Adentrarse en el yo

Cuatro palabras que a simple vista parecen sencillas, pero ¡cuanto contienen!
Estamos sumergidos en una cultura que siente autentico temor a la soledad y para obviarlo, lo que hace es llenar como puede su “interior” ¿cómo? A través de la música, TV, Internet, juegos virtuales, pensamientos etc, etc… pero ¿cómo puede sobrevivir una persona que no vive con la suficiente libertad interior, teniéndose que refugiar en una serie de cosas exteriores para no encontrarse consigo mism@? Dispone de las 24h del día para ello pero no puede porque el sentimiento que le produce es de dolor ¿cómo se suple? A través de todas estas cosas que he enumerado anteriormente y muchas más…Pensemos que la soledad se alimenta de lo vivido para poder ahuyentar una realidad que no siempre es atractiva.
Sin embargo, la soledad no tiene por qué oponerse al encuentro, porque también es importante y necesaria si sabemos utilizarla y transformarla. Jesús así lo hizo. Se fue al desierto para poder encontrarse consigo mismo, necesitaba de ese encuentro con el Padre como también nosotros lo necesitamos si somos capaces de mirarla de frente, acogerla y transformarla. Recordemos que se nos ha regalado esta libertad junto con la vida para ser capaces de adentrarnos en nuestro yo, plantearnos preguntas, intentar dar respuestas y tomar decisiones.
Quien es capaz de despojarse de esa máscara que nos acompaña gran parte de nuestro caminar y adentrarse en la pobreza de su soledad, habrá encontrado la mayor riqueza de su vida, porque Dios se nos hace presente a través de la cotidianidad.
¡Atrévete abrir la puerta de tu corazón y descubrir su interior! Quizá lo que encuentres te asuste, pero quien es capaz de hacer esto, tiene más posibilidad de enriquecerse dando más sentido a su vida. ¿Te atreves?
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