El Vaticano informó este martes por la tarde que el papa Francisco, que fue hospitalizado el pasado viernes 14 de febrero, sufre una neumonía bilateral que requiere tratamiento farmacológica adicional.
La neumonía bilateral es una inflamación de los pulmones que suele generarse por un agente patógeno que ingresa por las vías respiratorias y afecta los pulmones. Su magnitud depende de la respuesta del paciente: puede presentarse de manera asintomática, con síntomas leves, moderados o generar cuadros graves en los cuales se requiere asistencia respiratoria, como es el caso del papa Francisco.
Los pequeños sacos de los pulmones (alvéolos), se llenan de pus y líquido, y esto limita la absorción de oxígeno y dificulta la respiración. Esta inflamación puede predisponer a una infección con algún otro agente patógeno, por ejemplo, con una bacteria, y por esta razón, en muchos casos se agregan antibióticos al tratamiento.
Sin embargo, el riesgo más importante tiene que ver con la pérdida progresiva y, en ocasiones, muy rápida de la capacidad pulmonar. En los casos más difíciles, cuando el oxígeno no es suficiente, es necesario intubar al paciente hasta que logre superar la neumonía.
Los síntomas más habituales de esta enfermedad son la fiebre alta, la dificultad para respirar, el dolor en el pecho o en la espalda, la tos, el agotamiento, la falta de apetito, el malestar general o el tono azulado en la piel debido a la falta de oxígeno.
La neumonía bilateral se diagnostica mediante una tomografía computada, aunque también se puede detectar con una radiografía de tórax.