Mayores como niños
Se aferran a la infancia, incluso con cuarenta años, apoyándose en los más cercanos para poder sentirse seguros porque aunque lo parezcan, no lo son. Necesitan gente a su alrededor que esté dispuesto a reírle sus “gracias”. Lo hacen pensando que le están ayudando, evitando a la vez enfrentarse a ellos. Se sienten felices así, sin arriesgar por nada ni por nadie, incluso algunos tienen como única compañía su ordenador y trabajo.
Hay que saber enfrentarse a la vida, con valentía y seguridad. Saber romper con aquello que nos oprime, apostando por la libertad, sabiendo hacer de nuestra existencia un recorrido de justicia, de entrega y generosidad. Desafiando lo que la vida nos pone por delante como verdaderos hombres y mujeres, sin quedarnos en el error de no querer crecer…
Personas como estas hay más de una en el camino, incluso algunos con responsabilidades de dirección de empresa, ¡niños mayores sin saber como actuar!…
Y ante personas así ¿cómo debemos de proceder?, como haría Jesús: Acogiendo, educando, amando, trabajando esa debilidad sabiendo que nada de lo que hacemos lo hacemos solos y pensar: ¿Qué haría Él?