"La maternidad de María hace el milagro de llevar la fe a los corazones un poco incrédulos de los prelados" El Papa pone en guardia ante "la utilización del misterio guadalupano por ideologías"

Misa de fiesta en honor de la Virgen de Guadalupe, la señora del Tepeyac que enamora a toda la Patria Grande, presidida por el Papa Francisco y cooficiada por el cardenal Prevost, prefecto de los Obispos y obispo emérito de la diócesis peruana de Chiclayo. Entre los concelebrantes, el sustituto de la Secretaría de Estado, el venezolano Peña Parra, o el canadiense cardenal Ouellet, entre los 14 cardenales, los 14 obispo y los 350 curas presentes.

El Papa llega en su ya clásica silla de ruedas y se para con unos niños, para hacerle unos regalos. La Basílica repleta de fieles y de muchos curas latinoamericanos. Los cantos en castellano, como corresponde en el día de la Emperatriz de las Américas. La primera lectura en portugués. Las demás lecturas, en castellano. La homilía del Papa breve, pero profunda: 

Texto íntegro de la homilía papal

“Miramos a la Virgen de Guadalupe, embarazada, que anuncia el nacimiento del Salvador, embarazada como madre. ¡Con qué ternura le dice al indio! No tengas miedo, acaso no estoy yo aquí, que soy tu madre. Se revela la maternidad de María.

Y sobre este misterio de Guadalupe, que lamentablemente tantas ideologías han querido derivar para sacar provecho ideológico. Sobre este misterio de Guadalupe, me vienen en mente tres cosas. Cosas sencillas, pero que hacen el mensaje: La tilma, la madre y la rosa. Cosas muy sencillas.

La maternidad de María queda grabada en esa tilma. En esa tilma sencilla. La maternidad de María se muestra con la belleza, la belleza de las rosas que el indio encuentra y lleva. Y la maternidad de María hace el milagro de llevar la fe a los corazones un poco incrédulos de los prelados.

La tilma, la rosa, el indio. Todo lo que se diga del misterio guadalupano, más allá de esto, es mentira. Es querer usarlo para ideologías. El misterio guadalupano es para venerarla a Ella. Y para sentir en nuestros oídos:  “Acaso no estoy yo aquí, que soy tu madre”. Y eso escucharlo en los momentos de la vida. Los diversos momentos difíciles de la vida y los momentos felices de la vida. Los momentos cotidianos de la vida. “No tengas miedo. Acaso yo no estoy aquí, que soy tu madre”.

Y este es todo el mensaje guadalupano. Lo demás son ideologías. Nos vamos con la imagen de la señora en la tilma del indio. Y escuchando como en una cantinela que con voz repetitiva nos dice: “No tengas miedo. Acaso no estoy yo aquí, que soy tu madre”. Que así sea.