Desea unas vacaciones “de descanso y contacto con la naturaleza”, sin olvidar “la dimensión espiritual” El Papa se solidariza con “el pueblo de Nicaragua que sufre por el atentado a la catedral de Managua”

La Sangre de Cristo, calcinada
La Sangre de Cristo, calcinada

Francisco pide a “todos los líderes políticos y económicos se relance el trabajo”

“Sin trabajo, las familias y la sociedad no pueden seguir adelante”

"Con ese gesto Jesús manifiesta su poder, pero no de forma espectacular, sino como señal de la caridad, de la generosidad de Dios Padre hacia sus hijos cansados y necesitados"

"Cabe señalar el vínculo estrecho entre el pan eucarístico, alimento para la vida eterna, y el pan cotidiano, necesario para la vida terrena"

"A veces se contrapone espíritu y materia, pero en realidad el espiritualismo, como el materialismo, es ajeno a la Biblia"

"La compasión, la ternura que Jesús ha mostrado respecto a la multitud no es sentimentalismo, sino la manifestación concreta del amor que se hace cargo de las necesidades de las personas"

"La lógica de Dios: la lógica del hacerse cargo del otro, la lógica de no mirar para otro lado ni lavarse las manos. Eso de que se las arreglen no entra en la lógica cristiana"

En el primer ángelus del mes de agosto, desde la cátedra de la ventana, el Papa Francisco se solidariza con “el pueblo de Nicaragua que sufre por el atentado a la catedral de Managua”, desea unas vacaciones “de descanso y contacto con la naturaleza”, sin olvidar “la dimensión espiritual” y pide a “todos los líderes políticos y económicos se relance el trabajo”. Y señala la pobreza y el paro como los dos "grandes problemas de la postpandemia" y, para sortearlos, hay que utilizar la solidaridad. Glosando el pasaje del Evangelio de la multiplicación, explica la lógica de Dios, que es "la lógica del hacerse cargo del otro, la lógica de no mirar para otro lado ni lavarse las manos. Eso de que se las arreglen no entra en la lógica cristiana"

Las palabras del Papa en la oración del Ángelus

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días! El Evangelio de este domingo nos presenta el milagro de la multiplicación de los panes (cfr Mt 14,13-21). La escena se desarrolla en un lugar desierto, donde Jesús se había retirado con sus discípulos. Pero la gente lo alcanza para escucharlo y hacerse curar: sus palabras y sus gestos sanan y dan esperanza. Al caer el sol, la multitud está todavía allí, y los discípulos, hombres prácticos, invitan a Jesús a despedirse de ellos para que puedan ir a buscar comida. Pero Él responde: «Dadles vosotros de comer» (v. 16). ¡Imaginamos las caras de los discípulos! Jesús sabe bien lo que va a hacer, pero quiere cambiar la actitud de ellos: no decir “que se las arreglen”, sino “¿qué nos ofrece la Providencia para compartir?”. Dos actitudes contrarias y Jesús quiere llevarlos a la segunda actitud. La primera, práctica, pero no generosa. Jesús piensa de otro modo. Jesús, a través de esta situación, quiere educar a sus amigos de ayer y de hoy en la lógica de Dios: la lógica del hacerse cargo del otro, la lógica de no mirar para otro lado ni lavarse las manos. Eso de que se las arreglen no entra en la lógica cristiana.

Multiplicación de los panes

Apenas uno de los Doce dice, con realismo: «No tenemos aquí más que cinco panes y dos peces», Jesús responde: «Traédmelos acá» (vv. 17-18). Toma esa comida entre sus manos, levanta los ojos al cielo, pronuncia la bendición e inicia a partir y a dar las porciones a los discípulos para distribuirlas. Y esos panes y esos peces no terminan, basta y sobra para miles de personas.

Con ese gesto Jesús manifiesta su poder, pero no de forma espectacular, sino como señal de la caridad, de la generosidad de Dios Padre hacia sus hijos cansados y necesitados. Él está inmerso en la vida de su pueblo, comprende los cansancios y los límites, pero no deja que ninguno se pierda o falte: nutre con su Palabra y dona alimento abundante para el sustento.

En este pasaje evangélico es evidente la referencia a la Eucaristía, sobre todo donde describe la bendición, la fracción del pan, la entrega a los discípulos, la distribución a la gente (v. 19). Cabe señalar el vínculo estrecho entre el pan eucarístico, alimento para la vida eterna, y el pan cotidiano, necesario para la vida terrena. Antes de ofrecerse a sí mismo como Pan de salvación, Jesús se preocupa por el alimento para aquellos que lo siguen y que, por estar con Él, se han olvidado de hacer provisiones. A veces se contrapone espíritu y materia, pero en realidad el espiritualismo, como el materialismo, es ajeno a la Biblia. No es un lenguaje de la Biblia.

Jesús nos ha enseñado a pedir cada día el pan cotidiano: no hay contraposición entre el pan necesario para vivir y el pan que es la Eucaristía. Es más, el contraste nace si nos acercamos al Sacramento olvidando a los hermanos que están privados de lo necesario. La compasión, la ternura que Jesús ha mostrado respecto a la multitud no es sentimentalismo, sino la manifestación concreta del amor que se hace cargo de las necesidades de las personas. Estamos llamados a acercarnos a la celebración eucarística con estas mismas actitudes de Jesús: compasión de las necesidades de los otros, confianza en el amor providencial del Padre y valiente compartir. Cuando Jesús ve un problema, tiene compasión. No es un sentimiento puramente material. Es partir-con, cargar con el dolor del otro. Nos hará bien preguntarnos: ¿Tengo compasión de la gente que sufre? ¿Soy capaz de padecer con ellos o miro para otro lado? No olviden la palabra compasión.

María Santísima nos ayude a recorrer el camino que el Señor nos indica en el Evangelio de hoy. Es el recorrido de la fraternidad, que es esencial para afrontar las pobrezas y los sufrimientos de este mundo, y que nos proyecta más allá del mundo mismo, porque es un camino que inicia en Dios y a Dios vuelve.

Vacaciones de verano: imposible aburrirse
Vacaciones de verano: imposible aburrirse

Palabras del Papa después del ángelus

Queridos hermanos y hermanas, pienso en el pueblo de Nicaragua que sufre por el atentado a la catedral de Managua, donde ha sido muy dañada - casi destruida - la imagen tan venerada de Cristo, que ha acompañado y sostenido durante siglos la vida del pueblo fiel. Queridos hermanos me siento cercano a vosotros y rezo por vosotros.

Desde ayer y hasta la medianoche de hoy existe el "Perdón de Asís", el regalo espiritual que San Francisco obtuvo de Dios por la intercesión de la Virgen María. Es una indulgencia plenaria que se puede recibir acercándose a los Sacramentos de la Confesión y la Eucaristía y visitando una parroquia o iglesia franciscana, recitando el Credo, el Padre Nuestro y rezando por el Papa y sus intenciones. La indulgencia también se puede ofrecer por una persona fallecida. ¡Qué importante es poner el perdón de Dios en el centro, lo que "genera el paraíso" en nosotros y a nuestro alrededor!

¡Saludo con afecto a los aquí presentes, romanos y peregrinos!

Y extendiendo mis pensamientos a todos los que están conectados, espero que durante este tiempo muchos puedan vivir unos días de descanso y contacto con la naturaleza, en los que también se pueda recargar la dimensión espiritual. Al mismo tiempo, espero que, con el compromiso convergente de todos los líderes políticos y económicos, se relance el trabajo: sin trabajo, las familias y la sociedad no pueden seguir adelante. Recemos por esto. Es y será un problema de la postpandemia: la pobreza y el paro. Necesitamos mucha solidaridad, para resolver este problema.

Les deseo a todos un buen domingo. Por favor, no se olviden de rezar por mí. ¡Que tengan un buen almuerzo y adiós!

El perdón de Asís

Volver arriba