..."todo hombre que se hace grande será humillado, y el que se humille será hecho grande" (Lucas 18,9-14)

Domingo Treinta Año Ordinario C. 23.10.2016.

Muchos olvidamos que la vida cristiana no es tanto lo que tenemos que hacer por Dios, sino que dejarse hacer por un Dios que nos ama y nos busca. Hay que dejarse penetrar y convertir por Dios; olvidamos que hemos conocido el amor de Dios porque Él nos amó primero; Dios nos buscó antes que nosotros a Él.

Ser santo no es ser un hombre perfecto en ritos piadosos, lleno de rectitud, sino amar a Dios y dejar que Él nos ame. Si queremos nuestra liberación y conversión, tenemos que dejarnos convertir y liberar por Dios. Hay que reconocer que somos pecadores y que necesitamos de Dios. Tenemos necesidad de salvación. Sí. Somos pecadores. Y la salvación viene de Dios, también la fe, la esperanza y el amor. Reconocer esto es ser humilde: así es la humildad. La humildad es superior a la perfección humana. Dios no puede resistirse ante la humildad de un ser humano.-
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Estamos hablando de la pobreza de espíritu, una de las bienaventuranzas. El que es pobre de corazón y alma está llamando a Dios, que venga con su acción de amor y de misericordia a salvarlo. Por eso, el Evangelio de hoy nos dice:

"el que se humille será hecho grande".
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Será perdonado y quedará justificado.

"El publicano, en cambio, se quedaba atrás y no se atrevía a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: "Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador".

Este publicano estaba en gracia de Dios cuando volvió a su casa, pero el fariseo no. El publicano fue humilde. Lo único que podía ofrecer a Dios era su condición de pecado y de miseria, suplicante de misericordia.- Dios no puede resistirse ante la humildad. Su corazón siempre está junto a la miseria. Y el publicano, con humildad, reconociéndose necesitado de Dios, se dejó tomar y santificar por la misericordia divina.

El fariseo, al contrario, ponía toda su confianza en él; en su cumplimiento de la Ley de Dios y en sus múltiples prácticas rituales y piadosas. Se atribuía a sí mismo el mérito de su vida tan ejemplar; poco menos, que no necesitaba de la misericordia de Dios, sino que creía que sus obras buenas, obligaban a que Él lo premiara. No estoy diciendo con esto que era malo que el fariseo cumpliera con sus obligaciones religiosas, sino que a causa de eso se creía convertido, justificado y muy perfecto en lo religioso; se creía superior a los demás; y despreciaba a los pecadores como el publicano. Él se ponía como criterio de verdad, de bondad y se constituía en juez de los demás. Y lo contrario al publicano, con su autosuficiencia religiosa, se ponía lejano a la misericordia de Dios. No volvió justificado a su casa:

"Porque todo hombre que se hace grande será humillado".

Jesús, hoy día, nos está diciendo que nadie puede atribuirse a sí mismo y a sus méritos la rectitud y la santidad verdadera, porque los hijos de Dios no tienen nada suyo, sino solamente lo que recibieron del Padre:

"El Hijo no puede hacer nada por su propia cuenta, sino lo que ve hacer al Padre. Cualquier cosa que haga éste, lo hace también el Hijo". (Juan 5,19).

Se debe reconocer que, a veces, la moral cristiana, se torna muy cercana a la moral farisea. Porque lo que importa parece ser que el ser humano tenga una conducta decente en lo externo, y se le deja pensar que, con hacer obras buenas, merece la salvación. Poco se insiste que la salvación se debe a una gracia de Dios, que con misericordia perdona al pecador y lo hace justo. Incluso, hay cristianos que rezan por la conversión de los "pecadores", olvidando que ellos también tienen pecado y que necesitan de Dios y de su perdón. No piensan ni vivencian que aquellos que ellos consideraban "pecadores", como el publicano, recibieron el perdón y la gracia de Dios, mientras ellos, tal vez, considerándose grandes y justos no recibieron ni recibirán la gracia y el perdón de Dios, porque no se consideran pecadores, incluso, tal vez teniendo los mismos pecados de los otros cristianos que ellos comparan con la situación del publicano del Evangelio.

Hay Agentes Pastorales muy conscientes y comprometidos que menosprecian a algunos cristianos que, según ellos, se conforman "con devorar hostias" sin hacer todo lo que hacen ellos. Ahí, hay un dejo de fariseísmo. Hay una vanidad en ellos que habla de sus sentimientos religiosos y de su vida con prácticas de piedad, pero sucede, a veces, que estas personas pagan salarios de hambre a sus trabajadores y explotan a quien pueden en los negocios. También entre estas personas existen quienes por no tener amor, deshacen al prójimo con su lengua juzgando y condenando sin piedad; son implacables, irónicos y destructores de la fama o prestigio de sus hermanos según Dios.
Jesús nos está haciendo una advertencia particular a los cristianos, porque, tal vez, muchas veces, entre nosotros, existe un cierto solapado fariseísmo, incluso en las personas consagradas. A veces nos podemos creer superiores a los demás como hijos de Dios y de la Iglesia. Nos podemos creer más cerca de Dios que otros. Más de alguno se cree "profesional" de la religión. Los pecadores y los necesitados de Dios son los demás, y de ellos, no se necesita recibir nada, como lo hizo el fariseo con respecto al publicano. Y el peligro es que por ser creídos y autosuficientes, Dios no pueda hacer mucho más por nosotros o por ellos. Y así nos empantanamos o nos instalamos. Podemos, incluso creer que no necesitamos de Dios, porque estamos autosatisfechos con nuestras prácticas y cumplimiento de ciertas reglas religiosas. Así, no se puede crecer en santidad ni siquiera en conversión; nos vamos quedando tibios, mediocres y pobres de Dios. Si somos pobres de Dios; si no nos sentimos amados de Dios, no es por culpa de Dios. Dios es amor y rico en misericordia; pronto al amor y lento a la ira.Dios nos ama y nos busca:

"Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguien escucha mi voz y me abre, entraré a su casa a comer, yo con él y él conmigo". (Apocalipsis 3,20).

Hagamos nuestra esta Palabra y abramos nuestra puerta a Dios. Es Dios, el que habitando en nosotros, nos va haciendo todo un proceso de nuestra vida interior, dándonos su gracia y amor que no va santificando. Confiemos más en el amor que Dios nos tiene y no tanto en nuestros méritos personales. Tengamos alma de pobre y dejemos que Dios entre en nosotros. Que viendo Dios nuestra humildad que reconoce que sin Él nada podemos, nos dé su amor gratuito, por eso, su gracia, y nos conduzca a una vida plena y de santidad. Porque estamos llamados a ser santos:

"Sean perfectos como el Padre celestial es perfecto",

Pero, para serlo, no olvidemos:

"el que se humille será hecho grande".

Es la humildad del necesitado de Dios que sabe la Palabra:

"Permanezcan en mí y yo permaneceré en ustedes. Como la rama no puede producir fruto por sí misma si no permaneces en la planta, así tampoco pueden ustedes producir frutos si no permanecen en mí. Yo soy la vid y ustedes las ramas. Si alguien permanece en mí, y yo en él, produce mucho fruto, pero sin mí no pueden hacer nada". (Juan 15, 4-5).

Y con humildad, que todo sea con amor gratuito, no por nosotros, sino por ser Dios quien es. Que todo sea para la mayor gloria de Dios:

"Mi Padre encuentra su gloria en esto: que ustedes produzcan mucho fruto, llegando a ser con esto mis auténticos discípulos". (Juan 15,8). Así sea.




Pbro. Eugenio Pizarro Poblete+









P. S. Me ha producido profundo dolor el llamado a votar, "como deber moral", hecho por Comité Permanente de Episcopado chileno, frente a las extrañas elecciones municipales de este domingo. Digo extrañas porque se dan en un Chile no democrático, con una Constitución fraudulenta e Institucionalidad Ilegítima impuesta por una dictadura a sangre y fuego; con un sistema económico, herencia de dictadura, causante del "pecado social", y condenado por Doctrina Social de la Iglesia, llamándolo "capitalismo salvaje".


Un 70% no vota en Chile. El pueblo se siente enrabiado y no con una actitud "fatalista" como dicen obispos.
El pueblo con mayor conciencia, cada vez más, está rechazando como "un deber moral" la traición de los políticos, que convocaron al pueblo a protestar, para recuperar el poder que dictadura no entregaba.
Los militares habían sido solicitado por políticos que habían perdido el poder en elecciones democráticas de 1970. Se les pedía que hicieran el trabajo sucio con Golpe de Estado y dictadura por un corto tiempo, devolviendo el poder a los políticos golpistas cuanto antes. No fue así.
Entonces políticos, utilizando al pueblo, le pidieron que salieran a protestar a las calles, pidiendo el retorno a la democracia.
En la protesta de agosto de 1983 Onofre Jarpa, Ministro del Interior de la dictadura envió 18 mil soldados a reprimir al pueblo. Hubo muertes y una represión con graves consecuencias. El pueblo tiene mártires en protestas pidiendo retorno de la democracia.
En esas circunstancias, políticos, a petición del mismo Jarpa comenzaron una negociación con dictadura. En Calera de Tango a espaldas del pueblo comenzó la negociación traidora en contra del pueblo. Lo digo así, porque creo que el pueblo fue utilizado por los políticos idólatras del poder. Mientras el pueblo protestaba, los políticos lo traicionaban llegando a una negociación con la dictadura. El resultado de esa negociación es lo que rige en el Chile de hoy. Más que "en la medida de lo posible" los políticos, por ya 27 años, gobiernan en la medida de la negociación traidora. Gobiernan con una Constitución fraudulenta y dictatorial y con Institucionalidad Ilegítima, impuesta a sangre y fuego por la dictadura.

Esta Institucionalidad Ilegítima privilegia y protege a una minoría de privados empoderados con las privatizaciones de Pinochet. Las riquezas básicas de Chile no están en manos del Estado, sino en manos de privados, incluso en manos de poder foráneo. El cobre, el sueldo de Chile no es propiedad total de Chile. En dictadura el cobre fue desnacionalizado. El Estado actual o los gobiernos post dictadura, pudiendo nacionalizar el cobre ipso iure, con un mero decreto de cualquiera de los presidentes, no lo han hecho, debido a la negociación.
Chile sabe que uno de los candidatos a la presidencia recibió de un senador, que lo acompañaba en su campaña electoral, unos libros acerca de esta riqueza y sueldo de Chile, para que pudiera nacionalizar el cobre y exigir pago de impuestos de unos privados extranjeros que tenían unas minas de cobre, propias de todos los chilenos. En dictadura se había prácticamente regalado a mano foránea cobre chileno.
El candidato presidencial dijo al senador que en su programa no estaba contemplado nada acerca del cobre. Este candidato llegó a la presidencia.
Después se supo que este presidente había recibido millón de dólares de parte de un gran empresario para que no tocara el cobre ni a los privados que lo habían recibido en privatizaciones. Acerca de las privatizaciones nunca se ha sabido de los dineros que circularon en ellas.
Esos privados empoderados con el poder del dinero se han ligado a políticos empoderados con el poder político, y así unidos y protegidos por Institucionalidad Ilegítima, se ayudan mutuamente para mantenerse en el poder, ya sea del dinero o del poder político. Han sido sorprendidos en negocios turbios y de corrupción evadiendo impuestos. Los privados ricos con privatizaciones, han dado grandes cantidades de dineros a los políticos candidatos, pagando su campañas electorales; y candidatos por distintos medios y por distintas personas le han dado boletas falsas para evadir impuestos. Y los impuestos es dinero de todos los chilenos. Ha habido un saqueo, un robo, que supongo que no quedará impune.
Y así, por estas circunstancias, frutos de la negociación traidora con dictadura y en contra del pueblo soberano, podemos decir que en Chile una minoría protegida por Institucionalidad Ilegítima, tiene secuestrada a una mayoría, más aún, por lo ilegítimo hay un secuestro de la misma democracia. Chile no es democrático. Los gobiernos post dictador, después de 27 años, no han hecho otra cosa que gobernar en la medida de la negociación traidora, prácticamente y en forma objetiva han ido imponiendo el legado del pinochetismo. Han seguido "legitimando" lo ilegítimo.

Los gobiernos de estos 27 años después del dictador, al asumir el gobierno en Congreso, solemnemente juran o prometen respetar y cumplir la Constitución y las Leyes. Juran y prometen respetar el engendro de dictadura.
Un presidente puso su firma a una Nueva Constitución, que no es tal, ya que sólo tiene arreglos cosméticos sobre el armatoste de la Constitución fraudulenta y dictatorial. Es una firma rayana en la mentira, dicho suavemente.
Parece que este señor quiere volver a ser presidente ya que está actuando en estas electorales municipales extrañas, recorriendo todo Chile. Dice que su campaña es apoyar a candidatos municipales, pero todos sabemos que está tomando posesión, con tiempo, de su próxima candidatura presidencial.

Si hay un 70% que no vota y una no aprobación al gobierno con porcentaje parecido, ¿pueden los obispos en su Declaración exigirle o aconsejarle al pueblo engañado, que hoy no vota y rechaza a los políticos, sus Partidos y gobiernos, que "voten como un deber moral", diciendo que eso prima sobre lo legal del voto voluntario?
Siempre hemos dicho que la conciencia es un sagrario inviolable. Creo que los que no votan, incluyéndome yo, lo hacemos como "un deber moral de conciencia". Es un no a la traición de los políticos; un no a la corrupción de políticos con grandes empresarios concretos. Ya hablé de la corrupción y evasión de impuestos, dinero del pueblo chileno.
Y sumando más motivos del rechazo y de la no votación de un gran porcentaje de chilenos, agregamos la imposición durante la dictadura de una economía neo liberal: "capitalismo salvaje" y que ahora han seguido practicando los mal llamados "demócratas". Mas aún, esta economía globalizada, ha hecho el 80% de pobres en el mundo. La Doctrina Social de la Iglesia no la aprueba: la condena como la causante de millones de pobres y del "pecado social". Es la economía del "pulpo" con muchos tentáculos, que toma y acumula el poder del dinero en pocas manos haciendo la pobreza de grandes sectores y el sufrimiento de tantas familias. Son "los millones que piden a sus pastores una liberación que no les llega de ninguna parte". (Medellín).
Estos empoderados que prácticamente han hecho un saqueo, algunos son candidatos u otros de su misma línea son apoyados por ellos mismos, usando su poder, para que sean electos con la misma política egoísta, injusta y excluyente.
¿Es "un deber moral" votar por esta gente empoderada a la mala, y que son más de lo mismo? ¿Se puede "votar como un deber moral" por esta gente empoderada que no tiene la política del servicio de la "polis", del bien común, que no tienen, como decimos los cristianos, esa política que viene siendo la expresión más eximia de la caridad o del amor a los semejantes, mis hermanos?
También, como hijos de la Iglesia, nos preguntamos,¿dónde está la opción preferencial y pastoral por los pobres? Y si los pobres están sufriendo la opresión de una Institucionalidad Ilegítima, siendo ignorados, marginados y siendo escondida su pobreza en Campamentos al margen, más aún oprimiéndolos con esa economía que es un cruel y perverso sistema: inhumano y no cristiano, ¿es un deber moral votar por los que propician y aceptan esta economía que hace la pobreza y hace sufrir a tantos hombres y mujeres y a tantas familias?
¿Los Pastores del pueblo, como Moisés, enviado por Dios mismo a liberar a su pueblo, no tendrían, también, como Moisés, en medio de un pueblo oprimido, que levantar sus manos en alto, como profetas y legítimos pastores de su pueblo, comprometidos por la liberación integral de sus vidas, pidiendo a Dios:

"Hazme justicia frente a mi adversario".


Y si se cansan sus brazos en alto y empiezan a caer, ¿no estaría el mismo pueblo, poniendo, al igual que el pueblo escogido con Moisés, piedras bajo sus brazos para sostenerlos, para que sigan denunciando ahora como sus pastores y profetas, comprometidos con su pueblo, con un compromiso de Reino y Liberación, y sobre todo al verlos con un compromiso con los pobres, los predilectos de Cristo? Claro que sí.

No hay que olvidar que Dios optó primero que nosotros por los pobres, y esa opción la hizo palpable con Jesús, el Verbo Encarnado, Salvador y Liberador. Dios se hizo Hombre, Pobre y Trabajador, con la Encarnación de Jesús, "Emmanuel, Dios con nosotros". Desde ese mismo momento, los derechos humanos, de los pobres y de los trabajadores, son los derechos de Dios mismo. Quien dice que ama a Dios y no ama con compromiso a los seres humanos, a los pobres y a los trabajadores, es un mentiroso. No ama a Dios.
Yo agregaría que la opción preferencial y pastoral por los pobres no es un capricho antojadizo de la Iglesia. No. Es una verdad de nuestra fe, en Jesús, el Dios hecho Hombre.
Soy un convencido de que tenemos, como "deber moral y de conciencia, que luchar y exigir la liberación del pueblo chileno, especialmente de los pobres".
En vez de llamar a "votar como un deber moral", si no hay democracia verdadera, porque tenemos, repito, una Constitución, una Institucionalidad Ilegítima y una Economía de muerte, me parece que hay que convocar al pueblo que ejerza soberanía, movilizándose y protestando pacíficamente, exigiendo un Plebiscito, por una Asamblea Constituyente y Una Nueva Constitución, porque el llamado de señora Bachelet fue inconducente, todo lo opinado y propuesto sólo por 10 mil personas, llegaron a sus manos y ella lo enviará al Parlamento no representativo del pueblo, elegido por ley electoral binominal, injusta y excluyente. Sería más de lo mismo. Sería no representativa del pueblo soberano. Sería una propuesta de una Constitución nuevamente elitista.
Me parece, que ante un pueblo que mayoritariamente rechaza a los políticos y a los gobiernos, que rechazan a una minoría y que los tiene secuestrados, habría bastado que obispos conscientes de esta crisis política hubieran llamado al pueblo a actuar con compromiso y conciencia; que la gente misma haga "un discernimiento en conciencia como un deber moral".
Llamar, por parte de obispos, a "votar como un deber moral" en las circunstancias políticas críticas de un pueblo sin soberanía y con herencia de dictadura, aparece como una presión indebida a la conciencia de la gente; casi se podría tomar el llamado de los obispos como una intervención electoral.
Yo, también, estoy opinando políticamente como los obispos, pero en desacuerdo con ellos, y lo hago desde mi opción y condición de pastor y sacerdote de un pueblo, especialmente desde y en medio de los más pobres; desde un pueblo oprimido y no tomado en cuenta por una minoría nacional que se ha adueñado del país. Por eso es que digo, repitiendo, que una minoría tiene secuestrada a una mayoría y a la democracia. Además, como prueba de opresión, de no tomar en cuenta a los pobres, digo que se está escondiendo la pobreza y la marginación de los pobres sin viviendas, en Campamentos al margen y en la periferia. Todavía hay 700 Campamentos.
Creo que en Chile se está construyendo, desde hace muchos tiempo, "sobre arena y no sobre roca".

¡Ya no más de lo mismo! Chile tiene que recuperar el tranco democrático. ¡Chile es posible!

Pero, no con los mismos políticos y Partidos de siempre. La mayoría los rechaza por todas las razones ya expresadas. Los Partidos y sus políticos, más los poderosos, son responsables de la pobreza de millones de hermanos nuestros; son responsables "in causa" de las violaciones de derechos humanos y de crímenes de lesa humanidad. Y no sólo me refiero al tiempo del Golpe y de la dictadura de Pinochet, sino también me refiero ahora, en estos tiempos actuales de Chile, cuando veo que políticos y ricos empoderados, hacen una comunidad capitalista, creando un monstruo que no podrá ser absorbido; un "capitalismo salvaje, duro e inhumano", que afecta y destruye a tantos sectores de la humanidad. Pienso que nuestros obispos deberían pronunciarse claramente que, quien apoya este sistema económico cruel e inhumano, vive objetivamente en pecado mortal por la injusticia que comete contra los pobres especialmente. Quien apoya esta crueldad y violación a los derechos fundamentales de la persona humana, no tiene derecho a celebrar la Eucaristía. En el fondo, estoy pidiendo a mis Pastores, que saquen las páginas del Evangelio y del Magisterio Eclesial, y que sean vividas y encarnadas con compromiso, como Jesús, en la vida actual de nuestro querido Chile. Tenemos que recuperar la credibilidad disminuida de nuestra Iglesia. Con nuestro compromiso auténtico; tenemos que ser testigos de la verdad. Y la verdad del Chile actual. No olvidemos:

"Sólo la verdad nos hará libres".


Yo no votaré. Y no lo haré porque el voto sea voluntario, sino porque, como "un deber moral", estoy con el pueblo empobrecido y sin canales de participación, marginado, engañado, traicionado y secuestrado por una minoría, que sigue con Institucionalidad Ilegítima, insistiendo en más de lo mismo, con Partidos políticos que negociaron con dictadura el Chile que tenemos, y que sigue nombrando sus candidatos, en elecciones en un sistema político no democrático.
Chile mayoritariamente conoce a Partidos y políticos en el poder, también sabe de la posición de sus candidatos. Algo de todo esto dije en mi comentario del domingo pasado en Religión Digital, sin saber acerca de la Declaración del Comité Permanente del Episcopado. Pienso distinto a ellos con respecto a exigir "votar como un deber moral" en elecciones municipales, preludio de las presidenciales, también con respecto a la historia política de Chile que tienen los obispos o que quieren tener. Es una historia que con dictadura y negociación con ella, agudizó gravemente la salud mental de los chilenos. Para mí, con conciencia de sacerdote ciudadano, sería una inmoralidad votar.

No obstante esta discrepancia puntual y esencial con obispos, siempre busco y buscaré mantenerme en comunión eclesial con mis legítimos Pastores. Oro por ellos con un amor de hijo de la Iglesia. Ellos saben que este sacerdote tiene como primera opción a Jesús: Evangelio, a la Iglesia y a los pobres. Toda otra opción está condicionada por esta primera. En razón de esa opción, que conoce mi Obispo, estoy actuando hoy con este escrito y con compromiso con Jesús, que está en el hermano más pobre, y que está en la Iglesia con opción por los más pobres y con la verdad y la justicia. Tengo confianza que mi jerarquía me comprenderá y que me escuchará. Ellos, los Pastores, saben que yo no soy ningún chueco y que actúo de acuerdo a mi conciencia, como ellos mismos me lo enseñaron y me lo piden.

P. Eugenio+
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