Los pobres tienen un llamado preferencial de Jesús a participar de su Reino.
DOMINGO VEINTE Y OCHO AÑO ORDINARIO A. 15.10.2017.
Mateo 22,1-14.
Hoy día, Jesús nos llama a participar en su Reino.
A Jesús le gustó comparar su Reino con un banquete.Por eso hoy nos habla:
"Pasa en el Reino de los Cielos lo que le sucedió a un rey que celebró las bodas de su Hijo. Mandó a sus servidores a llamar a los invitados a las bodas,..." .
El Reino de Dios que Jesús vino a traer lo compara con una comida o un banquete. Esta comparación de Jesús nos hace entender varias características propia del Reino. Entre los seres humanos, una comida entre amigos, es un encuentro de alegría y de gestos mutuos gratos a todos los comensales. En una comida, reina la alegría,la amistad, la comprensión y la comunión; es decir se produce un encuentro fraterno; también se produce mucha solidaridad, y esto especialmente en las comidas del mundo popular. Es mi experiencia. En una fiesta popular, cada uno de los participantes lleva lo suyo: su aporte a la comida. Y son generosos al compartir lo que se lleva, para que alcance para todos y haya alegría, y nadie se sienta excluído. Todas estas cosas tan propias de los seres humanos son características propiar del Reino de Dios. Es la fraternidad cristiana, que Jesús vino a traernos, teniendo como centro a Dios.
Esta comparación del Reino tan humana que hace Jesús, comparándola con una comida o banquete, es porque debemos entender el Reino en una doble dimensión: El rasgo terreno del Reino, que tenemos que comenzarlo desde ya, aquí y ahora en este mundo.Y el rasgo celestial que sólo se consuma en la vida eterna futura.
Todos estamos llamados al Reino, a esta fraternidad y a la solidaridad, construyéndolas desde ya en esta sociedad y caminando o peregrinando hacia el Reino pleno y eterno. El llamado es constante, insistente y hecho de distintos modos y por diversos conductos. Al igual que la parábola de hoy, pasa con los invitados a las bodas del Reino:"pero éstos no quisieron venir".
Lo que impide acudir a este llamado a la fraternidad y a la solidaridad son "nuestros asuntos", "nuestros negocios". El apego a estas cosas, a veces se transforma en un único y central objetivo de nuestras vidas. Eso nos hace egocéntricos de nuestros intereses; nos cierra a los demás y se produce un bloqueamiento a la solidaridad y a compartir el Reino. Nos cerramos a los hermanos; no los vemos y pasamos como el sacerdote y el levita indiferentes delante de ellos. Todo lo nuestro, como única preocupación, nos cierra a la solidaridad. Y no salir de "nuestro mundo" nos hace cerrados e imposibilitados de comprender y descubrir el mundo de los otros. El centrado en sí mismo no sale en busca del hermano. No vive la parábola del Buen Samaritano. Así no nos hacemos hermanos ni solidarios con la vida y necesidades de los demás, especialmente de los pobres.
Jesús hace una invitación universal, a todos sin exclusión, a participar de la comida de la fraternidad y de la solidaridad: nos invita a participar a todos en su Reino, pero muchos no aceptan la invitación:
"Pero ellos no hicieron caso, sino que se fueron, unos a sus campos y otros a sus negocios. Los demás tomaron a los criados del rey, los maltrataron y los mataron".
Jesús, nos señala hoy, que son los pobres los privilegiados con preferencia en esta invitación y "llamado de Dios al Reino":
"Vayan, pues, a las esquinas de las calles y conviden a la boda a todos los que encuentren.
Los criados salieron inmediatamente a los caminos y reunieron a todos los que hallaron, malos y buenos, de modo que la sala quedó llena de invitados... Sepan que muchos son los llamados, pero pocos los escogidos".
Esto me hace recordar a muchos miles de hombres y mujeres sin vivienda que duermen en las calles de Santiago. Hay algunos "servidores del rey" que salen en la noches santiaguinas con sus termos, con alimento, agua caliente y pan, invitando a los pobres a participar de la solidaridad y de la fraternidad. Esto me recuerda al santo Padre Hurtado, que salía en camioneta a invitar a la gente nocturna de la calle a vivir la fraternidad y solidaridad en su "Hogar de Cristo". Un Hogar para Cristo, porque "¡El pobre es Cristo!"
Finalmente, en Evangelio de hoy, son los pobres los privilegiados, con preferencia, en el "llamado al Reino". Con ellos resulta más expedito crear fraternidad. Entre los dispersos por el camino de la vida, entre los abandonados, los olvidados, se crean condiciones para la solidaridad y la ayuda mutua, haciéndose más hermanos, más próximos; ellos están más abiertos al llamado e invitación de Jesús. Sólo era urgente y necesaria la invitación y el llamado. Sólo faltaba, que los "servidores del rey", en Nombre de él, hicieran escuchar ese llamado de Jesús. Eso es Evangelizar a los pobres: hacer de su solidaridad espontánea, una fraternidad explícita, haciendo explícito el compartir de Evangelio: Jesús en amor fraterno y solidario.
De nuevo, en Evangelio de hoy, encontramos la predilección de Jesús por los pobres y abandonados en las esquinas de las calles y en los cruces de los caminos. El Señor llama a todos, pero son muchos los que por tener el corazón puesto en "sus asuntos", rechazan el llamado. Y al rechazarlo, rechazan a Jesús. Jesús queda en libertad para declarar a otros sus predilectos, e invita a los pobres y a los marginados "a la vera del camino". Y Jesús lo hace sin discriminación alguna. A esto la Iglesia llama la "opción preferencial y pastoral por los pobres". Ahora y siempre se reactualiza la parábola del Buen Samaritano, que no es otro que Jesús mismo, actuando hoy día, a través de sus discípulos.
Desde entonces, el llamado a ser hermanos, a hacernos próximos unos de otros, haciéndonos así miembros del Reino de Dios, para siempre, se dirige a los abandonados, a los pecadores y a los pobres; a todo aquel que esté dispuesto a reconocerse pecador y pobre de corazón, y a aceptar la invitación a la comida de la fraternidad, de la alegría, donde ciertamente encontraremos a Dios.
Finalmente, tú cristiano, que has entrado a la Iglesia por tu Bautismo, y que participas en el banquete de la Eucaristía, síntesis del Reino, ya presente en la celebración de la Misa, y el Reino por venir, ¿tienes el traje o la túnica que se te entrega para la fiesta de hermanos con Dios? Es decir, ¿tienes una vida nueva, justa, pura y de responsabilidad cristiana?
Al respecto algunas citas de Puebla:
"Jesús de Nazaret nació y vivió pobre en medio de su pueblo Israel, se compadeció de las multitudes e hizo el bien a todos (Cfr.Mc.6,34; 4,37; He.10,38). Ese pueblo agobiado por el pecado y el dolor, esperaba la liberación que Él les promete (Mt.1.21). En medio de él, Jesús anuncia: "Se ha cumplido el tiempo; el Reino de Dios está cercano; convertíos y creed en el Evangelio" (Mc.1,15).Jesús ungido por el Espíritu Santo para anunciar el Evangelio a los pobres, para proclamar la libertad a los cautivos, la recuperación de la vista a los ciegos y la liberación a los oprimidos (Cfr.Lc.4,18-19) nos ha entregado en las Bienaventuranzas y el Sermón de la Montaña la gran proclamación de la nueva ley del Reino de Dios. (Cfr.Mt.5,1-12). (Puebla 190).
"La Evangelización da a conocer a Jesús como el Señor, que nos revela al Padre y nos comunica su Espíritu. Nos llama a la conversión que es reconciliación y vida nueva, nos lleva a la comunión con el Padre que nos hace hijos y hermanos. Hace brotar, por la caridad derramada en nuestros corazones, frutos de justicia, de perdón, de respeto, de dignidad, de paz en el mundo". (Puebla 352).
"La salvación que nos ofrece Cristo da sentido a todas las aspiraciones y realizaciones humanas pero las cuestiona y las desborda infinitamente. Aunque "comienza ciertamente en esta vida, tiene su cumplimiento en la eternidad"(E.N.27).Se origina en Cristo, en su encarnación, en toda su vida, "se logra de manera definitiva en su muerte y resurrección". Se continúa en la historia de los hombres (Cfr.E.N.9) por el misterio de la Iglesia bajo la influencia permanente del Espíritu que la precede, la acompaña, le da fecundidad apostólica". (Puebla 353).
"Esta misma salvación, centro de la Buena Nueva, "es liberación de lo que oprime al hombre, pero, sobre todo liberación del pecado y del maligno, dentro de la alegría de conocer a Dios y de ser conocido por Él, de verlo y de entregarse a Él" (E.N.9) (Puebla 354).
"Sin embargo, tiene "lazos muy fuertes" con la promoción humana en sus aspectos de desarrollo y liberación (Cfr.E.N.31),parte integrante de la evangelización. Estos aspectos brotan de la riqueza misma de la salvación, de la activación de la caridad de Dios en nosotros a la que quedan subordinados. La Iglesia "no necesita, pues, recurrir a sistemas e ideologías para amar, defender, colaborar en la liberación del hombre: en el centro del mensaje del cual es depositaria y pregonera, ella encuentra inspiración para actuar en favor de la fraternidad, de la justicia, de la paz; contra las dominaciones, esclavitudes, discriminaciones, violencias, atentados a la libertad religiosa, agresiones contra el hombre y cuanto atenta contra la vida".(Juan Pablo II, Discurso de inauguración III,2).
La Iglesia mediante su dinamismo evangelizador, genera este proceso":(Puebla355):
+ "Da testimonio de Dios, revelado en Cristo por el Espíritu que clama en nosotros Abba "Padre" (Cfr. Gál.4,6-7) Así comunica la experiencia de su fe en Él". (Puebla 356).
+ "Anuncia la Buena Nueva de Jesucristo mediante la Palabra de vida: anuncio que suscita la fe, la predicación y la catequésis progresiva que la alimenta y la educa". (Puebla 357).
+ "Engendra la fe que es conversión del corazón, de la vida; entrega a Jesucristo; participación en su muerte para que su vida se manifieste en cada hombre (Cfr. 1Cor.4,10). Esta fe que también denuncia lo que se opone a la construcción del Reino,implica rupturas necesarias y a veces dolorosas". (Puebla 358).
+ "Conduce al ingreso en la comunidad de los fieles que perseveran en la oración, en la convivencia fraterna y celebran la fe y los sacramentos de la fe, cuya cumbre es la Eucaristía". (Cfr.He.2,42).(Puebla 359).
+ "Envía como misioneros a los que recibieron el Evangelio, con el ansia de que todos los hombres sean ofrecidos a Dios y que todos los pueblos le alaben". (Cfr.Rom.15,16). (Puebla 360).
"Así la Iglesia, en cada uno de sus miembros es consagrada en Cristo por el Espíritu, enviada a predicar la Buena Nueva a los pobres (Cfr.Lc.4,18)y a "buscar y salvar lo que estaba perdido". (Lc.19,10)". (Puebla 361).
Les recomiendo leer más aún sobre Puebla. Les indico lo referente a la "opción preferencial por los pobres" que se encuentra en la Cuarta Parte del Documento en su capítulo I. Creo que los discípulos de Jesús y su Iglesia deben volver a insistir en esta opción pastoral, más aún, deben recuperarla como una opción prioritaria. Una Iglesia que no es pobre ni tiene su corazón y vida en los pobres, no es la Iglesia de Jesús.
CUARTA PARTE DE PUEBLA.
CAPÍTULO I.
OPCIÓN PREFERENCIAL POR LOS POBRES.
De:
1.1: De Medellín a Puebla: 1136-1140.
1.2: Reflexión Doctrinal. Jesús evangeliza a los pobres:1141-1144.
El servicio al hermano pobre: 1145-1147.
La pobreza cristiana: 1148-1152.
1.3: Líneas Pastorales. Objetivo: 1153-1156.
Medios: 1157-1158.
Acciones concretas: 1159-1165.
Al terminar, recordemos a Juan XXIII: "Somos la Iglesia de todos, pero somos especialmente la Iglesia de los pobres". (Inauguración de Vaticano II). También a nuestro Francisco I de hoy: "Quiero una Iglesia pobre y para los pobres".(Casi al asumir su pontificado).
Todo es un examen de conciencia y un compromiso consecuente de nosotros: Pueblo de Dios.
Pbro. Eugenio Pizarro Poblete+
Mateo 22,1-14.
Hoy día, Jesús nos llama a participar en su Reino.
A Jesús le gustó comparar su Reino con un banquete.Por eso hoy nos habla:
"Pasa en el Reino de los Cielos lo que le sucedió a un rey que celebró las bodas de su Hijo. Mandó a sus servidores a llamar a los invitados a las bodas,..." .
El Reino de Dios que Jesús vino a traer lo compara con una comida o un banquete. Esta comparación de Jesús nos hace entender varias características propia del Reino. Entre los seres humanos, una comida entre amigos, es un encuentro de alegría y de gestos mutuos gratos a todos los comensales. En una comida, reina la alegría,la amistad, la comprensión y la comunión; es decir se produce un encuentro fraterno; también se produce mucha solidaridad, y esto especialmente en las comidas del mundo popular. Es mi experiencia. En una fiesta popular, cada uno de los participantes lleva lo suyo: su aporte a la comida. Y son generosos al compartir lo que se lleva, para que alcance para todos y haya alegría, y nadie se sienta excluído. Todas estas cosas tan propias de los seres humanos son características propiar del Reino de Dios. Es la fraternidad cristiana, que Jesús vino a traernos, teniendo como centro a Dios.
Esta comparación del Reino tan humana que hace Jesús, comparándola con una comida o banquete, es porque debemos entender el Reino en una doble dimensión: El rasgo terreno del Reino, que tenemos que comenzarlo desde ya, aquí y ahora en este mundo.Y el rasgo celestial que sólo se consuma en la vida eterna futura.
Todos estamos llamados al Reino, a esta fraternidad y a la solidaridad, construyéndolas desde ya en esta sociedad y caminando o peregrinando hacia el Reino pleno y eterno. El llamado es constante, insistente y hecho de distintos modos y por diversos conductos. Al igual que la parábola de hoy, pasa con los invitados a las bodas del Reino:"pero éstos no quisieron venir".
Lo que impide acudir a este llamado a la fraternidad y a la solidaridad son "nuestros asuntos", "nuestros negocios". El apego a estas cosas, a veces se transforma en un único y central objetivo de nuestras vidas. Eso nos hace egocéntricos de nuestros intereses; nos cierra a los demás y se produce un bloqueamiento a la solidaridad y a compartir el Reino. Nos cerramos a los hermanos; no los vemos y pasamos como el sacerdote y el levita indiferentes delante de ellos. Todo lo nuestro, como única preocupación, nos cierra a la solidaridad. Y no salir de "nuestro mundo" nos hace cerrados e imposibilitados de comprender y descubrir el mundo de los otros. El centrado en sí mismo no sale en busca del hermano. No vive la parábola del Buen Samaritano. Así no nos hacemos hermanos ni solidarios con la vida y necesidades de los demás, especialmente de los pobres.
Jesús hace una invitación universal, a todos sin exclusión, a participar de la comida de la fraternidad y de la solidaridad: nos invita a participar a todos en su Reino, pero muchos no aceptan la invitación:
"Pero ellos no hicieron caso, sino que se fueron, unos a sus campos y otros a sus negocios. Los demás tomaron a los criados del rey, los maltrataron y los mataron".
Jesús, nos señala hoy, que son los pobres los privilegiados con preferencia en esta invitación y "llamado de Dios al Reino":
"Vayan, pues, a las esquinas de las calles y conviden a la boda a todos los que encuentren.
Los criados salieron inmediatamente a los caminos y reunieron a todos los que hallaron, malos y buenos, de modo que la sala quedó llena de invitados... Sepan que muchos son los llamados, pero pocos los escogidos".
Esto me hace recordar a muchos miles de hombres y mujeres sin vivienda que duermen en las calles de Santiago. Hay algunos "servidores del rey" que salen en la noches santiaguinas con sus termos, con alimento, agua caliente y pan, invitando a los pobres a participar de la solidaridad y de la fraternidad. Esto me recuerda al santo Padre Hurtado, que salía en camioneta a invitar a la gente nocturna de la calle a vivir la fraternidad y solidaridad en su "Hogar de Cristo". Un Hogar para Cristo, porque "¡El pobre es Cristo!"
Finalmente, en Evangelio de hoy, son los pobres los privilegiados, con preferencia, en el "llamado al Reino". Con ellos resulta más expedito crear fraternidad. Entre los dispersos por el camino de la vida, entre los abandonados, los olvidados, se crean condiciones para la solidaridad y la ayuda mutua, haciéndose más hermanos, más próximos; ellos están más abiertos al llamado e invitación de Jesús. Sólo era urgente y necesaria la invitación y el llamado. Sólo faltaba, que los "servidores del rey", en Nombre de él, hicieran escuchar ese llamado de Jesús. Eso es Evangelizar a los pobres: hacer de su solidaridad espontánea, una fraternidad explícita, haciendo explícito el compartir de Evangelio: Jesús en amor fraterno y solidario.
De nuevo, en Evangelio de hoy, encontramos la predilección de Jesús por los pobres y abandonados en las esquinas de las calles y en los cruces de los caminos. El Señor llama a todos, pero son muchos los que por tener el corazón puesto en "sus asuntos", rechazan el llamado. Y al rechazarlo, rechazan a Jesús. Jesús queda en libertad para declarar a otros sus predilectos, e invita a los pobres y a los marginados "a la vera del camino". Y Jesús lo hace sin discriminación alguna. A esto la Iglesia llama la "opción preferencial y pastoral por los pobres". Ahora y siempre se reactualiza la parábola del Buen Samaritano, que no es otro que Jesús mismo, actuando hoy día, a través de sus discípulos.
Desde entonces, el llamado a ser hermanos, a hacernos próximos unos de otros, haciéndonos así miembros del Reino de Dios, para siempre, se dirige a los abandonados, a los pecadores y a los pobres; a todo aquel que esté dispuesto a reconocerse pecador y pobre de corazón, y a aceptar la invitación a la comida de la fraternidad, de la alegría, donde ciertamente encontraremos a Dios.
Finalmente, tú cristiano, que has entrado a la Iglesia por tu Bautismo, y que participas en el banquete de la Eucaristía, síntesis del Reino, ya presente en la celebración de la Misa, y el Reino por venir, ¿tienes el traje o la túnica que se te entrega para la fiesta de hermanos con Dios? Es decir, ¿tienes una vida nueva, justa, pura y de responsabilidad cristiana?
Al respecto algunas citas de Puebla:
"Jesús de Nazaret nació y vivió pobre en medio de su pueblo Israel, se compadeció de las multitudes e hizo el bien a todos (Cfr.Mc.6,34; 4,37; He.10,38). Ese pueblo agobiado por el pecado y el dolor, esperaba la liberación que Él les promete (Mt.1.21). En medio de él, Jesús anuncia: "Se ha cumplido el tiempo; el Reino de Dios está cercano; convertíos y creed en el Evangelio" (Mc.1,15).Jesús ungido por el Espíritu Santo para anunciar el Evangelio a los pobres, para proclamar la libertad a los cautivos, la recuperación de la vista a los ciegos y la liberación a los oprimidos (Cfr.Lc.4,18-19) nos ha entregado en las Bienaventuranzas y el Sermón de la Montaña la gran proclamación de la nueva ley del Reino de Dios. (Cfr.Mt.5,1-12). (Puebla 190).
"La Evangelización da a conocer a Jesús como el Señor, que nos revela al Padre y nos comunica su Espíritu. Nos llama a la conversión que es reconciliación y vida nueva, nos lleva a la comunión con el Padre que nos hace hijos y hermanos. Hace brotar, por la caridad derramada en nuestros corazones, frutos de justicia, de perdón, de respeto, de dignidad, de paz en el mundo". (Puebla 352).
"La salvación que nos ofrece Cristo da sentido a todas las aspiraciones y realizaciones humanas pero las cuestiona y las desborda infinitamente. Aunque "comienza ciertamente en esta vida, tiene su cumplimiento en la eternidad"(E.N.27).Se origina en Cristo, en su encarnación, en toda su vida, "se logra de manera definitiva en su muerte y resurrección". Se continúa en la historia de los hombres (Cfr.E.N.9) por el misterio de la Iglesia bajo la influencia permanente del Espíritu que la precede, la acompaña, le da fecundidad apostólica". (Puebla 353).
"Esta misma salvación, centro de la Buena Nueva, "es liberación de lo que oprime al hombre, pero, sobre todo liberación del pecado y del maligno, dentro de la alegría de conocer a Dios y de ser conocido por Él, de verlo y de entregarse a Él" (E.N.9) (Puebla 354).
"Sin embargo, tiene "lazos muy fuertes" con la promoción humana en sus aspectos de desarrollo y liberación (Cfr.E.N.31),parte integrante de la evangelización. Estos aspectos brotan de la riqueza misma de la salvación, de la activación de la caridad de Dios en nosotros a la que quedan subordinados. La Iglesia "no necesita, pues, recurrir a sistemas e ideologías para amar, defender, colaborar en la liberación del hombre: en el centro del mensaje del cual es depositaria y pregonera, ella encuentra inspiración para actuar en favor de la fraternidad, de la justicia, de la paz; contra las dominaciones, esclavitudes, discriminaciones, violencias, atentados a la libertad religiosa, agresiones contra el hombre y cuanto atenta contra la vida".(Juan Pablo II, Discurso de inauguración III,2).
La Iglesia mediante su dinamismo evangelizador, genera este proceso":(Puebla355):
+ "Da testimonio de Dios, revelado en Cristo por el Espíritu que clama en nosotros Abba "Padre" (Cfr. Gál.4,6-7) Así comunica la experiencia de su fe en Él". (Puebla 356).
+ "Anuncia la Buena Nueva de Jesucristo mediante la Palabra de vida: anuncio que suscita la fe, la predicación y la catequésis progresiva que la alimenta y la educa". (Puebla 357).
+ "Engendra la fe que es conversión del corazón, de la vida; entrega a Jesucristo; participación en su muerte para que su vida se manifieste en cada hombre (Cfr. 1Cor.4,10). Esta fe que también denuncia lo que se opone a la construcción del Reino,implica rupturas necesarias y a veces dolorosas". (Puebla 358).
+ "Conduce al ingreso en la comunidad de los fieles que perseveran en la oración, en la convivencia fraterna y celebran la fe y los sacramentos de la fe, cuya cumbre es la Eucaristía". (Cfr.He.2,42).(Puebla 359).
+ "Envía como misioneros a los que recibieron el Evangelio, con el ansia de que todos los hombres sean ofrecidos a Dios y que todos los pueblos le alaben". (Cfr.Rom.15,16). (Puebla 360).
"Así la Iglesia, en cada uno de sus miembros es consagrada en Cristo por el Espíritu, enviada a predicar la Buena Nueva a los pobres (Cfr.Lc.4,18)y a "buscar y salvar lo que estaba perdido". (Lc.19,10)". (Puebla 361).
Les recomiendo leer más aún sobre Puebla. Les indico lo referente a la "opción preferencial por los pobres" que se encuentra en la Cuarta Parte del Documento en su capítulo I. Creo que los discípulos de Jesús y su Iglesia deben volver a insistir en esta opción pastoral, más aún, deben recuperarla como una opción prioritaria. Una Iglesia que no es pobre ni tiene su corazón y vida en los pobres, no es la Iglesia de Jesús.
CUARTA PARTE DE PUEBLA.
CAPÍTULO I.
OPCIÓN PREFERENCIAL POR LOS POBRES.
De:
1.1: De Medellín a Puebla: 1136-1140.
1.2: Reflexión Doctrinal. Jesús evangeliza a los pobres:1141-1144.
El servicio al hermano pobre: 1145-1147.
La pobreza cristiana: 1148-1152.
1.3: Líneas Pastorales. Objetivo: 1153-1156.
Medios: 1157-1158.
Acciones concretas: 1159-1165.
Al terminar, recordemos a Juan XXIII: "Somos la Iglesia de todos, pero somos especialmente la Iglesia de los pobres". (Inauguración de Vaticano II). También a nuestro Francisco I de hoy: "Quiero una Iglesia pobre y para los pobres".(Casi al asumir su pontificado).
Todo es un examen de conciencia y un compromiso consecuente de nosotros: Pueblo de Dios.
Pbro. Eugenio Pizarro Poblete+