Se cae el principal evento en el Zócalo A la megamisión del cardenal Aguiar le dan su calaverita…
Festividades de Día de Muertos dan al traste con las 72 hrs de misión que culminarían en la Plaza de la Constitución.
| Guillermo Gazanini Espinoza
Los organizadores de la llamada megamisión de la arquidiócesis de México están en un dilema y no los calienta ni el sol. Se trata de la caída de su principal evento, el rally del 27 de octubre en el Zócalo de la Ciudad de México que cerraría la portentosa megamisión de 72 hrs sin cardenal después de la misa dominical en catedral. De acuerdo con los organizadores, y según había sido ampliamente difundido en los informativos arquidiocesanos, el domingo 27 de octubre, las actividades comenzarán con una Misa en Catedral, a las 12:00 horas, seguida de un Megarally, en el que todos los voluntarios realizarán cinco acciones, una por cada ambiente. Se hará en un formato de competencia entre vicarías para impulsar el entusiasmo de los participantes. Todas las acciones se harán en el Centro Histórico. El 20 de octubre se hará una Expo vocacional misionera, también en Basílica. Finalmente del 25 al 27 de octubre se harán 72 horas de Misión, concluirán el domingo con un rally en el Zócalo.
Al parecer, el responsable de esa pastoral del puro evento, de la planeación de ocurrencias y de la sensibilería ecologista, Manuel Sánchez, quien sucedió al artífice de este bodrio, el desaparecido Ramiro de Jesús Jiménez Cruz, recibiría la negativa de las autoridades de la ciudad de México para echar andar delirantes eventos masivos que sólo existen en los pizarrones blancos de los organizadores.
Y es que ese día 27 de octubre, la Ciudad de México ocupará el Zócalo y todo el Centro Histórico para realizar el Desfile Internacional del Día de Muertos. Y justo el día 25 de octubre, al inicio de las 72 hrs de misión, la megaofrenda del Zócalo será inaugurada para dar inicio a las festividades de muertos hasta el 3 de noviembre que representan una considerable derrama económica y de turismo para la Ciudad de México, esto sin contar con la instalación de la gran carpa, el gran premio de México, a efectuarse el domingo 27 de octubre.
Así las cosas, Álvaro Lozano Platonoff, vicario de pastoral de Carlos Aguiar, sufre uno de sus más grandes descalabros en la realización de la descafeinada megamisión –ya llamada megaficción- cuestionada aún por cientos de sacerdotes y fieles quienes no veían más que el fuego fatuo de un capricho por quedar bien con el cardenal a quien su mala estrella le sigue hasta Roma cuando, en su Iglesia particular, sus colaboradores continúan sumiendo a la arquidiócesis en la incertidumbre y derroteros sin rumbo.
Seguramente los organizadores dirán cualquier cosa para justificar una pastoral del evento que desde el inició no convenció. Y tratarán de persuadir a quienes han defraudado de que su rally se realizará con el mismo ímpetu. Sin embargo, el golpe fue asestado. Y también es la oportunidad para señalar a quienes se empecinan en caprichos para endulzar el oído a don Carlos porque en cualquier organización e institución que se tenga por seria, hay responsables quienes deben poner por delante su renuncia por mera dignidad y sentido común.
Por lo pronto, la evidencia no requiere demostración. Como bien apuntó un buen sacerdote al saber de este descalabro: Una misión pagana no puede competir con otra fiesta pagana… Lo que les queda es unirse al baile de catrinas y calaveras y ahí convencer a la conversión ecológica, repartiendo dulce pan de muerto para acabar con la amargura.
Efectivamente, a la megamisión le dieron su calaverita…