"Ha sido una peregrinación de oración, una peregrinación a las raíces, una peregrinación de esperanza" El Papa glosa su visita a Eslovaquia: “En el continente europeo, la presencia de Dios se diluye en el consumismo y en los 'vapores' de un pensamiento único”
“Después de este viaje, en mi corazón hay un gran 'gracias'”
“En los cantos sentí vibrar el corazón del santo pueblo fiel, forjado por muchos sufrimientos padecidos por la fe”
“Fue conmovedor compartir la fiesta de la comunidad gitana: una fiesta sencilla, que sabía a Evangelio”
“El futuro será de esperanza si será juntos”
“Fue conmovedor compartir la fiesta de la comunidad gitana: una fiesta sencilla, que sabía a Evangelio”
“El futuro será de esperanza si será juntos”
El Papa Francisco dedicó la audiencia de los miércoles a glosar su reciente viaje a Budapest y, sobre todo, a Eslovaquia, que definió como “una peregrinación de oración, una peregrinación a las raíces, una peregrinación de esperanza”. Una esperanza que sintió en los ojos dre los jóvenes y en los cantos del pueblo fil, así como en la fiesta con la comunidad gitana. Y eso a pesar de que “en el continente europeo, la presencia de Dios se diluye en el consumismo y en los 'vapores' de un pensamiento único fruto de la mezcla de viejas y nuevas ideologías”.
Texto compleo de la catequesis del Papa
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Hoy quisiera hablaros del viaje apostólico que realicé a Budapest y Eslovaquia, y que terminó precisamente hace una semana, el miércoles pasado. Lo resumiría así: ha sido una peregrinación de oración, una peregrinación a las raíces, una peregrinación de esperanza.
1.La primera etapa fue a Budapest, para la Santa Misa conclusiva del Congreso Eucarístico Internacional, aplazada exactamente un año debido a la pandemia. Fue grande la participación en esta celebración. El pueblo santo de Dios, en el día del Señor, se ha reunido ante el misterio de la Eucaristía, del cual continuamente es generado y regenerado. Era abrazado por la Cruz que sobresalía sobre el altar, mostrando la misma dirección indicada por la Eucaristía, es decir la vía del amor humilde y desinteresado, del amor generoso y respetuoso hacia todos, de la fe que purifica de la mundanidad y conduce a la esencialidad.
Y la peregrinación de escucha concluyó en Eslovaquia en la Fiesta de María Dolorosa. También allí, en Šaštín, ante el Santuario de la Virgen de los Siete Dolores, un gran pueblo de hijos llegó para la fiesta de la Madre, que es también la fiesta religiosa nacional. Así mi peregrinación fue de oración en el corazón de Europa, iniciado con la adoración y concluido con la piedad popular.
Porque a esto es a lo que sobre todo está llamado el Pueblo de Dios: adorar, rezar, caminar, peregrinar, hacer penitencia, y en esto sentir la paz, la alegría que nos da el Señor. Y esto tiene una particular importancia en el continente europeo, donde la presencia de Dios se diluye en el consumismo y en los “vapores” de un pensamiento único fruto de la mezcla de viejas y nuevas ideologías. También en tal contexto, la respuesta que sana viene de la oración, del testimonio, del amor humilde.
Es lo que vi en el encuentro con el pueblo santo de Dios: un pueblo fiel, que sufrió la persecución ateísta. Lo vi también en los rostros de nuestros hermanos y hermanas judíos, con los cuales recordamos la Shoah. Porque no hay oración sin memoria.
2.Segundo aspecto: este viaje ha sido una peregrinación a las raíces. Encontrando a los hermanos obispos, tanto en Budapest como en Bratislava, pude tocar con la mano el recuerdo agradecido de estas raíces de fe y de vida cristiana, vívido en el ejemplo luminoso de testigos de la fe, como los cardenales Mindszenty y Korec, como el beato obispo Pavel Peter Gojdič. Raíces que descienden en profundidad hasta el siglo IX, hasta la obra evangelizadora de los santos hermanos Cirilo y Metodio, que han acompañado este viaje como una presencia constante.
Percibí la fuerza de estas raíces en la celebración de la Divina Liturgia en rito bizantino, en Prešov, en la fiesta de la Santa Cruz. En los cantos sentí vibrar el corazón del santo pueblo fiel, forjado por muchos sufrimientos padecidos por la fe. En más de una ocasión insistí en el hecho de que estas raíces están siempre vivas, llenas de la savia vital que es el Espíritu Santo, y que como tales deben ser custodiadas: no como exposiciones de museo, no ideologizadas e instrumentalizadas por intereses de prestigio y de poder, para consolidar una identidad cerrada. No. ¡Esto significaría traicionarlas y esterilizarlas!
Cirilo y Metodio no son para nosotros personajes para conmemorar, sino modelos a imitar, maestros de los que aprender siempre el espíritu y el método de la evangelización, como también el compromiso civil – durante este viaje en el corazón de Europa pensé a menudo en los padres de la Unión Europea -. Así entendidas y vividas, las raíces son garantía de futuro: de ellas brotan gruesas ramas de esperanza.
3.Y aquí el tercer aspecto de este viaje: ha sido una peregrinación de esperanza. He visto mucha esperanza en los ojos de los jóvenes, en el inolvidable encuentro en el estadio de Košice. Especialmente en tiempo de pandemia, este momento de fiesta fue un signo fuerte y alentador, también gracias a la presencia de numerosas parejas jóvenes, con sus hijos.
Como fuerte y profético es el testimonio de la beata Anna Kolesárová, joven eslovaca que a costa de su vida defendió la propia virginidad contra la violencia: un testimonio más actual que nunca, lamentablemente, porque la violencia sobre las mujeres es una llaga abierta.He visto esperanza en muchas personas que silenciosamente, se ocupan y se preocupan del prójimo. Pienso en las Hermanas Misioneras de la Caridad del Centro Belén en Bratislava, que acoge a personas sin hogar. Pienso en la comunidad gitana y en los que se comprometen con ellos por un camino de fraternidad y de inclusión. Fue conmovedor compartir la fiesta de la comunidad gitana: una fiesta sencilla, que sabía a Evangelio.
Queridos hermanos y hermanas, esta esperanza se realiza, se hace concreta solo si se declina con otra palabra: juntos. En Budapest y en Eslovaquia nos hemos encontrado juntos con los diferentes ritos de la Iglesia católica, juntos con los hermanos de otras confesiones cristianas, juntos con los hermanos judíos, juntos con los creyentes de otras religiones, juntos con los más débiles. Este es el camino, porque el futuro será de esperanza si será juntos. Después de este viaje, en mi corazón hay un gran “gracias”. Gracias a los obispos y a las autoridades civiles; gracias a todos los colaboradores en la organización; gracias a los muchos voluntarios; gracias a cada uno de los que han rezado. Por favor, añadid aún una oración, para que las semillas esparcidas durante el viaje den buenos frutos.
Saludo del Papa en español
Queridos hermanos y hermanas:
El miércoles pasado regresé del Viaje Apostólico a Budapest y Eslovaquia. Fue una peregrinación de oración, un tiempo de gracia para ir a las raíces de la vida cristiana y una ocasión para renovar la esperanza.
La oración comenzó en Budapest, en la Misa de clausura del Congreso Eucarístico Internacional, con la adoración a Jesús Sacramentado, y se concluyó con la Fiesta de la Virgen Dolorosa en Šaštin. El agradecimiento por nuestras raíces cristianas estuvo acompañado del ejemplo de los santos Cirilo y Metodio, y otros testigos de la fe, que son un modelo a imitar en nuestra misión evangelizadora.
Además, durante este Viaje he visto esperanza en los rostros de tantos jóvenes y de tantas familias; en la mirada de muchos consagrados que se comprometen en favor de los más necesitados; y en los encuentros con los hermanos de otras confesiones cristianas y de otras religiones. Este es el camino de la fraternidad, construir juntos el futuro con esperanza.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española que participan en esta Audiencia, en particular a la comunidad del Colegio Mexicano. Doy gracias al Señor y a todos los que han hecho posible este Viaje, también a ustedes que me acompañan diariamente con su oración, y les pido que sigan rezando para que las semillas esparcidas durante esos días den buenos frutos. Que Dios los bendiga. Muchas gracias.
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