"He aquí el mensaje: no apartes nunca los ojos de la luz de Jesús" El propósito de Cuaresma del Papa: “Convertirnos en ‘buscadores de luz’, buscadores de la luz de Jesús en la oración y en las personas”

Papa, en el ángelus de hoy
Papa, en el ángelus de hoy

"La predicación del Reino, el perdón de los pecados, las curaciones y los signos realizados eran en realidad chispas de una luz mayor: la luz de Jesús, la luz que es Jesús"

"Esto es lo que estamos llamados a hacer los cristianos en el camino de la vida: tener siempre ante los ojos el rostro resplandeciente de Cristo"

"Nos ayudan a lograrlo la oración, la escucha de la Palabra, los Sacramentos, especialmente la Confesión y la Eucaristía"

 Desde la cátedra de la ventana y tras la ligera gripe de ayer, el Papa explica el pasaje de la transfiguración del Señor en el monte Tabor y el mensaje que nos trae: “No apartes nunca los ojos de la luz de Jesús”. Para eso, nos ayudan “lograrlo la oración, la escucha de la Palabra, los Sacramentos, especialmente la Confesión y la Eucaristía”, pero también nos ayuda “mirar a las personas a los ojos”. Y Francisco extrae la moraleja en forma de propósito de Cuaresma: “Convertirnos en ‘buscadores de luz’, buscadores de la luz de Jesús en la oración y en las personas”

Las palabras del Papa en la oración del Ángelus 

¡Queridos hermanos y hermanas, buenos días! 

El Evangelio de este segundo domingo de Cuaresma nos presenta el episodio de la Transfiguración de Jesús (cf. Mc 9, 2-10). 

Campaña en defensa del Papa: Yo con Francisco

Papa, en el ángelus
Papa, en el ángelus

Después de anunciar su Pasión a los discípulos, Jesús toma consigo a Pedro, Santiago y Juan, sube a un monte alto y allí se manifiesta físicamente en toda su luz. Así les revela el sentido de lo que habían vivido juntos hasta ese momento. La predicación del Reino, el perdón de los pecados, las curaciones y los signos realizados eran en realidad chispas de una luz mayor: la luz de Jesús, la luz que es Jesús. Y de esta luz los discípulos no deben apartar nunca más los ojos, sobre todo en los momentos de prueba, como los que se acercan ahora con la Pasión. 

He aquí el mensaje: no apartes nunca los ojos de la luz de Jesús. Un poco como hacían antiguamente los campesinos que, al arar los campos, centraban la mirada en un punto preciso que tenían delante y, manteniendo los ojos fijos en la meta, trazaban surcos rectos. Esto es lo que estamos llamados a hacer los cristianos en el camino de la vida: tener siempre ante los ojos el rostro resplandeciente de Cristo. 

Hermanos y hermanas, ¡abrámonos a la luz de Jesús! Él es amor y vida sin fin. A lo largo de los caminos de la existencia, a veces tortuosos, busquemos su rostro, lleno de misericordia, de fidelidad, de esperanza. Nos ayudan a lograrlo la oración, la escucha de la Palabra, los Sacramentos, especialmente la Confesión y la Eucaristía. Pero también nos ayuda mirar a las personas a los ojos, aprendiendo a ver la luz  de Dios en todos y cultivando la capacidad de asombrarnos ante esta belleza que brilla en todos, sin excluir  a nadie: en los allegados y en los desconocidos; en las miradas alegres de los que están en la alegría y en  las lágrimas de los que lloran; en los ojos tristes y en los apagados de los probados por la vida y que han  perdido el entusiasmo; y también en aquellos a los que nos cuesta mirar a la cara, prefiriendo apartar la  mirada. He aquí un buen propósito para la Cuaresma: cultivar miradas abiertas, convertirnos en "buscadores de luz", buscadores de la luz de Jesús en la oración y en las personas. 

Ángelus
Ángelus

Preguntémonos: en mi camino, ¿mantengo la mirada fija en Cristo que me acompaña? Y al hacerlo, ¿dejo espacio para el silencio, la oración, la adoración? Por último, ¿busco cada pequeño rayo de luz de Jesús, que se refleja en mí y en cada hermano y hermana que encuentro? ¿Y me acuerdo de agradecérselo? 

Que María, resplandeciente de la luz de Dios, nos ayude a mantener la mirada fija en Jesús y a mirarnos los unos a los otros con confianza y amor. 

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