(Jesús Bastante, Qumram).- Cuarta etapa de la peregrinación a Tierra Santa con Ain Karen y Escuelas Católicas. Al atardecer, al fin, Jerusalén. A lo largo del día, una larga travesía por el desierto, del Monte Tabor a Jericó, del judaísmo más profundo a la Cisjordania que lucha por subsistir en mitad de las tentaciones del poder, la gloria, el hambre y la injusticia. Transitando los caminos del Buen Samaritano, si es que aún quedan en esta tierra santa y maldita, buscando desahogo en el Mar Muerto, hallando nuevas preguntas y posibles respuestas en Qumram.
Los manuscritos del Mar Muerto, los polémicos y desconocidos textos de Qumram, la fuente Q. La secta de los esenios, maldita por los judíos y olvidada por los cristianos. Un lugar mágico, que respira silencio, estudio, pasado, ruptura. La historia de la muerte de un profeta a manos del rey Herodes. "Yo soy la voz que clama en el desierto, preparad el camino al Señor", y la leyenda, o no fue un sueño, de Juan el Bautista preparándose en las grutas de piedra antes de anunciar la llegada del Mesías.
¿Estuvo Jesús en Qumram? Las hipótesis parecen indicar que sí. El Evangelio de Mateo, hallado casi en su integridad en los pergaminos esenios, casi por casualidad, como suceden las cosas que de verdad importan. Una vida de asceta, ocupada en el estudio, la contemplación, donde se masca el aroma del desierto, de la ausencia de uno mismo. Desde donde se puede percibir que el anuncio no puede quedarse en sí mismo, sino que ha de ser universal. Y hacia esa senda que se encaminó el Nazareno, el primo de Juan, el profeta esenio.
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