Presidente de la CEM advirtió: “México está en ebullición” Iglesia condena violencia en Sinaloa; criminales deben “arrepentirse y convertirse”
Diócesis de Culiacán emitió mensaje. Llama a seguir construyendo “auténtica cultura de la paz”
| Guillermo Gazanini Espinoza
Durísimas horas vivió Culiacán cuando se convirtió en zona de guerra debido a los enfrentamientos entre las fuerzas armadas y el cártel de Sinaloa por el operativo de captura de uno de sus principales capos. Las imágenes han dado la vuelta al mundo, prácticamente la capital estatal fue sometida obligando a los pobladores a refugiarse en sus hogares. Ante el silencio de las autoridades y confusión, las fuentes directas de los hechos fueron usuarios de redes sociales compartiendo los momentos de terror en medio de fuertes balaceras del ejército y la Guardia Nacional combatiendo a sicarios que parecían rebasar la capacidad de fuego de los elementos castrenses.
La diócesis de Culiacán, presidida por Mons. Jonás Guerrero Corona, emitió un comunicado en el que exhortó a pasar de la “razonable molestia e indignación social” a la “propuesta y acción contundente” que asegure la unidad y la paz social. La Iglesia de Sinaloa, según se lee, manifestó la unidad con todas las personas e instituciones que en un estado democrático de derecho, luchan por la construcción permanente de la cultura de la paz, de la vida y de la familia.
Por otro lado, la presidencia y secretaría general de la Conferencia del Episcopado Mexicano aseguraron que los hechos violentos de Culiacán provocan “naturalmente temor, enojo y desesperanza. Pero queremos pasar de estos sentimientos espontáneos a la reflexión y a la respuesta colaborativa en la construcción de la paz…” El mensaje suscrito por el arzobispo Rogelio Cabrera y el auxiliar de Monterrey, Alfonso G. Miranda Guardiola, reafirmó el clamor constante de la Iglesia mexicana ante la violencia incesante en varios puntos del territorio nacional: “A todos los creyentes y personas de buena voluntad los invitamos a unirnos para trabajar por la paz, venciendo toda rivalidad, confrontación e intereses particulares. Como Iglesia Católica nos comprometemos a fortalecer y ampliar aún más las acciones pastorales que contribuyen al respeto de la dignidad de toda persona, a fortalecer las familias, la educación para la paz, la justicia social y ayudar a sanar a las personas y comunidades afectadas por la violencia” y dirigir, como ha sucedido en otras ocasiones, el urgente exhorto a las autoridades para realizar un “sobreesfuerzo que reduzca los desbordados índices de violencia que sufre gran parte de nuestro pueblo a lo largo del territorio nacional”.
Esta semana, durante el XXVI Encuentro Nacional de Pastoral de la Comunicación en Ciudad Juárez, la cúpula de la CEM expuso los temas y desafíos de la Iglesia católica mexicana. En una de sus intervenciones, Mons. Rogelio Cabrera Lópezexpresó que México “está en ebullición” al enfatizar: “Tenemos la crisis nueva de la sociedad que cambia, de la importancia de las nuevas tecnologías, de lo que implica el crecimiento de las ciudades y las inconformidades de la población… Todo este es el gran océano de problemas en nuestro país… Hablamos de las personas y encontramos dificultades, hablamos de las familias y tenemos otras problemáticas como la violencia familiar que escala. Antes era violencia entre el esposo y la esposa, ahora es violencia padres e hijos… es el escalonamiento de la problemática… México es un país que está en ebullición, no está tranquilo, tiene muchas cosas que arden…”
La semana que concluye, México padeció esta intranquilidad y derramamiento de sangre cuando el lunes 14 de octubre, sicarios emboscaron a policías de Michoacán. Ya se le conoce como la "masacre de Aguililla", zona enclavada en la diócesis de Apatzingán, donde fueron asesinados catorce agentes; sin embargo, el terror no se detendría. En Tepochica, Guerrero, poblado cercano a Iguala y perteneciente a la diócesis de Chilpancingo-Chilapa, elementos del ejército abatieron a un grupo armado con un saldo de 15 muertos y un militar caído. Los civiles no pudieron usar el tremendo arsenal que portaban en el vehículo entre los que se contaban más de 6 mil cartuchos, armas largas, cortas, una granada y equipo táctico.
Los hechos de Culiacán confirmaron la tragedia que se abatió sobre México. No obstante, la Conferencia del Episcopado Mexicano hizo votos para que, por la oración de los fieles, se fortalezca el compromiso para seguir construyendo la paz y, a la vez, llamar a los que provocan la guerra y violencia a “recapacitar, arrepentirse y convertirse”.