Editorial CCM Vacunas contra covid, ¿luz al final del túnel?
| Centro Católico Multimedial
Hasta hace algunas semanas, la desconfianza y dudas eran constantes. Nadie sabía de su efectividad e incluso las pruebas y ensayos deberían tomarse con cuidado. El escepticismo en cuanto a la eficacia era la mejor respuesta ante la desmedida confianza que sus creadores, empresas y gobiernos patrocinadores se empeñaban en demostrar al mundo. Al final de este trágico 2020, como hongos después de la lluvia, aparecen diversas marcas del biológico más esperado por la humanidad.
La vacuna contra el covid-19 comenzará a probarse de forma masiva. Algunos países como el Reino Unido diseñan la logística de vacunación que iniciaría en personas ancianas, después en grupos de mayor riesgo y, aunque se asegura que la efectividad del biológico es de 90 por ciento, se necesitará de dos aplicaciones para la inmunidad “aunque no se desarrollará una protección total en cada persona”.
En Estados Unidos, se ha diseñado la operación Warp Speed, entre varias agencias de salud, el Departamento de la Defensa, empresarios y farmacéuticas para acelerar la aprobación de la vacuna en diciembre. Según los datos, habría disponibilidad de 300 millones de dosis en Estados Unidos a partir de enero; sin embargo, todavía falta la verificación de la seguridad y eficacia. Se pretende que la administración a los pacientes sea gratuita ya que el gobierno estadunidense respaldará su fabricación masiva una vez se hayan verificado los estándares de control a los que las farmacéuticas se han comprometido. El Congreso de ese país ha destinado casi $ 10 mil millones para las vacunas, 6.5 mil millones serán para el desarrollo de contramedidas para garantizar la salud de los usuarios.
Sin embargo, aunque esta explosión de vacunas llega, la OMS ha advertido de tomar las cosas en calma. México se mete a la carrera para la compra masiva. No obstante, serán insuficientes y no cubrirían a la totalidad de los trabajadores de la salud en lo inmediato. Apenas, el Poder Legislativo modificó la Ley General de Salud para sacar del Fondo de Gastos Catastróficos 33 mil millones de pesos mismos que, según se aseguró en las discusiones de los legisladores, serán para la compra de las dosis que serán distribuidas de manera gratuita para todos los mexicanos, una medida muy controvertida debido a la opacidad en donde no se sabe de qué forma serán manejados esos recursos que, de alguna forma, despojan a los pacientes quienes padecen otras duras enfermedades.
La realidad no puede ser más cruel. Ya se sabe que las vacunas no alcanzarían ni a un mínimo porcentaje de población en Ciudad de México. De 35 millones que la farmacéutica Pfeizer destinaría al país, según algunas prospectivas hechas por medios de comunicación, servirían para inmunizar sólo a 3 millones y medio de personas, insuficientes para vacunar a la totalidad de las alcaldías más densas de la capital, Gustavo A. Madero e Iztapalapa.
Una cosa es cierta. El virus seguirá matando. A esto se suma la irresponsabilidad de millones y a las falsas expectativas de un gobierno que ha manejado al punto del desastre esta pandemia. Apelar a la libertad, como lo hace el Gobierno de la República, ha llevado al liberticidio. No debemos crear ilusiones, ni esperemos que esto se resuelva de inmediato. En México, el confinamiento no resultó y sumado a la ruina económica, haber confiado en “Susana Distancia” y guarecernos, nos condujo a un túnel del cual todavía, para los mexicanos, no verá la luz al final, no por lo menos en el año que está por iniciar.