El obispo de Lleida está en la Ciudad Eterna para el Jubileo del Mundo de la Comunicación Salvador Giménez: "La actitud de los peregrinos que están en Roma nos interpela sobre cómo vivir nuestra fe"
"El Concilio Vaticano II, que también se respiró en este ambiente hace ya unos años, nos reclamaba lo que el Jubileo nos pide ahora"
"Debemos mirar hacia adentro, todos los cristianos, para darnos cuenta de que no todo es negativo en este mundo y que Dios nos abre caminos para acercarnos a los demás"
"El Papa sabe bien que yo voy a trabajar hasta la última hora de mi ejercicio pastoral, hasta que decida asignarme un relevo”
"El Papa sabe bien que yo voy a trabajar hasta la última hora de mi ejercicio pastoral, hasta que decida asignarme un relevo”
| Xavier Pete
(Flama).- En Lleida, durante los meses de invierno no se suelen tener jornadas tan primaverales como las que acogen esta semana, en Roma, el Jubileo del Mundo de la Comunicación, el primer gran evento jubilar que se celebra después de la apertura de las Puertas Santas de la Ciudad Eterna por parte del papa Francisco.
Por eso, este pasado viernes el obispo leridano Salvador Giménez aprovechaba un tiempo libre que tenía en su agenda personal para pasearse por la Vía della Conciliazione y “disfrutar, como un peregrino más, de uno de los espacios más significativos y con más calidez humana del mundo”, tal y como definía este entorno, que ha visitado en incontables ocasiones. "Tantas, que he perdido la cuenta en mis 76 años", decía.
El mismo día que se celebraba la veneración de San Francisco de Sales, patrón de los periodistas, Giménez, uno de los obispos que más cargos sigue ocupando en el terreno de los medios de comunicación articulados por la Iglesia —desde el Episcopado catalán y desde la Conferencia Episcopal Española— se detenía en uno de los bancos de una de las avenidas más frecuentadas en Roma. Lo hacía entre turistas, carabineros y voluntarios que hacen posible un corredor, creado especialmente a lo largo de la Vía della Conciliazione, donde grupos de fieles protagonizan una imagen que ya es una de las más habituales en Roma con motivo del Jubileo 2025.
“Esta es una escena que nos hace pensar en la fe que queremos seguir viviendo y que deseamos compartir externamente”, reconocía el obispo, para quien "el Concilio Vaticano II, que también se respiró en este ambiente hace ya unos años, nos reclamaba lo que el Jubileo nos pide ahora". Y se explica: “Por un lado, debemos mirar hacia adentro, todos los cristianos, para darnos cuenta de que no todo es negativo en este mundo y que Dios nos abre caminos para acercarnos a los demás; y, por otro, se puede vivir la esperanza de puertas hacia fuera, más allá del testimonio, y dejar patente que no todo deben ser guerras, sufrimiento, muertes ni polarizaciones sociales”.
"Dios decidirá cómo terminará mi ministerio episcopal"
Siguiendo el ejemplo del Papa, el primer pontífice que abría una Puerta Santa con motivo del Año Jubilar en una cárcel -la de Rebibbia, en Roma, con 1.500 reclusos-, Giménez decidía hacer lo mismo y convertir la capilla del Centro Penitenciario de Poniente de Lleida en un templo jubilar. “Hay que sensibilizarse para que aquellas personas privadas de libertad también conozcan el motivo concreto de esta fiesta jubilar que resuena tanto en Roma”, añadía el prelado, que declaraba estar perfilando una jornada desde su Obispado para que los reclusos puedan saborear el Jubileo. “Un buen momento sería el día de Nuestra Señora de la Merced, patrona de las prisiones”, aseguraba un Giménez que este 2025 continuará en tiempo de descuento.
"Estoy, desde que cumplí los 75 años, en manos de Dios", sentenciaba este obispo, que ha puesto su cargo en disposición de Francisco, con quien volverá a verse con motivo de este jubileo dedicado a los comunicadores. “Él sabe bien que yo voy a trabajar hasta la última hora de mi ejercicio pastoral, hasta que decida asignarme un relevo”, acababa Salvador Giménez, que continuaba su jornada compartiendo micrófono, en la Sala Stampa, con Matteo Bruni, director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, y con un numeroso grupo de periodistas y delegados de los departamentos de comunicación de los obispados catalanes y españoles.