiar, consumo, salud, educación, vivienda o aislamiento, en los ya empobrecidos. Desde 2018 se ha duplicado el número de hogares en los que ningún miembro tiene empleo. El 25% de los hogares atraviesan graves dificultades, con empleos inestables o precarios, lo que se traslada a la vivienda: la precariedad salarial afecta al acceso y mantenimiento de una vivienda o suministros, que afecta al 24% de hogares españoles.
"Vivienda, gas, luz, internet, son derechos permanentemente negados en España", denunció Ubrich, quien lamentó el aumento del hacinamiento o la insalubridad en muchos hogares, así como las dificultades para cubrir necesidades básicas, como la alimentación, la ropa, etcétera.
¿Quieres conocer nuestro último informe “Análisis y Perspectivas 2021”? Entra en https://t.co/KX0j6PYON4 y descúbrelo. pic.twitter.com/cBkNV1cQYj
— Fundación FOESSA (@_FOESSA) October 6, 2021
Y es que, además, las ayudas no llegan, o no lo hacen de forma suficiente. Un ejemplo es el Ingreso Mínimo Vital, que apenas ha llegado al 26% de los hogares en pobreza severa. Dos tercios de estos hogares ni siquieran han podido solicitando. ¿Qué significa esto? Que sólo el 18,6% de los solicitantes en pobreza severa tiene concedido el iMV. Y a la mitad de ellos (el 49%) se les ha sido denegado.
¿Qué propone Cáritas? Una serie de retos. Son los siguientes:
1. Devolver su dignidad al trabajo para crear empleo decente: Potenciar un mercado de trabajo y un modelo productivo que favorezcan la creación de empleo capaz de garantizar el derecho a un trabajo decente y estable, y con condiciones dignas.
2. Necesidad urgente de políticas públicas suficientes y de un sistema público de provisión de vivienda más garantista de nuestros derechos.
3. La brecha digital se ha convertido en un motor de exclusión social. Es primordial impulsar medidas y estrategias que garanticen el acceso al derecho a una conexión a internet de buena calidad, a tener dispositivos que permitan esa conexión y el derecho a adquirir competencias o habilidades para desenvolvernos en ese mundo.
4. La pobreza y exclusión social siguen golpeando con más fuerza a la población menor de 18 años en España. El déficit en inversión en infancia y en políticas orientadas a la familia son retos prioritarios en la construcción de una solidaridad intergeneracional efectiva.
5. La población de origen inmigrante se aleja un poco más de la inclusión social: Urgen políticas sólidas de equidad y solidaridad para esta población que se encuentra segregada, que ocupa los niveles sociales más desfavorecidos y afronta graves dificultades en empleo, vivienda y pobreza.
6. Esta crisis también ha sido mental. El estrés, la ansiedad o la fatiga vital no pueden abordarse solo desde una perspectiva individual, sino que es esencial considerar el entorno social y los factores contextuales que afectan nuestra salud mental. Nuestro sistema público de salud debe integrar una perspectiva de salud mental colectiva y comunitaria.
7. Es necesario consolidar un sistema de garantía de rentas que proteja. El IMV debe seguir mejorando en términos de cobertura y protección para ser un sostén económico efectivo y sostenible para las familias que necesitan de estos ingresos.
Sobre las mismas, Natalia Peiro subrayó la necesidad de aumentar el parque público de las viviendas en alquiler, planteado en el acuerdo PSOE-Unidas Podemos. "Sí proponemos que exista esa garantía de ingreso y mantenimiento para las personas más vulnerables".
Construir un verdadero “escudo social”
Por su parte, la secretaria general de Cáritas, Natalia Peiro, alertó que “cuando miramos los datos que nos ofrece la realidad social y de la acción Social de Caritas, observamos que sí se está quedando mucha gente atrás”.
"De ahí la urgencia de seguir avanzando y ampliar el alcance de estas medidas iniciales para que el objetivo de construir ese ´escudo social´ se logre y que proteja realmente a la ciudadanía y las familias más desprotegidas”, añadió. “No podemos permitir que esta nueva crisis ahonde aún más la desvinculación de un porcentaje importante de la población y la expulse de la sociedad”, afirmó.
Recordó, a ese respecto, cómo los datos “de la realidad que observamos también en nuestra acción social y a través de los testimonios de las personas y familias acompañadas por la Confederación de Cáritas Española en todo el territorio constatan el aumento de personas que siguen demandando ayudas de emergencia debido a la pandemia”.
Según los datos de la última Memoria anual, la Confederación Cáritas en España invirtió en 2020 más de 386 millones de euros en sus distintos programas sociales (unos 50 millones más que en 2019) para apoyar a 2,8 millones de personas en todo el mundo (1,77 millones en nuestro país) con problemas crecientes de precariedad y exclusión social.
Analisis y Persectivas 2021 by Jesús Bastante on Scribd
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