Alertan de la debacle de niños en catequesis parroquiales Catequistas al arzobispo primado de México: Cardenal ¡Deje de destruir la Iglesia!
Alzan la voz ante el desmantelamiento de la pastoral. Piden al cardenal Aguiar Retes ser más humano. "Debe humillarse junto con nosotros, debe bajar a lodo para construir la Iglesia. No podemos permitir que la siga destruyendo. ¿Para qué tanta hipocresía? ¿Para qué tanta mentira?”
| Guillermo Gazanini Espinoza
Se trata de la fuerza más grande de la evangelización y formación en la fe de la Iglesia en la arquidiócesis de México. Las catequistas se mueven, trabajan y constituyen un pilar sin igual. Entre 800 y mil personas dedicadas a la formación en la fe de los miles de niños y niñas que asisten a las parroquias para ser introducidos a los sacramentos de iniciación después del bautismo. Su dedicación pasa casi desapercibida, pero su trabajo es un ministerio que no es reconocido como tal. Y como en todo en la arquidiócesis de México, padecen los cambios de un gobierno arzobispal que traza todo desde el escritorio sin realizar las reformas desde la base de la realidad.
La catequesis en el gobierno arzobispal de Carlos Aguiar Retes fue tocada por un peculiar decreto que no ha sido plenamente aceptado por los sacerdotes responsables de las comunidades de niños que se forman en las escuelas parroquiales. ¿Cómo afecta, sin embargo, a las catequistas? Han decidido romper el silencio para manifestar su desconcierto, decepción y preocupación sobre el futuro de la catequesis en una arquidiócesis desmembrada.
Con más de veinte años de en este ministerio, dos mujeres alzan la voz para denunciar el cúmulo de irregularidades que afectan esta que, sin temor al error, es la columna vertebral de la fe. Una de ella ha preferido el anonimato por colaborar en la formación de catequesis en la misma comisión del arzobispado y por precaución a las posibles represalias por sus duros señalamientos; la otra, prefiere dar su nombre con ese vasto respaldo de dos décadas de amplia formación e indiscutible experiencia. María de la Luz García y Lauraasisten a esta entrevista armadas con todo: Código de Derecho Canónico, documentos y directorios y el peculiar “Decreto sobre la edad para recibir por vez primera los Sacramentos de la Eucaristía y la Confirmación” del arzobispo Aguiar Retes de julio de 2018 que han estudiado coma por coma y por el que sedecreta la edad mínima para recibir la Primera Comunión será a los nueve años, y para la Confirmación, a los 12 años y el cual prácticamente critican y destrozan, simplemente porque “no es para la realidad de esta Ciudad”, señalan. En ellas no se percibe ninguna pizca de ingenuidad. Están en las entrañas de la Iglesia católica arquidiocesana y se saben libres de apuntar y señalar lo que ahora está desmantelando su labor por la cual viven y están convencidas.
“Para nosotras la catequesis es un estilo de vida, una vocación…” En sus palabras se percibe esta respuesta ante la responsabilidad puesta por Dios en sus manos. Llevan adelante el deber de evangelizar y de catequizar, “no es solamente en un templo, lo llevamos a la calle, a la familia, por eso estamos convencidas, de extender el reino de los cielos… para hacer esto se requiere de muchos años de formación”.
La experiencia las ha curtido en las dimensiones más crudas y fuertes de la Ciudad. Eso les ha dado la autoridad para levantar la voz. La catequesis es una “apasionada entrega”.
De lleno, sus primeros reclamos son como un misil contra el polémico decreto del arzobispo Carlos Aguiar: “Para empezar, hubo una confusión con el decreto de Tlalnepantla sobre la catequesis escolarizada… Para México fue copiar y pegar. Mal redactado, mala su difusión debido a la deficiente comunicación de la directora de comunicación social. Todo el presbiterio, en general, está a disgusto. Para ellos, la catequesis es una caja de ingresos por las cuotas que se aportan por los sacramentos anuales. Y luego está el tiempo que haya diversas interpretaciones. Nueve años para recibir la eucaristía y doce para la confirmación; durante ese período, el arzobispo quiere un proceso escolarizado el cual, aquí en la ciudad, es muy difícil y complicado”.
Se refieren al aplazamiento de las edades de la catequesis. No sólo es una merma económica para las economías parroquiales. Es, por otro lado, una disociación tremenda en su trabajo ¿Cuál es la razón?Explican: “Es la realidad. De una colonia a otra, de calle en calle, la comunidad, la religiosidad popular, las mayordomías, la interculturalidad es distinta en esta ciudad…Por eso no es posible aplicar de manera homogénea este decreto en la ciudad”.
Y abundan, “El decreto no es claro. Primero este proceso escolarizado es impuesto en Tlalnepantla y a los pocos días se dio a conocer aquí. Tlalnepantla no es la ciudad de México. La población no es homogénea. Trabajamos por ejemplo con los niños de la Ciudadela en el centro de la ciudad. Tan solo ese pequeño sector fue un enorme reto. Y hay que afrontar una cosa. En una gran proporción, a la gente no le interesa ser evangelizada. Es una población difícil. El primer reto de los catequistas es convencer a los padres de familia que esto es importante. Se trata de la salvación de los hijos. Nada de esto dice ese decreto…”
¿Entonces es confuso? “El decreto se ha ido interpretando como cada quién lo entiende. Este documento del arzobispo Aguiar saltó una parte del proceso: la concientización de la población. No descartamos que sea una buena disposición, pero la Ciudad no está preparada para esto. La sociedad no quiere tantos años en este proceso de formación. Hoy nos estamos enfrentando a una población atea y desinteresada en la religión. Esto no lo resuelven los años de preparación para los niños. Los padres de familia necesitan ser formados”.
Esto es polémico porque el documento quiere un proceso de recristianización… “¡Ni el presbiterio está convencido de esto! Los sacerdotes son los primeros en contra. Hay una parte del documento que dice ‘en la medida de las posibilidades…’ Y de ahí se agarraron. No hay criterios de uniformidad. Aguiar nunca nos dio un plan previo para echar andar el decreto. ¿Por qué nos piden algo que no nos dan? Ni programas ni planes”.
Esto podría ser polémico… porque es la apuesta de recristianización del arzobispo… “Todo esto se realizó sin conocimiento. Hay niños menores de nueve años que tienen una madurez espiritual extraordinaria. No podemos establecer edades. Dejamos de lado la madurez y necesidades de las familias. Muchas de ellas están desconcertadas por las edades obligatorias y por lo tanto, las están limitando. No es algo pensado, el decreto no está basado en la experiencia, no está viendo qué tan capaces son las personas a ser formadas”.
Entonces, ¿con qué herramientas cuentan? “Hay un rumor muy fuerte de que Carlos Aguiar quiere quitar los subsidios catequéticos trabajados y recientemente publicados. Desde que llegó dijo: “No me interesan”; sin embargo, el padre Arturo Barranco y Mons. Juan Carlos Guerrero, quienes eran los anteriores responsables, hablaron con él y lo convencieron. Era echar a la basura miles de ejemplares impresos. Ahora deben ser modificados conforme a su decreto”.
Y van más allá para explorar las causas de la inestabilidad que está tocando la catequesis, se trata del desplazamiento de la experiencia de las personas cuya trayectoria simplemente fue ignorada para ser apartadas por caprichos e imposiciones. “Desde que Aguiar está en la arquidiócesis de México se ha dado una gran falta de respeto a las personas quienes, por décadas, han apuntalado la catequesis en la Ciudad y que, hoy, por ser mayores, han despreciado desaprovechando la experiencia. Laicas con amplia presencia arquidiocesana y hasta nacional”.
¿Cómo es el ánimo entre los catequistas? Sin vacilar afirman: “Estamos perdidos, muy desanimados. Hay descontento y falta de respeto a nuestro trabajo. Lo que hacemos es desinteresado sin paga alguna. Dejamos nuestras actividades por ir con los niños. Invertimos por amor a la Iglesia, pero en este nuevo arzobispado nos desplazan, menosprecian y subestiman. No hay unión, estamos perdidas. ¡Ahora nos exigen tener maestría en pedagogía catequética! Esto no va con la realidad de las catequistas. Muchas son adultas y personas adultas mayores. No tienen los recursos económicos para pagar ¿Cómo exigir un título a ellas? Todas tienen una formación que se ha probado por experiencia. Quien no esté certificado por la Universidad Lumen Gentium, porque esa es la exigencia del arzobispo, no puede ser aceptadas para impartir catequesis. ¿Dónde quedamos las que no tenemos dinero para comprar así una certificación?”
Cruz Nájera. Mafias.
Sin embargo, las causas de la deblacle de la catequesis tienen nombres y apellidos. Aunque responsabilizan al arzobispo Carlos Aguiar, los operadores llevan una gran parte de la responsabilidad en esta fragmentación y apuntan: “El nuevo comisionado no tiene ni la más remota idea de lo que es la catequesis” Afirman cuando traen a la entrevista a Fernando Cruz Nájera, ahora impuesto en la comisión arquidiocesana. “¡Es un déspota! Es un contador público. Algo tiene de teología, pero según sus palabras, era un secretario ejecutivo impuesto ahora como coordinador de catequesis de la arquidiócesis y que ha menospreciado a las catequistas. ¿Quién lo nombró? No sabemos de dónde salió ni quién lo impuso. Sólo nos dijeron que había dos perfiles y él resultó favorecido, ese que ha dicho ‘No estudié catequesis, pero no es cosa del otro mundo’. Ese es el tamaño del nuevo comisionado”.
¿Se identifica con Aguiar? “Definitivamente es de ese equipo, es un prepotente. Gente comprometidísima con la catequesis ha preferido renunciar a causa del despotismo de este sujeto. Ahora pretende clasificarnos en ‘ecosistemas’. No sabemos qué es eso, pero parece que nos trata como animales”.
Las entrevistadas no dudan en que debe haber cambios en la comisión debido a personas protagonistas y que fomentan capillismos: “Son una mafia de poder. Han puesto a una persona inhumana e insensible. ¿Esta es la Iglesia que Jesús quiere? Y detrás de Cruz Nájera está otra mujer, Clara Santos, ahora con una oficina en la comisión ¡Ella es una arribista! Junto a Fernando se han adueñado de la catequesis. Es muy triste que al interior de la comisión de catequesis haya sentimientos tan demoníacos. No se le puede decir de otra manera. Cada vez estamos peor desde que Aguiar llegó. Lo poco construido se vino en picada. Incluso el padre Arturo Barranco, actual vicario episcopal, nos lo comentó de esta manera: “Todo lo que huela a Norberto (Rivera Carrera) va para afuera…”
¿Y entonces como se encuentra ahora su preparación? “Nos robaron la formación. Ahora es un negocio. El cardenal, en lugar de mostrar su preocupación por situaciones que necesitamos, promueve tonterías como este decreto. Estamos perdidos. La clave de la formación no es sólo la metodología catequética sino la recepción de los sacramentos de iniciación, la perseverancia y la formación bíblica”.
¿Y la captación de niños en las parroquias? ¿Ha disminuido? “Sí, bastante. Estamos perdidos. Iniciaríamos con el catecismo en septiembre y nos dijeron ‘espérense’. No podemos empezar. Hay confusión de calendarios que quieren homologar con los escolares. No quieren ver la realidad, eso depende de cada una de las comunidades en medida de sus posibilidades. No entienden la parte vivencial de la catequesis. Eso Aguiar no lo sabe. Solamente quienes estamos con el campo conocemos realmente estas necesidades. Obramos sobre una realidad histórica, ese es Jesús”.
La situación es difícil y delicada. ¿Hacia qué nos encaminamos en la arquidiócesis de México? Una de ellas, afirma: “Sin duda a que se vaya abajo la Iglesia. El cuerpo de Cristo está en picada en los años en el que este hombre está al frente, el cardenal Aguiar. ¿Para qué necesitamos sectas? Con el mismo cardenal que hoy nos pusieron, la Iglesia tiene para ir abajo. No necesitamos mayor enemigo.
Su compañera secunda: “Estamos perdidos, extraviados. No tenemos orientación ni cabeza. Estamos huérfanos. Antes, con el anterior cardenal, se presentaban informes integrales. Hoy sólo es pura planeación sin rumbo. Antes había respeto por nuestro trabajo, valía nuestra voz. El cardenal (Norberto Rivera) estaba con las catequistas. Se hacía presente. A dos años de la llegada de Aguiar. Todo se viene abajo… ¿Qué clase de cardenal es? No necesitamos más para que vengan a desinformarnos”.
Finalmente, de forma directa, ¿Qué esperan del cardenal Aguiar? ¿Qué le dirían de tenerlo enfrente? Su respuesta no evade la frustración que ahora padecen, su tristeza es patente: “Le diríamos que fuera más humano. Que viva Jesús en su corazón. ¡Deje de destruir a la Iglesia! Hínquese con nosotros y vea nuestras necesidades. Ciudad de México no es Tlalnepantla. Vivimos una descristianización terrible. Con estas actitudes de este pastor, no vamos a ningún lado. Aguiar debe humillarse junto con nosotros, debe bajar a lodo, para construir la Iglesia. No podemos permitir que la siga destruyendo. ¿Para qué tanta hipocresía? ¿Para qué tanta mentira?”
Al finalizar la entrevista, ambas catequistas apelan al compromiso y la humildad. Saben dónde están paradas. Su compromiso les infunde la fuerza en los días de desolación (Lv 26,34) que vive la arquidiócesis. Y lejos de amedrentarse, el valor que les ha dado la Palabra hace que afronten al mismo pastor que se ha convertido en lobo. Sin embargo, su seguridad está bien plantada, saben de dónde se agarran. Junto con su Maestro toman la cruz con la esperanza de hacer todas las cosas nuevas.