"Si hubiera más clérigos y consagrados enamorados, habría menos clericalismo y más humanidad" Barrajón: "Me alegro de que el obispo Novell se haya enamorado, porque enamorarse es lo más parecido a experimentar el amor de Dios"
"El obispo debe se marido de una sola mujer "( (1 Timoteo, 7, 9)
"El enamoramiento y próxima paternidad, por partida doble, del obispo me han hecho descubrir que los obispos –no todos- son también humanos. Y lo celebro porque no siempre lo parece"
"Me me alegro de que se haya enamorado, porque enamorarse es lo más parecido a experimentar el amor de Dios"
"Si hubiera más clérigos y consagrados enamorados, habría menos clericalismo y más humanidad"
"Tal vez el obispo Novell nos ayude a pensar que podemos hacer las cosas mejor y entender que el amor humano enamorado no es incompatible con el sacramento de la consagración"
"Me me alegro de que se haya enamorado, porque enamorarse es lo más parecido a experimentar el amor de Dios"
"Si hubiera más clérigos y consagrados enamorados, habría menos clericalismo y más humanidad"
"Tal vez el obispo Novell nos ayude a pensar que podemos hacer las cosas mejor y entender que el amor humano enamorado no es incompatible con el sacramento de la consagración"
"Tal vez el obispo Novell nos ayude a pensar que podemos hacer las cosas mejor y entender que el amor humano enamorado no es incompatible con el sacramento de la consagración"
Os confieso que el obispo Novell nunca fue un “santo” de mi devoción. Algunas de sus pasadas manifestaciones me han resultado muy chocantes y lamentables y he dejado saber mi malestar en alguno de mis libros y artículos en alguna ocasión.
Pero el enamoramiento y próxima paternidad, por partida doble, del obispo me han hecho descubrir que los obispos –no todos- son también humanos. Y lo celebro porque no siempre lo parece.
Algunos se escandalizan de esta situación en vez de darle gracias a Dios por la capacidad de amar y de traer a la vida nuevos hijos de Dios. Yo me alegro de que se haya enamorado porque enamorarse es lo más parecido a experimentar el amor de Dios.
¡A cuántos hombres de iglesia les hace falta enamorarse un poco de su vocación o de alguien que dé sentido a su vida¡
No es malo enamorarse, es malo pasar por la vida desenamorado, con cara seria y formal como si te hubieras tragado una percha y mostrando mal genio y un autoritarismo sospechoso en toda circunstancia. Si hubiera más clérigos y consagrados enamorados, habría menos clericalismo y más humanidad. Ya lo decía con mucha maestría, san Agustín “Ama y haz lo que quieras”. Eso de hacer lo que queramos lo hemos entendido bien pero eso de amar nos cuesta un poco más entenderlo y practicarlo y el obispo Novell nos ha dado ejemplo de amor enamorado, como el Esposo divino del cantar de los Cantares.
El obispo Novell dejará de ser obispo por las leyes eclesiásticas pero lo será siempre por la consagración sacerdotal. Y eso le sucede a muchos más sacerdotes ordenados para siempre, casados por amor, que no dejarán de serlo nunca aunque una mano humana y legal se lo prohíba.
Ya san Pablo, en la primera carta a Timoteo, 3, se hace eco de las condiciones que debe tener un buen obispo y que ahora nos resultan tan extrañas:
“Un obispo debe ser, pues, irreprochable, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, de conducta decorosa, hospitalario, apto para enseñar,no dado a la bebida, no pendenciero, sino amable, no contencioso, no avaricioso. Que gobierne bien su casa, teniendo a sus hijos sujetos con toda dignidad (pues si un hombre no sabe cómo gobernar su propia casa, ¿cómo podrá cuidar de la iglesia de Dios)?”
No que es que yo -¡Dios me libre!- diga que esto debían hacerlo todos los obispos. Yo valoro mucho la castidad, escogida con libertad y vivida con madurez como un precioso don de la iglesia. Pero también dice san Pablo que “es mejor casarse que abrasarse.” (1 Timoteo 7, 9)
Precisamente por falta de madurez y formación adecuada, la iglesia está sufriendo la lacra de la pederastia, uno de los capítulos más tristes y lamentables de la historia de la iglesia que nos va a hacer un daño irreparable. Un crimen sin paliativos contra el que tenemos que luchar de todas las formas posibles, sin ocultamientos y con una tolerancia cero.
Tal vez el obispo Novell nos ayude a pensar que podemos hacer las cosas mejor y entender que el amor humano enamorado no es incompatible con el sacramento de la consagración. Y también que todo lo que hasta ahora ha sido inamovible puede llegar a ser de otra manera con el tiempo sin que tiemblen las mentalidades. Tal vez.
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