Tiempo de sentir, pensar y actuar

En estos momentos tenemos por delante un reto que afrontar mirando la realidad con valentía porque como siempre, los que peor lo pasan son los más vulnerables de nuestra sociedad.
Estamos atravesando más que nunca un momento de discriminación y estigmatización, en el que los inmigrantes y pobres parecen ser mucho más invisibles que antes. Es verdad que la crisis en la que nos vemos insertos nos afecta a todos, pero también es cierto, que unos la sufren más que otros y sino que se lo pregunten a personas discapacitadas enfermos crónicos, familias sin ningún tipo de recursos, etc. ¡ellos sin que son las principales victimas! No caigamos en la tentación de echar toda la culpa a los gobernantes, que por supuesto la tienen, sino también a las pequeñas y medias empresas religiosas y civiles que se han encargado de fomentar estas situaciones con sus actitudes frente al trabajador. Por otra parte, no se trata solo de una crisis económica sino de perdida de valores, por lo tanto, las alternativas deben de ir dirigidas a un modelo de sociedad más integral y no solo económica donde la persona sea el eje fundamental y no como ahora donde simplemente es “algo mas” dentro de una gran cadena…
Ya no como cristianos, sino como personas, poniéndonos en la piel del otro, aunque nos resulte difícil, puesto que cada vez nos hacemos más egoístas, egocéntricos pensando solo en mi, pero hagamos un esfuerzo. Pensemos por un momento en el otro e intentemos trabajar por conseguir una sociedad más inclusiva, que sea capaz de contrarrestar la marginación social, promoviendo la igualdad y reconocimiento de las personas, para ello necesitamos un cambio empezando por nosotros, con convencimiento propio, sabiendo que todos somos responsables y que casa uno tenemos un papel único en esta situación de lucha contra la exclusión y vulnerabilidad de compromiso único.
No echemos balones fuera culpando a los políticos, que son los mayores culpables, pero también depende de nosotros en la medida que cada uno pueda.
Dios nos ha dado unos dones y valores para ponerlos al servicio, y a cada uno nos pedirá cuentas por ello...
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