El profesor de Comillas ha participado en el Congreso sobre el futuro de la teología Castelao: "Que hoy en día todavía haya pocas teólogas es una injusta anomalía que debe ser corregida"

Pedro Fernández Castelao
Pedro Fernández Castelao

"Es un error pensar que la teología del mañana puede hacerse sin la de ayer, pero creer que repetir la de ayer nos exime de rehacer la nuestra es igualmente equivocado"

"Quienes nos dedicamos a la teología podemos estar tentados de enseñar sin reflexionar, de investigar sin dialogar y de escribir sin pensar"

"Nos animó a ser valientes y audaces a la hora de llevar a cabo lo que el papa Francisco nos ha pedido, esto es: franquear el acceso a los estudios de teología a todo el mundo y repensar nuestra manera de pensar"

"En todos los sitios siempre hay personas con espíritu creativo y amor por la libertad que se sienten incómodas y asfixiadas cuando se impone la repetición y se desconfía de la imaginación"

"El panorama teológico nacional e internacional se encuentra, a mi entender, en un momento especialmente delicado", señala sin que pretenda sonar apocalíptico Pedro Fernández Castelao, director del Departamento de Teología Dogmática y Fundamental de la Facultad de Teología de Comillas, que acaba de regresar, junto con otros cinco colegas de esa universidad de la Compañía de Jesús, de participar en el Congreso Internacional sobre el futuro de la teología, organizado por el Dicasterio para el Clero y la Educación, el 9 y 10 de diciembre en Roma.

Recibidos por el Papa, quien les lanzó sugerentes pistas para ese camino de pensar una teología de futuro, Castelao señala que "se nos instó a hacer teología con imaginación y creatividad para evitar esa simplificación que mutila la realidad, tan propia del pensamiento ideológico". Y, en línea con la petición de Francisco, reconoce la "injusta anomalía" de que "hoy en día todavía haya pocas teólogas", algo que "debe ser corregido de forma necesaria en las próximas décadas". 

‘Informe RD’ con análisis y el Documento Final del Sínodo

Acaba de regresar del Congreso internacional sobre el futuro de la teología. Antes de ir al futuro, ¿cómo ve usted el ahora, el presente de esta disciplina?

El panorama teológico nacional e internacional se encuentra, a mi entender, en un momento especialmente delicado. Somos herederos del enorme y meritorio trabajo realizado por los grandes teólogos del siglo XX. Ahora bien, desaparecidos estos, está por decidir y por decantar cuál es —cuál ha sido y cuál está siendo— la aportación de las nuevas generaciones de teólogos y teólogas al siglo XXI. En ese sentido me parece que el presente de la teología es prometedor con las nuevas perspectivas que se están abriendo.

Regresamos al futuro. ¿Qué han vislumbrado en esas dos jornadas en donde, más que ponencias, hubo mucha puesta en común sobre temas?

Por un lado, hemos constatado la pluralidad de la Iglesia y las diferencias geográficas y culturales que enfrentamos hoy quienes nos dedicamos al estudio y a la enseñanza de la teología. Por el otro, hemos visto la convergencia de fondo en muchos problemas y cuestiones que, en cierto sentido, todos compartimos. Ha sido un congreso en el que, junto a ponencias breves, se ha ensayado, por grupos, la conversación en el Espíritu.

Los participantes en el Congreso, en audiencia con el Papa
Los participantes en el Congreso, en audiencia con el Papa Vatican Media

Tengo entendido que, en varias ocasiones, por parte de los organizadores, invitaron a los cerca de 500 congresistas de todo el mundo a tener «coraggio». ¿En qué les animaban a ser más valientes?

Efectivamente, así ha sido. La palabra más repetida y con más énfasis tanto en la intervención inicial del cardenal Tolentino, así como en la despedida final de monseñor Pagazzi, fue «coraggio». Nos animó a ser valientes y audaces a la hora de llevar a cabo lo que el papa Francisco nos ha pedido, esto es: franquear el acceso a los estudios de teología a todo el mundo y repensar nuestra manera de pensar. Se nos instó a hacer teología con imaginación y creatividad para evitar esa simplificación que mutila la realidad, tan propia del pensamiento ideológico.

Quienes nos dedicamos a la teología podemos estar tentados de enseñar sin reflexionar, de investigar sin dialogar y de escribir sin pensar. Es lo más cómodo, lo más seguro, lo más sencillo. Lo difícil es cuestionar presupuestos, evaluar prejuicios, abrirse a la cultura

Francisco, en el discurso con motivo de la audiencia que les concedió a los participantes en este congreso, les invitó a “repensar la forma de pensar”. ¿Qué exige esto?

Exige que nos preguntemos dónde está la teología, de qué forma se relaciona con otros saberes y, sobre todo, qué aporta a los hombres y mujeres de hoy. A mi juicio, quienes nos dedicamos a la teología podemos estar tentados de enseñar sin reflexionar, de investigar sin dialogar y de escribir sin pensar. Es lo más cómodo, lo más seguro, lo más sencillo. Lo difícil es cuestionar presupuestos, evaluar prejuicios, abrirse a la cultura, romper la inercia de la mímesis y arriesgarse imaginar libremente y con audacia el futuro aún no construido.

¿Están hoy las facultades de Teología en esta misma longitud de onda que solicita el Papa?

No lo sé. No las conozco todas. Pero me gustaría pensar que sí.

¿Hay indicios ya de esa teología del futuro en el presente académico de las facultades de Teología a nivel internacional? ¿Y en las españolas?

En todos los sitios siempre hay personas con espíritu creativo y amor por la libertad que se sienten incómodas y asfixiadas cuando se impone la repetición y se desconfía de la imaginación. Es cuestión de tiempo, si se dan las condiciones propicias, que emerjan los frutos escondidos de su trabajo en silencio y soledad. En el extranjero y también en nuestro país.

El Papa saluda a una de las teólogas del congreso
El Papa saluda a una de las teólogas del congreso Vatican Media

“Patrimonio e imaginación”. En ese contexto se situó la celebración del congreso. ¿El legado teológico del pasado todavía puede decir algo a los desafíos de hoy o es por eso que hay que echar mano de la imaginación para que la teología no sea arqueología?

La teología tiene su núcleo esencial en lo acontecido en Jesús de Nazaret. Nada puede reemplazar ese anclaje fundamental. El legado teológico de la Iglesia tiene que ser siempre recibido e interpretado a la luz del kerygma. Somos hermanos de los teólogos de todos los tiempos porque, aunque vivimos en mundos culturales muy diversos, confesamos, sin embargo, el mismo Credo. Es un error pensar que la teología del mañana puede hacerse sin la de ayer, pero creer que repetir la de ayer nos exime de rehacer la nuestra es igualmente equivocado.

El Papa les pidió también hacer la teología “accesible a todos”. ¿Hay que abrir más puertas y rampas de accesibilidad en algunas torres de marfil?

El Papa se refería, principalmente, al acceso a los estudios reglados de teología. Su deseo es que las personas que libremente deseen estudiar en las facultades de teología de cualquier parte del mundo no encuentren trabas injustificadas que se lo dificulten. Nombró, explícitamente, a ese perfil de mujeres y hombres de mediana edad que desean profundizar en su fe con el estudio universitario de la teología. Nos pidió que se le abran todas las puertas. La teología es patrimonio de toda la Iglesia. Es mucho más y debe ser mucho más que, únicamente, unos estudios requeridos para el sacerdocio ministerial.

Francisco reivindicó también el papel de la mujer en la teología, su aportación específica, y no parecía una cuestión de cuotas. ¿Qué es más: justo, necesario, ambos o ninguno?

Efectivamente, así fue. El Papa nos dijo que una teología exclusivamente masculina es una teología incompleta. Y citó 2Re 22, 14–20, en donde se puede leer cómo la profetisa Huldah ayudó a comprender el sentido de la Escritura al rey y a los sacerdotes. Que hoy en día todavía haya pocas teólogas es una injusta anomalía que, si bien se explica por obvias razones históricas, debe ser corregida de forma necesaria en las próximas décadas. Siendo su papel importante en disciplinas bíblicas y morales, tengo para mí que, donde más se las necesita es en el ámbito de la teología sistemática. Ojalá florezcan las vocaciones femeninas al carisma de la teología y se las ayude a que se consoliden.

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