Tres días de jornadas en Madrid que contaron con la participación de 400 especialistas Torralba clausura el I Congreso de Bioética de San Juan de Dios planteando los 7 dilemas éticos de la hospitalidad
"Un mapa de dilemas y paradojas que se producen cuando alguien se dispone a recibir a una personas en su casa o cuando una institución abre las puerta a un huésped, dilemas a los que no resulta fácil encontrar soluciones"
Ese fue el planteamiento del catedrático de la Universidad Ramon Llull y presidente de varios comités de ética, Francesc Torralba, en la clausura este jueves 3 de octubre en la clausura en Madrid del I Congreso de Bioética San Juan de Dios España, que contó con un total de 400 especialistas inscritos
"Un mapa de dilemas y paradojas que se producen cuando alguien se dispone a recibir a una personas en su casa o cuando una institución abre las puerta a un huésped, dilemas a los que no resulta fácil encontrar soluciones". Ese fue el planteamiento del catedrático de la Universidad Ramon Llull y presidente de varios comités de ética, Francesc Torralba, en la clausura este jueves 3 de octubre en la clausura en Madrid del I Congreso de Bioética San Juan de Dios España, que contó con un total de 400 especialistas inscritos.
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Vertebró Torralba su ponencia "Dilemas éticos en la practica de la hospitalidad" con el pensamiento de dos grandes pesadores del siglos XX, Emmanuel Lévinas y Jacques Derrida, y con "la aportación", destacó, de Daniel Innerarity.
La universalidad de la hospitalidad, fue el primer dilema que planteó, "y que está en el ADN de la hospitalidad de Juan de Dios, que no sucumbe a la cultura del descarte planteada por Jorge Mario Bergoglio mucho antes de llegar a la cátedra de Pedro".
No sucumbir a la cultura del descarte
Este primer dilema, abundó, sin pretender ofrecer soluciones, como indicó al comienzo de su disertación "supone cómo hacer compatible la universalidad con la justicia distributiva sin sucumbir a la cultura del descarte", señalando a modo de ejemplo Esos "espacios en los se quiere abrir la puerta, pero no caben todos, no hay camas ni albergues para todos".
Un segundo dilema tiene que ver -explicó- "con los huéspedes que se instalan y que se produce una dependencia crónica de la institución y del recurso, lo que hace que se prive a otros potenciales huéspedes de ese servicio, al que también tienen derecho. Son los fenómenos de dependencia crónica institucional".
"La hospitalidad no es acoger al huésped de manera pasiva, sino que reciba las habilidades y destrezas para que pueda volar y no tenga que ser acogido de nuevo", incidió el ponente, "salvo en caso de extrema vulnerabilidad de los huéspedes, que han de ser acogidos de manera vitalicia"
Un tercer dilema tiene que ver "con que el huésped no tiene constancia ni conciencia de su vulnerabilidad, no llama a la puerta y se está destruyendo, como sucede en el caso de las adicciones", planteó Torralba, pero también con cuestione de pobreza, para lo que "hay que salir" a su encuentro, apuntó citando de nuevo al Papa.
Intimidad y hospitalidad
En el cuarto dilema, el filósofo se refirió al que se plantea entre "intimidad, el hogar, por ejemplo, y la hospitalidad, que supone compartir ese espacio con un extraño, donde se produce una invasión de la privacidad, lo que puede retraer la práctica de esa hospitalidad". "Pero también el huésped necesita una hospitalidad, lo que exige que deba tener su privacidad -continuó Torralba-, lo que toca con la masificación. Se trata de ver cómo se compatibilizan ambos aspectos".
El quinto dilema "es el de la hospitalidad incondicional con la seguridad ", aunque a veces el huésped no cumple con sus deberes y obligaciones, lo que puede ocurrir por ejemplo en un albergue social. ¿Qué hacemos cuándo ocurre eso, cuando el huésped no cumple las normas? La seguridad, como la intimidad, tiene que ser garantizada, son derecho también del anfitrión", señaló, sin excluir hacer "la pedagogía con el huésped".
El sexto dilema tiene que ver con el anfitrión, "que no es consciente de su vulnerabilidad, ha perdido destrezas, paciencia y su vocación, pero de algo hay que vivir... Eso ya no es un anfitrión", afirmó sin entrar en las posibles razones, aunque alabó "el reconocimiento público" de los méritos cuando se producen "Ese anfitrión, en realidad, debería ser un huésped", subrayó finalmente sobre este dilema.
En cuanto al séptimo y último dilema -"y más trepidante y actual"- que planteó Torralba, el catedrático se refirió a "la hospitalidad con la tecnología, en un contexto de disrupción tecnológica exponencial", que altera los procesos habituales.
"Algunos -añadió- los mejora significativamente, pero otros generan perplejidades, pero en cualquier caso, ese desarrollo está cambiando lo que hacían tanto el anfitrión y el huésped como la casa que acoge". "¿Podíamos tener un anfitrión tecnológico o la hospitalidad necesita de una interacción humana? ¿Qué tareas son genuinamente humanas? Yo ya expuse en un par de libros que es el cuidar", indicó.
Qué tareas son inexorablemente humanas y nunca van a ser reemplazadas por tecnología?
— Montse Esquerda (@montse_esquerda) October 3, 2024
Repensando los límites de la hospitalidad @f_torralba#CongresoBioéticaSJDpic.twitter.com/9sfoRhWnz5
"Estos siete dilemas es interesante explicitarlos, el gran problema es cuando se viven de puertas adentro, por lo que directivos y órganos de gobierno deben ordenarlo y tratar de ver de qué manera se pueden afrontar y buscar gradualmente fórmulas para su resolución", concluyó el pensador catalán.
A lo largo de tres jornadas, este I Congreso de Bioética San Juan de Dios España contó también con las destacadas aportaciones una veintena de expertos, entre los que se encontraban el Prof. Dr. Julio L. Martínez, S.J. (Universidad Pontificia de Comillas), la Prof. Dra. Montserrat Esquerda i Aresté (Institut Borja Bioética Universidad Ramón Llull), la Prof. Dra. Lydia Feito Grande (Universidad Compluense de Madrid) y el Prof. Dr. Francisco J. Alarcos Martínez (Universidad Loyola de Andalucía).