"Como Jesús, obligados a huir, así les pasa a los emigrantes y refugiados" El Papa reza "por la paz en el Cáucaso" y pide que se resuelvan los problemas "por medio del diálogo y la negociación"
El Papa tiene un recuerdo especial para el sector del turismo, especialmente golpeado por la pandemia, y para todos los que luchan contra el cáncer de mama.
“La obediencia no consiste en el decir 'sí' o 'no', sino en actuar, en cultivar la viña, en realizar el Reino de Dios”
El Papa denuncia “la religiosidad de fachada, que Jesús desaprueba”
“Dios es paciente con nosotros: no se cansa, no desiste después de nuestro «no»; nos deja libres también de alejarnos de Él y de equivocarnos”
“La vida cristiana, que no está hecha de sueños y de bonitas aspiraciones, sino de compromisos concretos”
“El camino de la conversión pasa siempre a través de la cruz. No hay santidad sin renuncia y sin combate espiritual”
El Papa denuncia “la religiosidad de fachada, que Jesús desaprueba”
“Dios es paciente con nosotros: no se cansa, no desiste después de nuestro «no»; nos deja libres también de alejarnos de Él y de equivocarnos”
“La vida cristiana, que no está hecha de sueños y de bonitas aspiraciones, sino de compromisos concretos”
“El camino de la conversión pasa siempre a través de la cruz. No hay santidad sin renuncia y sin combate espiritual”
“La vida cristiana, que no está hecha de sueños y de bonitas aspiraciones, sino de compromisos concretos”
“El camino de la conversión pasa siempre a través de la cruz. No hay santidad sin renuncia y sin combate espiritual”
En la catequesis anterior al rezo del ángelus, el Papa Francisco denuncia “la religiosidad de fachada, que Jesús desaprueba”, porque, en cristiano, la obediencia consiste “en actuar, en cultivar la viña”, porque la vida cristiana no está tejida de sueños “sino de compromisos concretos”, de cruz y de renuncias. Tras el ángelus, el Papa rezó por la paz en el Cáucaso y pidió que se resuelvan los problemas "por medio del diálogo y la negociación". También recordó a los emigrantes y refugiados, obligados a huir como Jesús, asi como al sector del turismo, especialmente golpeado por la crisis, y a los que luchan contra el cáncer de mama.
Las palabras del Papa en la oración del Ángelus (Traducción no oficial)
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Con su predicación sobre el Reino de Dios, Jesús se opone a una religiosidad que no involucra la vida humana, que no interpela la conciencia y su responsabilidad frente al bien y al mal. Lo demuestra también con la parábola de los dos hijos, que es propuesta hoy en el Evangelio de Mateo (cfr 21, 28-32). A la invitación del padre de ir a trabajar a la viña, el primer hijo responde impulsivamente «no», pero después se arrepiente y va; sin embargo el segundo hijo, que enseguida responde «sí», en realidad no lo hace. La obediencia no consiste en el decir «sí» o «no», sino en actuar, en cultivar la viña, en realizar el Reino de Dios. Con este sencillo ejemplo, Jesús quiere superar una religión entendida solo como práctica exterior y rutinaria, que no incide en la vida y en las actitudes de las personas.
Los exponentes de esta religiosidad “de fachada”, que Jesús desaprueba, son «los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo» (Mt 21,23), los cuales, según la admonición del Señor, en el Reino de Dios serán superados por los publicanos y las prostitutas (cfr v. 31). Esta afirmación no debe inducir a pensar que hacen bien los que no siguen los mandamientos de Dios y la moral, y dicen: «Al fin y al cabo, ¡los que van a la Iglesia son peor que nosotros!». Jesús no señala a los publicanos y las prostitutas como modelos de vida, sino como “privilegiados de la Gracia”, que Dios ofrece a todo aquel que se abre y se convierte a Él. De hecho, estas personas, escuchando su predicación, se arrepintieron y cambiaron de vida. La conversión siempre es una gracia. Pensemos en San Mateo, que era un traidor a su patria.
En el Evangelio de hoy, quien queda mejor es el primer hermano, no porque ha dicho «no» a su padre, sino porque después el «no» se ha convertido en un «sí». Dios es paciente con nosotros: no se cansa, no desiste después de nuestro «no»; nos deja libres también de alejarnos de Él y de equivocarnos. Es maravilloso pensar en la paciencia de Dios. Siempre a nuestro lado, pero respeta nuestra libertad. Pero espera ansiosamente nuestro «sí», para acogernos nuevamente entre sus brazos paternos y colmarnos de su misericordia sin límites. La fe en Dios pide renovar cada día la elección del bien respecto al mal, la elección de la verdad respecto a la mentira, la elección del amor del prójimo respecto al egoísmo. Quien se convierte a esta elección, después de haber experimentado el pecado, encontrará los primeros lugares en el Reino de los cielos, donde hay más alegría por un solo pecador que se convierte que por noventa y nueve justos (cfr Lc 15, 7).
Pero la conversió, cambiar el corazón, es un proceso de purificación de las incrustaciones morales; por eso nunca es un proceso indoloro. El camino de la conversión pasa siempre a través de la cruz. No hay santidad sin renuncia y sin combate espiritual. Combatir por el bien, por no caer en la tentación, hacer lo que podamos. El proceso espiritual conlleva la ascesis y la mortificación, que poco a poco conducen a vivir en la paz y en la alegría de las bienaventuranzas. El Evangelio de hoy cuestiona la forma de vivir la vida cristiana, que no está hecha de sueños y de bonitas aspiraciones, sino de compromisos concretos, para abrirnos cada vez más a la voluntad de Dios y al amor hacia los hermanos. Y esto no puede hacerse sin la gracia. ¡Señor, dame la gracia de mejorar, de ser un buen cristiano!
Que María Santísima nos ayude a ser dóciles en la acción del Espíritu Santo. Él es quien derrite la dureza de los corazones y los dispone al arrepentimiento, para obtener la vida y la salvación prometidas por Jesús.
Saludo después del ángelus
Llegan preocupantes noticias de desencuentros en el área del Cáucaso. Rezo por la paz en el Cáucaso y pido a las parte sen conflicto de realizar gestos concretos de buena voluntad y de fraternidad, que puedan llevar a resolver los problemas no con el uso de la fuerza y de las armas, sino por medio del dialogo y de la negociación. Recemos juntos y en silencio por la paz en el Cáucaso
Hoya la Iglesia celebra la Jornada mundial del migrante y del refugiado. Saludo a los refugiados y emigrantes presentes aquí en la plaza, al lado del monumento 'ángeles sin saberlo'. Quise dedicar mi mensaje a los desplazados internos, obligados a a huir como sucedió a Jesús y a su familia. Como Jesús, obligados a huir, así les pasa a los emigrantes. Nuestros recuerdo para ellos y para los que los ayudan.
Hoy es también la jornada mundial del turismo. La pandemia afectó profundamente este sector tan importante para le mundo. Mi recuerdo a todos los que trabajan en este sector, especialmente a las pequeñas empresas familiares y a los jóvenes y deseo que puedan salir de estos momentos de dificultad.
Que el Señor sostenga el empeño de todos los que lucha contra el cáncer de seno.
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