¿Cómo estás? Me dirijo a ti

Estoy segura de que más de una vez nos han hecho esta pregunta, pero ¿Cuántas veces desde el corazón? Muchas como simple ritual,cuando nos cruzamos con alguien por el camino y aún con prisas y casi sin pararse el saludo es: “buenos días o buenas tardes ¿Qué tal?, me voy que tengo que…”
Pero mi pregunta hoy y reflexión es para ti mism@. Párate, intenta dejar a un lado el agobio de la vida, las prisas y empieza por preguntarte: ¿Cómo me siento hoy?
•¿Siento que todo el mundo pasa de largo y nadie se fija en mi como en la Parábola del buen Samaritano (Lc 25, 37)?
•¿Me siento herid@ porque el que consideraba timón de mi vida., el amor, mi pareja, de pronto se desplomó, mi corazón quedó vacío y la vida ya no tiene el mismo sentido?
•¿Me siento mal por aquella actitud injusta o palabras del otro que me tocaron lo más profundo de mi ser? Acuérdate del pueblo judío cuando le gritaban a Pilato “¡Crucifícale, Crucifícale!”, sin motivos, por envidia… ¿Cómo se sentiría? La envidia es muy mala y todos lo sabemos.
Si la vida se te convierte en una lágrima, en un día gris, en soledad, en vacío… en medio de todo ¡¡¡siéntete vivo!!! Porque eres más fuerte de lo que puedas imaginar, porque nada hay imposible… ¿Quién te prohíbe resurgir, volar, despegar, reconstruirte etc, etc?
No te sientas atrapado en ti mism@ Él remontó y resucitó.
Nada es imposible mientras hay vida y mi pregunta hoy es: ¿compartes conmigo esta reflexión o crees que estoy equivocada?
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