El Papa llega para una escala de ocho horas antes de partir a Bruselas Cálida acogida (a pesar del clima) a Francisco en Luxemburgo

A escasos cinco minutos de las 10 de la mañana, y tras dos giras de vuelo, el avión que trasladaba al papa Francisco aterrizaba en el aeropuerto de Luxemburgo/Findel para dar comienzo a su 46º viaje apostólico que le llevará, hasta el domingo 29 de septiembre, al "corazón de Europa occidental", con paradas en el Gran Ducado -durante la jornada de hoy, en un tiempo estimado de ocho horas- y en Bélgica.

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A pie de pista le esperaban, para la ceremonia de bienvenida, el Gran Duque Henri y su esposa Marie Therese, a quienes acompañaban el primer pinistro Luc Frieden. Por parte eclesial, Francisco fue recibido por el cardenal arzobispo de Luxemburgo, Jean-Claude Hollerich y otros miembros de la Conferencia Episcopal.

Tras el desembarco del séquito papal, encabezado por el Edgar Peña Parra, sustituto de la Secretaría de Estado, apareció en silla de ruedas el Papa desde la parte posterior del avión, siendo recibido por el Gran Duque y su esposa, y obsequiado con sendos ramos de flores por parte de dos jóvenes.

A continuación, en una zona cubierta habilitada en el aeropuerto -después de una noche lluviosa, Luxemburgo recibió al Papa encapotado y con un ligero viento-, comenzó la ceremonia de bienvenida, con la escucha de los himnos nacionales y la presentación de autoridades civiles y eclesiales. 

Tras estos instantes protocolarios, y después de que el Papa quisiera estrechar la mano de una treintena de jóvenes que habían participado en la organización de esta escala, Francisco se dirigió al Palacio del Gran Ducado, para, a las 10.45, celebrar una visita de cortesía al Gran Duque de Luxemburgo en el Palacio Gran Ducal, seguida de un encuentro con el Primer Ministro a las 11.15 y a las 11.50 con las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático en el Cercle Cité, dondeFrancisco pronunciará su primer discurso.