¿Hay varones vírgenes? ¿Machismo en el santoral?

Hay que separar lo sexual de lo pecaminoso porque, de entrada, no tiene nada que ver.

No me hubiera hecho consciente de  este hecho si, recientemente, un amigo mío no me hubiera  preguntado  si existía en el santoral algún santo virgen?

-Claro, le dije yo, todos los que han muerto después de vivir con fidelidad sus votos o han sido martirizados por no querer romper su virginidad.

-Ah, me respondió, ¿Y por qué no lo especifica como lo hace cuando se trata de mujeres?  Resulta común leer: santas Justa y Rufina, mártires y vírgenes, pero no conozco ningún varón del que se diga que es virgen.

Y os confieso que me quedé pensativo buscando algún santo varón virgen y no lo encontré. Es más, buscando en el Breviario de la Liturgia de las Horas,  aparece un Común de vírgenes pero si se refiere a los hombres hay un Común de santos varones y no de varones vírgenes y se supone que hay también algunos , aunque no sean muchos. En la Liturgia de las Horas tienen Oficios Comunes las mujeres, para varias vírgenes o para una sola vírgen, pero si se trata de hombres ya se les llama Común de santos varones o, en su caso, Común de santos pastores. Pero no existe un Oficio común para vírgenes varones. ¿Es que no han existido? Se supone que también algunos pastores han sido vírgenes. Otros ya sabemos que no.  Se le atribuye a san Eugenio el “Decretum pro Potamio episcopo”, un documento que los obispos del X Concilio de Toledo (656) redactaron para condenar a Potamio, obispo de Praga, por adulterio. Un adulterio que seguramente era un caso de amor, con lo cual, llamarle adulterio parece una temeridad. Véase recientemente el caso del obispo Novell, a quien Dios le conceda mucha felicidad, como se merece.

He puesto en Google “santos vírgenes” y solo me aparece una lista inmensa de santas con sus días festivos correspondientes pero ni un solo santo varón. Y he puesto santas vírgenes y me aparece la misma lista. Lo que quiere decir que hablar de vírgen es hablar exclusivamente de mujeres. O no hay hombres vírgenes o es que la virginidad tiene un sentido puramente físico y aplicado solo a la mujer, lo cual es un disparate como una casa, que debería ser revisado en estos tiempos de justa igualdad entre hombres y mujeres y de lucha contra el machismo asesino.

En fin, que aquí como en otros asuntos, la iglesia católica tiene una asignatura pendiente. Hay que desligar lo sexual de lo pecaminoso, porque no tiene nada que ver. Es la asignatura, por reminiscencia de la ley judía,  que más ha suspendido en la historia y no sé si está preparada ya para aprobarla en la convocatoria de septiembre. Tal vez los nuevos tiempos de sinodalidad que vivimos nos hagan ver, con las aportaciones de todos, hombres y mujeres, vírgenes o no,  que hemos de ser muy sensibles y prudentes en este tema que nos ha pasado tantas facturas impagables y dolorosas y que hemos de afrontar para madurar: virginidad, sacerdotes y obispos casados, mujeres ordenadas, homosexualidad en la iglesia, personas transgénero...

Algo de lo que no creo que Dios esté tan preocupado con las cosas importantes que hay que solucionar.

Porque el don de la fe es tan rico que va más allá de las connotaciones sexuales. “Ya no hay judío ni griego, esclavo ni libre, hombre o mujer, sino que todos sois uno en Cristo Jesús” (Gálatas 3, 28)

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