| Marisa Noriega
Mujer, una palabra pequeña que encierra un misterio inmenso e inabarcable.
Un tesoro profundo e insondable.
Un vocablo que se extiende hasta el infinito.
Tan variado como cada creatura que se nombra así misma mujer; irrepetible, única, exclusiva, especial, como cada una.
Mujer: heterosexual, lesbiana, trans, esclava, bruja, blanca, de color, indígena, alta, baja, gorda, delgada, madre, esposa, santa, soltera, divorciada, sabia, virgen, transgresora, violada, independiente, maltratada, excluida, pecadora, impura, perseguida, objeto de placer, sirvienta, prostituta, asesinada…
Ser mujer para algunas es; un regalo, un placer, un lujo, riqueza, crecimiento, un asombro constante, reconocimiento; ser posibilidad.
Para la mayoría; es dolor, acoso, sufrimiento, miedo, carencia, padecer, subsistencia, vergüenza; ser resistencia.
Para otras; vanidad, placer, apariencia, vacuidad, tener; tan solo pretender.
Mujer: caleidoscopio, abanico, complejidad, multiplicidad, plenitud, totalidad.