Al prologar "La Iglesia en China" de Antonio Spadaro Pietro Parolin convoca a "escribir una página nueva para el futuro de la Iglesia en China"
Considera que el acuerdo provisorio de 2018 es un "punto de partida" en el diálogo
La Iglesia del gigante asiático necesita "unidad, confianza y un nuevo impulso pastoral"
"Estamos llamados a hacer memoria y, juntos, escribir una nueva página para el futuro de la Iglesia en China"
"Estamos llamados a hacer memoria y, juntos, escribir una nueva página para el futuro de la Iglesia en China"
Hernán Reyes Alcaide, corresponsal en el Vaticano
El secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, consideró que el acuerdo provisorio de 2018 es un "punto de partida" en el diálogo, al prologar una publicación de "La Civilta Cattolica" que reúne trabajos sobre la Iglesia en el gigante asiático y que será presentado por el premier italiano Giuseppe Conte y el negociador de la Santa Sede con Pekín, Claudio Maria Celli.
El secretario de Estado vaticano Pietro Parolin le dio un importante apoyo al diálogo iniciado entre la Santa Sede y China al considerar que el acuerdo firmado el año pasado para la designación de obispos "es un punto de partida", para un camino en el que la Iglesia del gigante asiático necesita "unidad, confianza y un nuevo impulso pastoral".
Parolin enfatizó la importancia del acercamiento bilateral al prologar "La Iglesia en China", una recopilación de Antonio Spadaro con artículos de la revista cultural más importante de Italia sobre la historia de las relaciones entre China y la Santa Sede, que llegará a librerías el martes 19 y que será presentada a lo grande el 25 de marzo con la presencia de Conte y, por primera vez, la participación pública del negocaidor vaticano Celli.
Parolin enmarcó su escrito "entre la continuidad eclesial y el impulso pastoral hacia el futuro" como claves.
"Estas dos coordenadas adquieren una importancia vital sobre todo hoy, cuando, sin descuidar el tesoro espiritual de las comunidades católicas locales y, especialmente, asumiendo el grave sufrimiento y el malentendido experimentado por los católicos chinos durante muchos años, estamos llamados a hacer memoria y, juntos, escribir una nueva página para el futuro de la Iglesia en China", planteó el cardenal italiano.
"La Iglesia, de hecho, siempre ha reconocido y respetado las peculiaridades y la riqueza de la civilización y la historia china", afirmó Parolin.
"E incluso hoy, como hace cien años, el caso chino muestra que para enfrentar el desafío de la evangelización hace falta, ante todo, restablecer la unidad de la Iglesia", agregó el secretario de Estado, antes de destacar los "importantes avances" logrados recientemente a partir del acuerdo de septiembre de 2018.
En esa dirección, Parolin se refirió a la "plena comunión" alcanzada por los siete obispos que habían sido ordenados sin mandato pontificio. hasta hace pocos no reconocidos por Roma y a la histórica participación de dos obispos del gigante asiático en el último Sïnodo dedicado a la Juventud en octubre de 2018.
"La Iglesia en China tiene necesidad de unidad, tiene necesidad de confianza y de un nuevo impulso pastoral", sentenció el purpurado, miembro del C6.
De todos modos, Parolin recordó que "todavía están abiertos" muchos problemas para la Iglesia en China, aunque se mostró confiado en que el acuerdo de 2018 es "un punto de partida más que de llegada".
"En particular, el camino de la unidad aún no se ha completado por completo y la reconciliación total entre los católicos chinos y sus respectivas comunidades hoy en día representa un objetivo prioritario. Por lo tanto, es más necesario que nunca que comience a progresar progresivamente un camino serio de purificación de la memoria en China", pidió Parolin.
Siguiendo la línea lanzada por el acuerdo de 2018, el secretario de Estado reconoció que "preocupada por las divisiones y conflictos que atraviesa el mundo globalizado, la Santa Sede espera poder colaborar con China para promover la paz, enfrentar los graves problemas ambientales actuales, facilitar el encuentro entre culturas y favorecer la paz aspirando al bien de la humanidad".
"Incluso hoy en día la Iglesia no olvida el sacrificio de tantos de sus hijos en China, pero mirando su ejemplo, se preguntan acerca de maneras más apropiadas de llegar a aquellos que aún no conocen la Buena Nueva y esperan un testimonio superior de los que se reconocen cristianos", planteó luego.