El prefecto de Economía de la Santa Sede abre la jornada de Comillas y CaixaBank Juan Antonio Guerrero, sj.: “Necesitamos transparencia y una administración ejemplar para acabar con los escándalos y la corrupción, y recuperar la credibilidad"
“En el IOR se han producido bastantes escándalos financieros”, señaló Guerrero, citando a Marcinkus, el Banco Ambrosiano o Calvi. Desde tiempos de Benedicto XVI “comenzó un cambio en el IOR” que, “hoy en día, es una institución cumplidora”
“La economía del Vaticano es una economía de gastos. Cada dicasterio es un órgano de gastos. Todos gastan y ninguno ingresa”, bromeó, lanzando algún dardo a los procesos de la Rota, “que ahora son gratis, y es otro órgano de gasto”. “Y es que no siempre en el Vaticano nos regimos por criterios económicos”
¿Y cómo se financia la Santa Sede? “Por los Museos Vaticanos y el IOR, así como por los donativos, con la ayuda de las iglesias particulares, congregaciones religiosas y fundaciones, y también de los fieles por el Óbolo de San Pedro”, que ha sufrido “algunas inversiones fallidas, que han restado bastante credibilidad a la economía de la Iglesia”. "La Santa Sede poco a poco se descapitaliza"
"Queremos una economía que sirva a sus fines, pero sobre todo que sirva a la evangelización, que sirva para la misión"
"Buscamos que nuestro servicio y nuestra misión sean sostenibles. Hoy no somos sostenibles, nos descapitalizamos"
"Una cosa es cambiar las reglas, y otra cambiar la cultura" finalizó Guerrero. "En la Iglesia sabemos que el fariseismo existe. Podemos tener las mejores reglas, pero si no cambiamos el corazón nuestra economía no será una economía por el Evangelio"
¿Y cómo se financia la Santa Sede? “Por los Museos Vaticanos y el IOR, así como por los donativos, con la ayuda de las iglesias particulares, congregaciones religiosas y fundaciones, y también de los fieles por el Óbolo de San Pedro”, que ha sufrido “algunas inversiones fallidas, que han restado bastante credibilidad a la economía de la Iglesia”. "La Santa Sede poco a poco se descapitaliza"
"Queremos una economía que sirva a sus fines, pero sobre todo que sirva a la evangelización, que sirva para la misión"
"Buscamos que nuestro servicio y nuestra misión sean sostenibles. Hoy no somos sostenibles, nos descapitalizamos"
"Una cosa es cambiar las reglas, y otra cambiar la cultura" finalizó Guerrero. "En la Iglesia sabemos que el fariseismo existe. Podemos tener las mejores reglas, pero si no cambiamos el corazón nuestra economía no será una economía por el Evangelio"
"Buscamos que nuestro servicio y nuestra misión sean sostenibles. Hoy no somos sostenibles, nos descapitalizamos"
"Una cosa es cambiar las reglas, y otra cambiar la cultura" finalizó Guerrero. "En la Iglesia sabemos que el fariseismo existe. Podemos tener las mejores reglas, pero si no cambiamos el corazón nuestra economía no será una economía por el Evangelio"
“Yo sólo hago las cuentas”. Así se definió el prefecto de la Secretaría de Economía de la Santa Sede, el jesuita español Juan Antonio Guerrero, sj., durante la apertura de las jornadas sobre ‘Economía sostenible en la Iglesia’, organizadas por Comillas y CaixaBank.
En la mesa, junto al prefecto, el secretario de Vida Consagrada, José Rodríguez Carballo; el cardenal de Madrid, Carlos Osoro; el rector de Comillas, Enrique Giménez-Sanz Rico; o Rafael Herrador, Director Territorial Centro de CaixaBank. Entre el público, el vicesecretario de Asuntos Económicos de la CEE, Fernando Giménez Barriocanal; y el obispo auxiliar de Madrid, José Cobo.
El hombre de ‘los dineros del Papa’, presentado por el padre Miguel Campo, organizador, junto a David Alonso de Linaje, del evento. En su exposición, Guerrero trazó una conferencia sobre ‘La reforma económica del Papa Francisco en el Vaticano’.
Un trabajo "en proceso"
El jesuita dividió su exposición en tres partes. En primer lugar, “explicar cómo funciona el Vaticano y su economía”. En segundo lugar, el cambio impulsado por el Papa Francisco. Y, finalmente, los criterios que guían estos cambios.
“Este es un trabajo en proceso, que no es lineal, con muchos pasos adelante y atrás”, admitió Guerrero, quien apuntó que “no todo el Vaticano ha tenido la misma reforma, sobre todo porque no todo el Vaticano estaba de la misma manera”.
“El Papa está tratando de hacer un cambio en la economía que no deje a nadie afuera, y esto lo está haciendo con los economistas jóvenes. Yo en esto no entro. Yo hago las cuentas”, confesó Guerrero, quien apuntó algunas de las claves del funcionamiento del IOR o el Estado Vaticano.
“En el IOR se han producido bastantes escándalos financieros”, señaló Guerrero, citando a Marcinkus, el Banco Ambrosiano o Calvi. Desde tiempos de Benedicto XVI “comenzó un cambio en el IOR” que, “hoy en día, es una institución cumplidora”.
Finalmente, la Santa Sede, que “son los dicasterios, la Curia que ayuda al Papa en su misión”, y son organismos que están en la reforma de la Curia. “Los nuevos organismos económicos están recogidos en ‘Praedicate Evangelium’”.
El Vaticano, una casa de gastos
“La economía del Vaticano es una economía de gastos. Cada dicasterio es un órgano de gastos. Todos gastan y ninguno ingresa”, bromeó, lanzando algún dardo a los procesos de la Rota, “que ahora son gratis, y es otro órgano de gasto”. “Y es que no siempre en el Vaticano nos regimos por criterios económicos”.
¿Y cómo se financia la Santa Sede? “Por los Museos Vaticanos y el IOR, así como por los donativos, con la ayuda de las iglesias particulares, congregaciones religiosas y fundaciones, y también de los fieles por el Óbolo de San Pedro”, que ha sufrido “algunas inversiones fallidas, que han restado bastante credibilidad a la economía de la Iglesia”. "La Santa Sede poco a poco se descapitaliza", lamentó.
Wojtyla, un pésimo gestor
¿Cuál es la herencia que recibió Francisco? Recordando al cardenal Wyzinski, Guerrero destacó que Juan Pablo II "había sido un santo, pero probablemente un pésimo gestor". Hubo muchos escándalos en el IOR durante el pontificado de Wojtyla, y Benedicto "tampoco supo frenar otros escándalos, como el Vatileaks, aunque puso las primeras piedras para la reforma".
Precisamente, en las conversaciones previas al cónclave, apareció "con cierta fuerza" la situación económica, y "escándalos que eran puntuales, pero que debilitaban la imagen de la Iglesia". Tras el nombramiento de Francisco, comienzan los cambios, no sin ciertos retoques, y marchas atrás. "Se van viendo errores, y se modifican", explicó Guerrero, quien relató algunos de los cambios, y de los organismos creando, y que van funcionando. Entre ellos, la Secretaría de Economía, que vigila y supervisa las compras, lleva la dirección de recursos humanos y controla el Óbolo de San Pedro, entre otras muchas cosas. Trabajo tiene el jesuita.
"Queremos una economía que sirva a sus fines, pero sobre todo que sirva a la evangelización, que sea una economía para la misión", concluyó, explicando que el balance no puede ser "puramente económico", sino orientado a la misión. Escándalos como el del palacio de Londres que, confesó, le pilló de lleno recién llegado, no hicieron sino convencerle de esta necesidad. "Si queremos hacer esto, no podemos blindarnos como propietarios de grandes edificios".
La "estética" del Evangelio
"Buscamos que nuestro servicio y nuestra misión sean sostenibles. Hoy no somos sostenibles, nos descapitalizamos", apuntó, abogando por la necesidad de introducir "la cultura del presupuesto" en los organismos curiales. "Necesitamos una administración ejemplar para evitar los escándalos, que debilitan la misión, y recuperar la credibilidad". "Debemos admitir que no hemos sido buenos gestores", señaló.
"En economía, la transparencia nos protege más que el secreto. Hemos vivido demasiados secretos en la economía de la Iglesia". También, trazabilidad. "Que todo lo que hacemos deje huella". Y, siempre, que "todo deje un registro contable". Y, cómo no, la sobriedad. "No podemos aparecer con demasiados lujos. Hay una estética del Evangelio". La justicia (pagar salarios justos) o la profesionalidad, son indispensables. También, "necesitamos buenos consejeros" porque "hay pájaros que vuelan" buscando patrimonio.
"En economía, la transparencia nos protege más que el secreto. Hemos vivido demasiados secretos en la economía de la Iglesia". También, trazabilidad. "Que todo lo que hacemos deje huella". Y, siempre, que "todo deje un registro contable". Y, cómo no, la sobriedad. "No podemos aparecer con demasiados lujos. Hay una estética del Evangelio". La justicia (pagar salarios justos) o la profesionalidad, son indispensables. También, "necesitamos buenos consejeros" porque "hay pájaros que vuelan" buscando patrimonio.
"Una cosa es cambiar las reglas, y otra cambiar la cultura" finalizó Guerrero. "En la Iglesia sabemos que el fariseismo existe. Podemos tener las mejores reglas, pero si no cambiamos el corazón nuestra economía no será una economía por el Evangelio".
Carisma y evangelio
Las jornadas fueron inauguradas por el rector de Comillas, Enrique Sanz Giménez-Rico, quien apuntó cómo “los bienes eclesiásticos son un don y un carisma”, explicando que “carisma y evangelio nos hablan de dos dimensiones presentes en la vida cristiana: el amor a Dios y el amor al prójimo”.
En este sentido, destacó la importancia de “la relación con CaixaBank”, que “incluye el tú, el yo y el nosotros”. Guante tendido que recogió Rafael Herrador, Director Territorial Centro de CaixaBank, quien destacó que “es un honor poder participar en estas jornadas”.
“La sostenibilidad se sustenta no solo en conseguir grandes resultados financieros, sino en conseguirlo de modo que beneficie a todos los grupos de interés, y la sociedad en general”, insistió Herrador quien, tras repasar el trabajo de CaixaBank, subrayó que “la Iglesia es un aliado natural, tanto como clientes como referentes, en la que nos inspiramos para construir una mejor sociedad”.
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