Viaje al país de la Biblia, del 17 al 24 de julio RD y Viajes Ánfora te invitan a peregrinar a Jordania

07.04.2015

RELIGIÓN DIGITAL ofrece a sus lectores, junto a VIAJES ÁNFORA, una exclusiva peregrinación a Jordania, el país de la Biblia, del 17 al 24 de julio. Si quiere conocer la magia excavada de Petra, la ciudad rosada "maravilla del mundo" (sus tumbas, monasterio, anfiteatro, castillo; su arenisca ancestral eternizada), el Monte Nebo, desde el que Moisés avistó la Tierra Prometida o la altura del Jordán donde Juan bautizó a Jesús, no deje escapar esta fantástica oportunidad.

La cueva de Lot, donde se dice que vivió con sus hijas tras huir de Sodoma, la colina de Betania donde Elías subió al cielo o Macario, la ciudad donde el Bautista fue decapitado, le esperan en Jordania. Con un descuento especial para los lectores de Religión Digital.

Recurrente refugio del cristianismo (allí huyeron los primeros creyentes de la persecución del Siglo I), las Sagradas Escrituras despliegan su mapa desde Gadara, donde Jesús exorcizó a los endemoniados, hasta el territorio amonita, la ciudadela de David, pasando por el Mar de Galilea.

Pero también su arqueología recoge la cultura árabe (los célebres "castillos del desierto, fortificaciones musulmanas omeyas), así como su gastronomía (arroz, cordero, hierbas de olor, yogur seco), célebre por el fruto del olivo y los óleos, de nuevo tan presentes en el Evangelio.

De la misma manera, los romanos dejaron su impronta imperial en Jordania, de Gerasa, ciudad monumental, al Arco de Adriano o el Templo de Hércules, de su sucesor Marco Aurelio. La Edad Media respetó las señas de esta civilización enriqueciéndola desde el mundo bizantino (Madaba, ciudad de los mosaicos, con la representación de Jerusalén en el suelo de la iglesia ortodoxa de San Jorge) y el constantiano (basílicas). El castillo de Kerak fue testigo del tiempo de las Cruzadas.

Como la naturaleza pervive sin explotar, hasta la luna encuentra valle en los desiertos de Jordania que conquistaron a Lawrence de Arabia. Lejos de los edificios y razonamientos de Occidente, el viajero podrá sentir todas las civilizaciones y los credos en los ojos oscuros de las construcciones que ha ido heredando con los siglos el paraje jordano. Realice esta peregrinación con la carga tan sólo de la propia fe y curiosidad a la espalda, y regresará con todos los descubrimientos -arte, historia, religión y paisaje- que se le hayan quedado enganchados.