En estas fiestas "de luces tenues" de este año, como las define Francisco El Papa, a los artistas del Concierto de Navidad: "Vuestra creatividad puede generar luz"
El vínculo entre la armonía, la belleza y la bondad tiene sus raíces en el Génesis, donde encontramos - explica el Papa - el adjetivo "bueno" que en hebreo se traduce en un sentido amplio como "armonioso"
"Me dirijo a vosotros, queridos artistas, que sois de manera especial «guardianes de la belleza del mundo». Os agradezco vuestra solidaridad, que en estos tiempos resalta todavía más"
"Este año las luces algo tenues de la Navidad son motivo de oración y recuerdo de las muchas personas que han sufrido y están sufriendo a causa de la pandemia. En esta situación hemos sentido aún más fuertemente la interdependencia que nos une a todos"
"Este año las luces algo tenues de la Navidad son motivo de oración y recuerdo de las muchas personas que han sufrido y están sufriendo a causa de la pandemia. En esta situación hemos sentido aún más fuertemente la interdependencia que nos une a todos"
| Gabriella Ceraso
(Vatican News).- La belleza del arte mueve al hombre a la esperanza, la armonía y la paz, y los artistas que son sus custodios tienen una alta y exigente tarea, especialmente en este momento en el que la pandemia está haciendo más densas las sombras. Así lo dijo el Papa esta mañana cuando se reunió con los protagonistas del Concierto de
Navidad en el Vaticano.
El papel del arte en el momento histórico crítico que estamos viviendo, azotado por una pandemia que en el sufrimiento está haciendo que todos nos redescubramos interdependientes. Este fue el foco del discurso del Papa esta mañana a los artistas que actuarán en el concierto de Navidad de este año en el Vaticano. Una Navidad, no dejó de recordar el Pontífice, de "luces tenues", que nos impulsa a pensar y rezar por los que sufren.
Del arte a la empatía, a una nueva socialidad
La creación artística, por lo tanto la "percepción y contemplación de la belleza", en la lectura que el Papa hace de ella a los artistas, tiene en sí misma "tres movimientos". El primero es el de los "sentidos", generado por el asombro, el segundo el que toca la interioridad y el alma humana, despertando "recuerdos, imágenes y sentimientos", y luego un tercero, que es el "sentido de la esperanza, que irradia también sobre el mundo circundante":
En este punto, el movimiento exterior e interior se fusionan y, a su vez, afectan a las relaciones sociales: generan la empatía capaz de comprender al otro, con el que tenemos tanto en común. Es una nueva socialidad, no sólo vagamente expresada sino percibida y compartida.
Desde el arte, una sensación de paz que conduce a la armonía
Del triple movimiento desencadenado por el arte, "el asombro, el descubrimiento personal y el compartir", se genera "un sentido de Paz que nos libera - dice el Papa citando el testimonio de San Francisco de Asís - de todo deseo de dominio sobre los demás, nos hace comprender las dificultades de los más pequeños y nos empuja a vivir en armonía con todos". Una armonía que está ligada a la belleza y la bondad".
La creatividad puede generar luz en la pandemia
El vínculo entre la armonía, la belleza y la bondad tiene sus raíces en el Génesis, donde encontramos - explica el Papa - el adjetivo "bueno" que en hebreo se traduce en un sentido amplio como "armonioso". Y desde la belleza de la Creación también podemos entender cuál es "nuestro papel en el mundo ante tanta grandeza", los artistas -dice Francisco- son conscientes de ello, los que, como decía San Juan Pablo II, "percibiendo en sí mismos la chispa divina de la vocación artística" están llamados a ponerla al servicio de la humanidad, o, como decía San Pablo VI, son "amantes de la belleza" que el mundo necesita para no hundirse en la desesperación.
Incluso en el desconcierto causado por la pandemia, su creatividad puede generar luz. La crisis ensancha "las sombras de un mundo cerrado" (cf. Encíclica Hermanos, 9-55) y parece oscurecer la luz de lo divino, de lo eterno. No cedamos a este engaño. Busquemos la luz de la Natividad: atraviesa la oscuridad del dolor y de la tiniebla.
Los artistas llamados a transmitir la verdad y la belleza
Así que las últimas palabras del discurso del Papa se convierten en una verdadera apelación a los artistas, "custodios de la belleza", cuya vocación "alta y exigente" es transmitir "verdad y belleza" con "manos puras y desinteresadas":
Ambos infunden alegría en nuestros corazones y son un "fruto precioso que resiste el desgaste del tiempo, que une a las generaciones y las hace comunicarse con admiración". Hoy como entonces, esta belleza se nos aparece en la humildad del pesebre. Hoy, como entonces, lo celebramos con un espíritu de esperanza.
Discurso íntegro del Papa
Queridos artistas y amigos, ¡buenos días!
Un cordial saludo a todos y un “gracias” por estar aquí. Este año las luces algo tenues de la Navidad son motivo de oración y recuerdo de las muchas personas que han sufrido y están sufriendo a causa de la pandemia. En esta situación hemos sentido aún más fuertemente la interdependencia que nos une a todos. Este encuentro me da la oportunidad de compartir con vosotros algunas reflexiones sobre el arte y su papel en un momento tan crítico de la historia.
En la creación artística podemos reconocer tres movimientos. El primer movimiento es el de los sentidos, capturados por el asombro y maravilla. Esta dinámica inicial, exterior, estimula otras más profundas.
El segundo movimiento, en efecto, alcanza la interioridad de la persona. Una composición de colores o palabras o sonidos tiene el poder de llegar al alma humana. Despierta recuerdos, imágenes, sentimientos...
Pero el movimiento generativo del arte no se detiene aquí. Hay un tercer aspecto: la percepción y la contemplación de la belleza genera un sentido de esperanza, que también se irradia al mundo circundante. En este punto, el movimiento exterior e interior se fusionan y, a su vez, repercuten en las relaciones sociales: generan la empatía capaz de comprender al otro, con el que tenemos tanto en común. Es una nueva socialidad, no sólo vagamente expresada sino percibida y compartida.
Este triple movimiento de asombro, de descubrimiento personal y de compartición produce una sensación de paz, que —como atestigua San Francisco de Asís— nos libera de todo deseo de dominio sobre los demás, nos hace comprender las dificultades de los últimos y nos empuja a vivir en armonía con todos[1]. Una armonía que está vinculada con la belleza y la verdad.
Este vínculo es muy rico en referencias en la tradición judía y cristiana. El libro del Génesis —al narrar a obra creadora de Dios— subraya que frente a las criaturas «vio Dios que era bueno» (Gn 1,12.18.25). El adjetivo “bueno” en hebreo tiene un significado mucho más amplio y también puede traducirse como “armonioso”[2]. La creación nos sorprende con su esplendor y variedad y, al mismo tiempo, nos hace comprender nuestro papel en el mundo ante tanta grandeza.
Los artistas son conscientes de ello y —como escribía San Juan Pablo II— sienten «dentro de sí mismos esta especie de destello divino, que es la vocación artística» y están llamados «a no malgastar ese talento, sino a desarrollarlo, desarrollarlo para ponerlo al servicio del prójimo y de toda la humanidad»[3].
En su famoso mensaje del 8 de diciembre de 1965, al concluir el Concilio Vaticano II, San Pablo VI decía que los artistas estaban «prendados de la belleza» [4] y afirmaba que el mundo «tiene necesidad de la belleza para no caer en la desesperanza»[5]. También en el desconcierto causado por la pandemia, vuestra creatividad puede generar luz. La crisis ensancha «las sombras de un mundo cerrado» (cf. Encíclica Fratelli tutti, 9-55) y parece oscurecer la luz de lo divino, de lo eterno. No cedamos a este engaño. Busquemos la luz de la Natividad que rasga la oscuridad del dolor y de las tinieblas.
Me dirijo a vosotros, queridos artistas, que sois de manera especial «guardianes de la belleza del mundo»[6]. Os agradezco vuestra solidaridad, que en estos tiempos resalta todavía más. La vuestra es una vocación alta y exigente, que requiere «manos puras y desinteresadas»[7] para transmitir la verdad y la belleza. Ambas infunden alegría en nuestros corazones y son un «fruto precioso que resiste la usura del tiempo, que une las generaciones y las hace comunicarse en la admiración»[8]. Hoy como entonces, esta Belleza se nos muestra en la humildad del Pesebre. Hoy, como entonces, la celebramos con un espíritu de esperanza.
Expreso mi agradecimiento a las Misiones de Don Bosco y a las Scholas Occurrentes por el compromiso y el espíritu de servicio con que responden a la emergencia educativa y sanitaria, a través de sus proyectos inspirados en el Global Compact on Education.
Gracias de nuevo; gracias y los mejores deseos de un buen concierto! Gracias.
[1] Cf. Cart. Enc. Fratelli tutti (3 de octubre de 2020), 4.
[2] Cf. Discurso a los participantes en el Encuentro Mundial "Yo puedo", 30 de noviembre de 2019.
[3] Carta a los artistas (4 de abril de 1999), 3.
[4] Mensaje a los artistas (8 de diciembre de 1965), 1.
[5] Ibid., 4.
[6] San Pablo VI, Mensaje a los artistas (8 de diciembre de 1965), 5.
[7] Ibid.
[8] Ibid.