Un santo para cada día: 9 de noviembre . La Virgen de la Almudena (Patrona de Madrid y de la archidiócesis madrileña)
| Francisca Abad Martin
Hacia el año 1083, el rey D. Alfonso VI, que había adquirido gran fama por las numerosas derrotas infringidas a los musulmanes, decidió conquistar también la villa de Magerit (Madrid), por considerarla la “puerta” para poder apoderarse de Toledo, cuya conquista ansiaba, por haber sido en siglos anteriores la capital de la España cristiana. Los musulmanes afincados en Madrid estaban rodeados de poderosas murallas para defenderla, los cristianos, en cambio contaban con la protección divina.
Según la tradición, los cristianos de Magerit disponían de una imagen de Nuestra Señora antiquísima, traída hasta aquí por un discípulo de Santiago, a la que tenían una gran devoción y para preservarla de una posible profanación, se vieron obligados a esconderla en un hueco de la muralla por orden de D. Raimundo, por aquel entonces arzobispo de Toledo, cuando la villa cayó en manos de los musulmanes allá por el año 714. En el interior de un muro quedó escondida con dos cirios encendidos. De este hecho se tenía noticia, pero se desconocía el lugar exacto de su escondite, hasta que se produjo algo verdaderamente portentoso, que levantó los ánimos de los fieles devotos. De tal suceso en cuestión hay dos versiones diferentes que paso a relatar.
Según unos, el acontecimiento tuvo lugar durante una rogativa, que por iniciativa de Alfonso VI se celebraba en la Villa, con el fin de dar con la imagen y poderla rescatar. Sucedió que mientras se celebraba la última procesión del novenario, presidida, según cuentan las crónicas, por los reyes Alfonso VI , Sancho de Aragón y Navarra, el infante don Fernando, el Cid Campeador, aparte de las autoridades eclesiásticas; al llegar al lugar conocido por Almudaina, que significa fortaleza, emplazado en laCuesta de la Vega, se desplomó una parte del muro dejando al descubierto la imagen de Ntra. Señora con dos candelas encendidas, tal como fue depositada en su día, por lo que dicha imagen pasaría a llamarse Sta. María de la Almudena. Este acontecimiento habría tenido lugar un 3 de noviembre de 1085. Según otros autores, el título de la Virgen de la Almudena es debido a que el lugar donde apareció la imagen era llamado por los moros “Almudín” que significa depósito de trigo.
El otro relato es ligeramente diferente del anterior, según el cual el hallazgo se habría producido en el transcurso de la batalla, cuando los cristianos trataban de asaltar la fortaleza de Magerit, ocupada por los musulmanes, momento en el que se desprendió una parte del muro apareciendo como en un nicho la imagen con dos candelas encendidas a los lados, al tiempo que se abría un boquete lo suficientemente amplio por donde pudo penetrar el ejército cristiano que enardecido llegó a hacerse con la ciudad. A partir de entonces el pueblo de Madrid no ha dejado de agradecer este favor y otros muchos a la Reina de los Cielos, considerándola como su protectora y Patrona, si bien este título oficialmente se le concedería la iglesia posteriormente.
Según se cuenta, fueron muchos los favores que los madrileños atribuyeron a la influencia beneficiosa de la Virgen de la Almudena, el haberse librado de peligros, como los dos cercos que tuvo Madrid, por parte de los musulmanes, después de haber sido reconquistada por Alfonso VI, las prolongadas sequías que agostaban los campos, o las epidemias que diezmaban la población. Dicen que también su glorioso patrón, San Isidro y su esposa Santa María de la Cabeza, debieron a la intercesión de la Virgen de la Almudena, la vida de su hijo, cuando se cayó al pozo en la casa donde vivían. Desde tiempos inmemoriales, muchos y fervientes devotos han sido los que han tenido por intercesora a Santa María la Real de la Almudena, santos, reyes, mandatarios, nobles y un largo etc. pero sobre todo el agradecido pueblo de Madrid, que desde tiempos inmemoriales la ha querido y venerado como cosa propia.
Una vez que los madrileños habían rescatado este preciado tesoro, era preciso encontrar un emplazamiento decoroso que le sirviera de morada, tal sería la Iglesia de Sta. María, en cuyo altar mayor fue colocada con gran solemnidad, permaneciendo en este lugar hasta que, por exigencias urbanísticas, este viejo templo tuvo que ser demolido en el año 1868, razón por la cual la imagen de Ntra. Señora fue destinada a la Iglesia del Santísimo Sacramento de las Religiosas Bernardas, donde sería venerada hasta 1911. Por fin después de un largo peregrinar, el 10 de julio de 1993, pasaría a ocupar un lugar reservado para ella en una capilla preferencial de la nueva catedral de Madrid, construida en su honor y que lleva su misma advocación de Ntra. Señora de la Almudena, próxima al lugar en el que fue hallada la imagen, donde actualmente se le rinde culto. Obligado es decir que esta imagen, que preside la catedral madrileña, no es la original sino una réplica, ya que la primitiva fue destruida por un fuego a mediados del siglo XI, producido en la Iglesia de Sta. María, que era donde dicha imagen se encontraba.
La imagen de Ntra. Señora de la Almudena que hoy podemos venerar está realizada en madera de pino. Sirviéndonos de las indicaciones del investigador Sr. Portela, se trata de una talla de 158 x 54 x 43 cm. de aspecto majestuoso, portando un niño desnudo en brazos, pobladas cejas, nariz aguileña, boca pequeña y labios floridos de purísimo carmín, mejillas hermosas de color cándido y rubicundo , aunque oscurecido por el paso del tiempo, el cuello torneado, las manos y los dedos largos, cabellos rubios caídos sobre el cuello a modo de Nazareno, el manto azul y oro imitando a las flores, túnica carmesí, adornada toda ella con piedras preciosas. En el año 1948 Roma tuvo a bien coronar canónicamente a Ntra. Señora de la Almudena en un acto solemnísimo resaltando aún más su patronazgo sobre el pueblo de Madrid, capital del Estado Español, que se siente honrado con tal distinción, pues todos los honores que hagan a Sta. María de la Almudena, es como si al mismo pueblo se los hicieran.
Reflexión desde el contexto actual: Bien sabemos todos los españoles el auge que en los últimos años han ido tomando las autonomías dentro del Estado español. En el caso de Madrid, ciudad abierta y cosmopolita por excelencia, no es nada fácil encontrar esos rasgos característicos que la identifiquen como una Comunidad Autonómica. Puestos a buscar esos rasgos específicos que la definen como tal, tan solo podríamos encontrarlos en las connotaciones religiosas que le son propias y Ntra. Señora de la Almudena podía ser una de ellas. Esta advocación mariana está en los orígenes de su nacimiento histórico como pueblo y que ha sido motivo para que en torno a su festividad fueran convergiendo sentimientos, aspiraciones comunes, afectos, tradiciones, en definitiva, fuertes lazos de confraternización entre los madrileños, que les han servido para sentirse como hijos de una misma tierra. Los políticos, tal vez por ignorancia, se muestran reacios a aceptar esta realidad, pero lo cierto es que en la singularidad de los pueblos tiene bastante que ver el hecho religioso.