Saquemos la tarjeta roja.

Hace apenas unos días conmemorábamos (aunque de conmemoración tiene poco) el día mundial contra el trabajo infantil.
Parece mentira que en pleno siglo XXI tengamos que seguir hablando de esto, sin embargo, debido a la crisis mundial, no solo de Europa, ya que los recorten nuestros lo sufren más los países más subdesarrollados, tenemos que seguir hablando de cifras como esta: 215 millones de niños hoy, se ven obligados a trabajar para subsistir ¡que se dice pronto!. Niños que nunca han sabido lo que es vivir una infancia, que se han dedicado a hacer juguetes para que otros jueguen, niños que a la edad de 7 años ya llevan una vida de adultos, separándoles de sus familias, privándoles de una educación, de una asistencia sanitaria, de un tiempo de ocio, de las libertades más elementales…
Algunos incluso expuestos a las peores condiciones de trabajo infantil como puede ser la esclavitud, prostitución, conflictos armados… resumiendo: niños abandonados a su suerte en las calles de grandes ciudades.
Esto que parece una paradoja y que estamos cansados de oírlo una y otra vez, apenas hacemos caso omiso, pero cuando somos capaces de ponerles un rostro, cuando no vemos solo números, entonces las cosas empiezan a cambiar…
No olvidemos que las personas NO SOMOS NUMEROS, somos algo más. Tenemos un corazón, unos sentimientos, una dignidad y parece que poco a poco lo vamos olvidando…
Ojalá algún día tengamos que dejar de hablar de esto y los niños, todos los niños, puedan ser de verdad NIÑOS con las mismas oportunidades allá donde se encuentren…
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