La coordinación
El primer objetivo señalado por el Papa fue la ‘coordinación’:“Es un objetivo noble reunir varias realidades para lograr un objetivo bien determinado”. “Coordinar no es una tarea fácil, -subrayó- requiere paciencia, visión, unidad de propósito y, sobre todo, la valorización de las identidades asociativas individuales, que deben ponerse al servicio del conjunto”. Recordando la importancia de “hacer fructificar los talentos y las capacidades en beneficio de todos, al servicio de la Iglesia en Italia”, los animó a “mirar al futuro con confianza, dispuestos también a emprender caminos diferentes e innovadores. El camino recorrido en estos veinticinco años les ofrece ya un buen bagaje de experiencia para poder seguir mejorando el trabajo de coordinación”.
El cambio
Un segundo objetivo es el ‘cambio’. Recordando que estamos viviendo no simplemente una época de cambio, sino “un cambio de época”, Francisco instó a no “tener miedo a dejarse interpelar por los retos y las oportunidades que el tiempo presente propone. En esto deberían ser expertos: ¡expertos del cambio!”, enfatizó. El cambio, para ser abordado y gestionado de forma fructífera, requiere una buena capacidad educativa y formativa, observó el Papa, invitando a mirar, en particular, a las nuevas generaciones:
"Estén atentos, porque cambiar no significa secundar las modas del momento, sino convertir la propia forma de ser y de pensar, partiendo de la actitud de estupor ante lo que no cambia y, sin embargo, ¡siempre es nuevo! Estupor que es el antídoto contra la costumbre repetitiva y la autorreferencialidad. El estupor te lleva adelante, te hace cambiar, te hace caminar", señaló el Papa.
Encuentro, escucha y palabra
El tercer objetivo es un tríptico: 'encuentro, escucha y palabra'. “Una especie de "a-b-c" del buen comunicador, porque es la dinámica que sustenta toda buena comunicación”, afirmó el Santo Padre, precisando que el encuentro con el otro “significa abrir el corazón, sin ficciones, a quien tenemos delante”, es el “requisito previo al conocimiento”. “Si no hay encuentro, no hay comunicación" y “para que haya encuentro se necesita sinceridad”. Recordando que menudo permanecemos “impermeables” a la realidad de quien tenemos delante, indicó:
"Por el contrario, se trata de aprender a hacer silencio, en primer lugar dentro de uno mismo, y a respetar al otro: respetarlo no de manera formal, sino de hecho, escuchándolo, porque cada persona es un misterio. La escucha es el ingrediente indispensable para que haya un diálogo verdadero. Sólo después de escuchar llega la palabra", añadió.
“Que su trabajo sea siempre guiado por estas acciones”, expresó el Papa invitándolos a poner “siempre la atención en los sustantivos, es decir, en las personas más que en los adjetivos que distraen”.
El camino sinodal
Cuarto, el camino sinodal. Francisco recordó que la Iglesia, también en Italia, está recorriendo un camino, un proceso que forma parte del iniciado el año pasado a nivel universal, y que continuará hasta 2024. “Caminar de forma sinodal significa vivir plenamente la eclesialidad. Tal como enseñó el Concilio Vaticano II, que hace sesenta años daba sus primeros pasos” recordó el Papa, exhortando a los presentes a “aportar su contribución específica a este camino de la Iglesia en Italia”.
"Como asociaciones nacionales, son lugares en los que cada día conceptos y las teorías se miden con la fatiga y la esperanza de las mujeres y los hombres. Esta fraternidad de vida puede abrir una ventana importante en un momento de gran conflicto. Que puedan ser, en su compromiso diario, testigos y tejedores de comunión", aseguró el Pontífice.
Concluyendo su discurso, el Pontífice los encomendó a san Francisco de Sales, “patrono de los periodistas y comunicadores”, y al beato Carlo Acutis, “que nos muestra la importancia de ser creativos e ingeniosos en el mundo de la comunicación digital”. Finalmente los bendijo y les aseguró su oración.
Boletín gratuito de Religión Digital
QUIERO SUSCRIBIRME