Tres obispos españoles se saltan el protocolo de vacunación Los 'vacunajetas': ¿Qué les pasa a algunos de nuestros obispos con las vacunas?
"Si los pastores no son un ejemplo en estos temas tan controvertidos y donde la gente está tan sensible por las muchas pérdidas humanas que hemos sufrido, vamos por mal camino"
"Se han vacunado cuando no les correspondía. Y esto que no está bien, está mucho peor cuando han sido descubiertos –Nada hay oculto que no salga a la luz- y lejos de reconocerlo y pedir perdón humildemente, se han justificado con mil argumentos peregrinos, que nadie se cree e, incluso, algunos falsos"
"¿Qué imagen de la iglesia se hará la gente sencilla, con más de ochenta años, que aún no se ha vacunado, por falta de vacunas? Y lo que es peor, ¿qué imagen de Dios trasladaremos a la gente?"
"¿Qué imagen de la iglesia se hará la gente sencilla, con más de ochenta años, que aún no se ha vacunado, por falta de vacunas? Y lo que es peor, ¿qué imagen de Dios trasladaremos a la gente?"
Llevamos unos cuantos días oyendo noticias y comentarios muy lamentables sobre aquellos que se adelantan a su turno de vacunación –se cuelan- en un momento que es muy crítico para algunos colectivos sociales. Se les llama de manera humorística “Los vacunajetas”. A mí la picaresca no me asombra; es algo que va en el ADN de los españoles desde siempre y que quedó bien de manifiesto en “El Lazarillo de Tormes”, novela crítica e irónica del siglo XVI, que pretende mostrar, precisamente, los vicios y la hipocresía de los clérigos y religiosos de la época. Pero cuando esta picaresca, en torno a la vacuna, tiene como protagonistas a algún que otro obispo, la cosa comienza a preocuparme porque no están las cosas en la iglesia de nuestros días para estos menesteres. Si los pastores no son un ejemplo en estos temas tan controvertidos y donde la gente está tan sensible por las muchas pérdidas humanas que hemos sufrido, vamos por mal camino.
Se supone que el capitán es el último en abandonar el barco cuando las cosas no van bien a bordo. Pero en este caso algunos “capitanes” han cogido el mejor salvavidas y han saltado los primeros para salvarse, sin dejar antes a las mujeres y a los niños. Se han vacunado cuando no les correspondía. Y esto que no está bien, está mucho peor cuando han sido descubiertos –Nada hay oculto que no salga a la luz- y lejos de reconocerlo y pedir perdón humildemente, se han justificado con mil argumentos peregrinos, que nadie se cree e, incluso, algunos falsos. La humildad no se pasea demasiado, por lo que parece, por los palacios episcopales.
El primero, fue el señor Taltavull en Mallorca que ha desatado a los periódicos locales en una campaña de desprestigio, no solo de él, sino de la iglesia de Mallorca que, oficialmente preside en la caridad, nos sorprenden, más cada día, los artículos que están saliendo con titulares como éstos en el Diario de Mallorca:
-“Los obispos ya no creen en los milagros”. Jorge Fauró. Viernes, 5 de febrero de 2021.
-“La casa donde se bautizó el obispo no está reconocida como residencia de ancianos” “La Consellera miente más que el obispo” ”. Mateu Ferrer.
-En portada: “La vacuna contra el Covid al obispo incluyó también a los sacristanes que los asisten” “Acuerdan medidas correctivas para casos como el del obispo”
-“Adelantar por la derecha” La última estocada a nuestra confianza”
-En opinión “El (mal) ejemplo del obispo”. Ramón Aguiló
-“Dios dijo hermanos pero no primos”
-“Segunda dosis para el obispo” (Última Hora. 28 de enero de 2021)
-“La primera misa tras la vacuna”
-Los curas de hospitales que atienden a los enfermos sin vacunar. Monseñor Taltavulll se pone la segunda dosis a escondidas”
“El obispo da mal ejemplo dos veces” (Matías Vallés)
“El desliz” (Pilar Garcés)
No voy a comentar ninguno de estos titulares, hablan por sí mismos. Y no digamos algunas viñetas satíricas que han aparecido también y que no puedo meter en este artículo. Es más, no quería comentar esto porque, en el fondo, es darle más publicidad a lo innombrable. Pero cuando hoy, viendo un programa de noticias de televisión, en una cadena nacional, he oído entre risas de los presentadores, y música coral de fondo, que hay otro obispo “vacunajeta”, he pensado que ya no podía callar. Si fuera un caso solo, bueno, pues… se olvida pronto, pero cuando ya se repite el asunto, la cosa comienza ser inquietante. ¿Qué imagen de la iglesia se hará la gente sencilla, con más de ochenta años, que aún no se ha vacunado, por falta de vacunas? Y lo que es peor, ¿qué imagen de Dios trasladaremos a la gente?
El otro obispo, según dice el Diario “El Día. La opinión de Tenerife” es Bernardo Álvarez. “El Día de Tenerife” se despacha con este titular: “El obispo de Tenerife engaña a Sanidad para vacunarse antes de tiempo” Y en segunda línea el periódico aclara: “Bernardo Álvarez aseguró que estaba en la lista porque reside en un centro de mayores cuando vive en una casa independiente, a 100 metros del geriátrico de curas jubilados” Algunas trabajadoras del centro aseguran, según el periódico, que “el obispo no vive allí, ni siquiera desayuna, ni come, ni cena”
Pero como no hay dos sin tres, resulta, vaya por Dios, que también el obispo de Alicante, don Jesús Murgui, recibió la primera dosis de Pfizer en la casa sacerdotal de la diócesis que alberga a los curas jubilados, donde él no reside sino que está muy cerca del palacio episcopal. Como en el caso del obispo de Mallorca. Sanidad ha tenido que abrir una investigación, según el diario El Confidencial, el obispo se vacunó por su vinculación con la casa sacerdotal.
Nos decía Jesús: “nadie tiene mayor amor que aquel que da la vida por sus amigos” (Jn 15,13).
Hay un joven en mi pueblo, buena persona, que siempre me dice: “Alejandro, yo te respeto pero no creo en los curas” Y siempre le respondo: “Yo tampoco creo en los curas.” Como mi fe estuviera puesta en los curas vaya fracaso. Imagino que no se ha enterado aún de lo de estos obispos pero cuando se entere me dirá: “¿Ves?. Tampoco creo en los obispos” y ya tengo la respuesta preparada: “¡Yo tampoco!”
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