#Epifanía Epifanía para Teresa Forcades: Una Gratitud Viva

Epifanía para Teresa Forcades: Una Gratitud Viva
Epifanía para Teresa Forcades: Una Gratitud Viva

A propósito de la Epifanía, esa manifestación luminosa del amor que transforma, quiero dedicar este texto a Teresa Forcades y, en ella, a todas las religiosas del mundo. Mujeres que, guiadas por el Ruah, el soplo divino que da vida y mueve los corazones, nos recuerdan que el amor, la justicia y la libertad son caminos posibles para habitar este mundo de manera plena.

En Teresa he encontrado una revelación cotidiana de la fuerza del amor libre y fiel. Su vida, marcada por el compromiso con la justicia, la espiritualidad encarnada y el feminismo transformador, es un testimonio vivo de que la fe no es un refugio pasivo, sino un llamado activo a ensanchar el corazón y abrir los brazos.

Un encuentro que cambió mi vida

Conocí a Teresa en la profundidad de la pandemia, cuando el aislamiento me llevó a reencontrarme con mis libros de teología y con las teólogas que han iluminado mi camino. Llegué a Barcelona desde México, enfrentándome no solo a una pandemia mundial, sino también a un diagnóstico que limitaba mis días a solo tres meses más. En ese tiempo de incertidumbre y vulnerabilidad, los libros de Teresa y sus charlas en YouTube me salvaron.

No sabía si algún día podría decirle cara a cara cuánto su obra había sido un sostén para mi espíritu. Sin embargo, el universo tejió nuestro encuentro. Al terminar la pandemia, con un corazón lleno de gratitud y una voluntad inquebrantable, me presenté en el monasterio de San Benito, sin cita previa. Teresa, con su generosidad infinita, no solo me recibió, sino que me regaló un paseo por el jardín y me compartió su más reciente proyecto: la Escuela de Sincletica.

Desde ese día, su apoyo ha sido constante y profundo: me becó para una maestría en espiritualidad, escribió el prólogo de mi libro una lucha colectiva: Testimonios y me invitó a colaborar en la prestigiosa publicación Iglesia Viva. Cada gesto suyo, cada palabra, ha sido una revelación de lo que significa vivir plenamente en la gloriosa libertad de las hijas de Dios.

El misterio divino tras los muros del convento

En Teresa he descubierto que tras los muros aparentemente silenciosos de un convento sucede un misterio divino que pocas veces comprendemos desde afuera. Allí, en el ritmo pausado de la vida monástica, se genera una conexión profunda entre lo humano y lo divino. Pero con Teresa, este misterio toma una forma particular: es alegre, vivaz, contagioso.

Sus clases son increíbles, llenas de vida y profundidad. Teresa tiene el don de explicar los temas más complejos con una claridad deslumbrante y un entusiasmo que contagia. Es imposible no sentirse inspirada al escucharla: en su risa, en sus anécdotas, en la forma en que conecta lo cotidiano con lo trascendente, se percibe esa chispa divina que ensancha corazones.

Sin lugar a dudas, Teresa es una profetisa en nuestro tiempo. Sus palabras, su vida y su compromiso nos interpelan profundamente, revelando con valentía las injusticias y ofreciendo caminos de esperanza y transformación. Como las profetas de la Biblia, Teresa escucha el clamor del mundo y lo traduce en acción, mostrando que la fe puede y debe estar al servicio de la justicia y la dignidad humana.

La Epifanía de Teresa: El misterio que se comparte

Hoy, cuando Teresa celebra sus 25 años de vida religiosa, quiero tomar sus propias palabras como guía: “Es esto, mi alegría por el amor loco y fiel de Dios, lo que os invito a celebrar.” En ese amor, que no necesita ser merecido pero sí acogido, se encuentra el gran misterio divino.

Ese misterio no es algo lejano o inalcanzable. Teresa nos muestra que se encuentra en los gestos simples y cotidianos, en el acto de compartir el conocimiento, en su optimismo inquebrantable y en su generosidad sin límites.

Mi gratitud

Teresa, si alguna vez soñé con abrazar la vida religiosa, fue porque imaginaba que podría vivirla como tú: en libertad plena, como hija amada de Dios. Eres para muchas y muchos de nosotros la manifestación de lo divino en su forma más humana: cercana, vital y profundamente comprometida.

En esta Epifanía, celebro tu vida, tu misión y tu luz. Que sigas ensanchando corazones, como el mío, que nunca dejará de agradecer el regalo de haberte encontrado.

Con todo mi amor y gratitud.

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