El Papa clama para que "se escuche la voz de los pueblos que quieren la paz" Francisco, en el ángelus: "¿Quieres ser grande? Hazte pequeño, ponte al servicio de todos"

Francisco prepara sus papeles para la catequesis
Francisco prepara sus papeles para la catequesis RD/Captura

"¿Quieres ser grande? Hazte pequeño, ponte al servicio de todos". Mensaje rotundo y comprensible el que dejó este mediodía el papa Francisco en su catequesis del ángelus desde el balcón apostólico, glosado la lectura dominical en donde los discípulos siguen a Jesús, aunque en realidad van pensado en ellos mismos

"Con una palabra tan sencilla como decisiva, Jesús renueva nuestro modo de vivir. Nos enseña que el verdadero poder no está en el dominio de los más fuertes, sino en el cuidado de los más débiles", señaló el Papa

A la hora de los saludos, el Papa mostró su dolor por el asesinato de Juan Antonio López, "delegado de la Palabra de Dios, coordinador de la Pastoral Social de la Diócesis de Trujillo y miembro fundador de las Pastoral de la Ecología Integral en Honduras. Me uno al luto de esta Iglesia y a la condena de cualquier forma de violencia. Estoy cerca de quienes ven vulnerados sus derechos fundamentales y a quienes se comprometen por el bien común en respuesta por el grito de los pobres y de la tierra"

"¿Quieres ser grande? Hazte pequeño, ponte al servicio de todos". Mensaje rotundo y comprensible el que dejó este mediodía el papa Francisco en su catequesis del ángelus desde el balcón apostólico, glosado la lectura dominical en donde los discípulos siguen a Jesús, aunque en realidad van pensado en ellos mismos.

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"Con una palabra tan sencilla como decisiva, Jesús renueva nuestro modo de vivir. Nos enseña que el verdadero poder no está en el dominio de los más fuertes, sino en el cuidado de los más débiles", señaló el Papa.

"Nosotros, todos nosotros, estamos vivos porque hemos sido acogidos, pero el poder nos hace olvidar esta verdad. Entonces nos convertimos en dominadores, no servidores, y los primeros que sufren son precisamente los últimos: los pequeños, los débiles, los pobres", prosiguió el Papa su lectura.

El Palacio apostólico desde la plaza de san Pedro
El Palacio apostólico desde la plaza de san Pedro RD/Captura

En este sentido, exclamó: "¡Cuántas personas sufren y mueren por las luchas de poder! Son vidas que el mundo rechaza, como rechazó a Jesús. Cuando fue entregado en manos de los hombres, Él no encontró un abrazo, sino una cruz. Sin embargo, el Evangelio sigue siendo palabra viva y llena de esperanza: Aquel que fue rechazado resucitó, ¡es el Señor!".

Finalmente, en esa formulación retórica que tanto le gusta utilizar, Francisco lanzó al aire las siguientes preguntas: "¿Sé reconocer el rostro de Jesús en los más pequeños? ¿Cuido del prójimo, sirviendo con generosidad? Y viceversa, ¿agradezco a los que cuidan de mí?". 

Fieles en la plaza de San Pedro
Fieles en la plaza de San Pedro RD/Captura

A la hora de los saludos, el Papa mostró su dolor por el asesinato de Juan Antonio López, "delegado de la Palabra de Dios, coordinador de la Pastoral Social de la Diócesis de Trujillo y miembro fundador de las Pastoral de la Ecología Integral en Honduras. Me uno al luto de esta Iglesia y a la condena de cualquier forma de violencia. Estoy cerca de quienes ven vulnerados sus derechos fundamentales y a quienes se comprometen por el bien común en respuesta por el grito de los pobres y de la tierra".

Finalmente, pidió seguir "rezando por la paz, que se escuche la voz de los pueblos que quieren la paz, y no olvidemos a la atormentada Ucrania, a Palestina, a Israel, a Myanmar", señaló el Papa.

Francisco, durante el ángelus
Francisco, durante el ángelus RD/Captura

Las palabras del Papa en la oración del Ángelus

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Queridos hermanos y hermanos, ¡feliz domingo!


Hoy el Evangelio de la liturgia (Mc 9,30-37) nos habla de Jesús, que anuncia lo que ocurrirá al final de su vida: «El Hijo del hombre – dice – va a ser entregado en manos de los hombres y lo matarán; y después de muerto, a los tres días resucitará» (v. 31). Pero los discípulos, mientras siguen al Maestro, tienen otra cosa en la cabeza y en los labios. Cuando Jesús les pregunta de qué estaban hablando, no responden.

Prestemos atención a este silencio: los discípulos callan porque discutían sobre quién era el más grande (cf. v. 34). ¡Qué contraste con las palabras del Señor! Mientras Jesús les confiaba a ellos el sentido de su vida, estos hablaban de poder. Y así ahora la vergüenza les cierra la boca, como antes el orgullo había cerrado su corazón. Y, sin embargo, Jesús responde abiertamente a sus discursos susurrados a lo largo del camino: «Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos» (cf. v. 35). ¿Quieres ser grande? Hazte pequeño, ponte al servicio de todos.

Con una palabra tan sencilla como decisiva, Jesús renueva nuestro modo de vivir. Nos enseña que el verdadero poder no está en el dominio de los más fuertes, sino en el cuidado de los más débiles.

He aquí por qué el Maestro llama a un niño, lo coloca entre los discípulos y lo abraza diciendo: «El que acoge a un niño como este en mi nombre, me acoge a mí» (v. 37). El niño no tiene poder: tiene necesidad. Cuando cuidamos al hombre, reconocemos que el hombre siempre necesita vida.

Nosotros, todos nosotros, estamos vivos porque hemos sido acogidos, pero el poder nos hace olvidar esta verdad. Entonces nos convertimos en dominadores, no servidores, y los primeros que sufren son precisamente los últimos: los pequeños, los débiles, los pobres.

¡Cuántas personas sufren y mueren por las luchas de poder! Son vidas que el mundo rechaza, como rechazó a Jesús. Cuando fue entregado en manos de los hombres, Él no encontró un abrazo, sino una cruz. Sin embargo, el Evangelio sigue siendo palabra viva y llena de esperanza: Aquel que fue rechazado resucitó, ¡es el Señor!

Entonces podemos preguntarnos: ¿Sé reconocer el rostro de Jesús en los más pequeños? ¿Cuido del prójimo, sirviendo con generosidad? Y viceversa, ¿agradezco a los que cuidan de mí?

Recemos juntos a María, para estar como ella libres de la vanagloria y preparados para servir.

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